Vivienda pública, sí
En alquiler o en propiedad, es un derecho individual regulado en el artículo 47 de la Constitución de 1978: el Estado debe promover una vivienda digna y adecuada. La competencia la tienen en exclusiva las Comunidades Autónomas, aunque las del PP no están haciendo nada, porque no quieren hacer nada. Eso sí, han propuesto, junto a la jefa del PP, recuperar la burbuja inmobiliaria del gran neoliberal Aznar, regalar suelo público (de las españolas y españoles) a empresarios de ideología idéntica y recibir por navidad donaciones.
No debe plantearse como un negocio la construcción de vivienda pública y tampoco regalos fiscales a quienes más dinero poseen como pretenden el PP y sus camaradas.
No es verdad que se hicieran viviendas públicas y que se construyeron millones hasta el final de la dictadura, pero no les quedada otro remedio al dictador y su propia familia, que hoy posee inmensas propiedades de aquellos negocios que desde el régimen se promocionaron para enriquecer a unos cuantos amigos de Franco y el propio dictador. Era amigo de lo ajeno y de recibir regalos de todo tipo de sus admiradores, del entorno, a cambio de beneficiarse de las políticas fascistas de Franco.
Se planificó la dictadura española construyendo vivienda para los adictos al régimen, beneficiando a quienes cantaban el 'Cara al sol'
El sector público como tal no existía, pero sí existía el negocio planificado por el régimen a partir de la creación del Instituto de la Vivienda con la plaquita del yugo y las flechas, como se diseñó a finales de 1939. Se planificó la dictadura española construyendo vivienda para los adictos al régimen, beneficiando a quienes cantaban el Cara al sol y chivateaban contra sus conciudadanos.
Desde 1955 llegaron los ministros dictadores del Opus Dei, que pasaron de la economía autárquica de la dictadura, dando pasos al aperturismo al exterior y a aprovechar el boom del turismo, que hizo lo demás. La élite del Opus y las familias más incondicionales del franquismo se hicieron millonarias a costa de la construcción en cualquier rincón de España, hasta la muerte en la cama del dictador, agonizando, sin respetar las normas y sin planificar las construcciones en base a las leyes especializadas de arquitectura y sin planes urbanísticos, el negocio se impuso y el régimen cegó la transparencia y ocultó las anomalías legales para beneficiar sus intereses particulares. No es verdad que Franco hiciera viviendas para quienes más lo necesitaban.
No es verdad que Franco hiciera viviendas para quienes más lo necesitaban
El éxodo del medio rural a la ciudad para sofocar el hambre generó el chabolismo y se crearon guetos de supervivencia en las grandes ciudades ante el abandono del régimen franquista, que ocultó estratégicamente la pobreza permanente y el hambre de la mayoría de las españolas y españoles, con la salvedad de los obispos, cardenales que llevaron bajo palio al sátrapa Franco y esas familias adictas al régimen que se enriquecieron. Obviaron que eran seres humanos excluidos y sin vivienda pública. No es verdad que proporcionaran vivienda pública, el régimen obligó a migrar a las familias pobres y sin recursos, escurriendo el bulto de sus obligaciones sociales y humanas, de manera que no tenía que socorrer ni ayudar al pueblo.
Ignoraron la pobreza absoluta de las españolas y españoles y el hambre que sufrió en pueblo español, “buenas personas”, humildes y pobres. Potenciaron el analfabetismo para mantener la ignorancia de los abusos y del enriquecimiento injusto de los patrocinadores de Franco y las empresas, sin olvidar a los del crucifijo que engordaron el patrimonio inmobiliario.
La falta de vivienda es permanente desde aquella época maldita hasta hoy. El Gobierno de España va por buen camino y tiene la obligación de materializarlo.
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Victorio Martínez Armero es socio de infoLibre.