Cine

‘Blind’, de la falta de imagen al origen de la imaginación

Fotograma de 'Blind', escrita y dirigida por Eskil Vogt.

"No sé por qué tuve la idea. Parece que la ceguera no está hecha para ser mostrada en el cine. ¿Qué clase de película sería? ¿Una pantalla a oscuras, y un buen montaje de sonido? No iría mucha gente a verla y seguramente no estaría hablando contigo". Para su ópera prima, el director noruego Eskil Vogt ha elegido un hueso duro de roer. El título de BlindBlind(que se estrena el 17 de julio en España) es elocuente: el filme explora el universo de una mujer que pierde la vista siendo ya adulta por una enfermedad genética no diagnosticada.  

Algo ha debido de salir bien, porque este colaborador de Joachim Trier (ha firmado el guion de Oslo, 31 de agosto y Louder Than Bombs junto al pariente del más conocido Lars) ha ganado, con su primera película, el premio al mejor guion en el festival de Sundance y el Label Europa Cinemas, que distingue a una película Europea digna de ser distribuida, en la Berlinale. El jurado de este último señaló su "interesante aproximación a la estructura narrativa" y su juego "con las nociones de fantasía y realidad". 

Porque, como aclara Vogt por teléfono desde su casa en el país nórdico, y en mitad de sus vacaciones, Blind no es una película sobre la cegueraBlind , aunque hayan colaborado con invidentes y entrenado con especialistas en movimiento para entender su día a día. Al menos, no lo es únicamente: "No es sobre alguien que haya sido ciego de nacimiento, sino alguien que puede imaginar una cierta luz, que puede imaginar el color azul y, si alguien le dice, 'Era azul verdoso', puede cambiar el color en su cabeza. Eso es como hacer cine, como estar en el cine". El tema, explica, es la creación, la tensión entre la ficción y lo real. 

De acuerdo con esta idea, en Blind hay dos planos narrativos. El primero, el de Ingrid, una mujer y que pierde la vista y que pasa los días encerrada en su apartamento. El segundo, el de Einar, un amigo del marido de Ingrid obsesionado con el porno online y con su vecina Elin. Ambos están al mismo nivel, hasta que el espectador descubre que, en realidad, el segundo forma parte de la trama de un libro que escribe Ingrid. "Lo que es interesante es que hablamos de realidad e imaginación, cuando las dos historias son ficticias", dice, divertido, el director.

A lo largo de la película, narrada desde el punto de vista de Ingrid, la realidad se transforma. El espectador presencia una escena: los dos amigos en un restaurante. Sin previo aviso, el fondo de uno de los comensales cambia. Ah, estamos en la imaginación de Ingrid. La mujer está convencida de que su marido se queda en casa para espiarla sin que ella se dé cuenta. Le vemos mirarla atentamente desde un sillón. Pero, ¿es eso real o forma parte de las obsesiones de Ingrid? Y, sobre todo, ¿no acaban teniendo las dos opciones el mismo peso?

Y, si el espectador se ve atrapado dentro de las fantasías de Ingrid, un aspecto clave de la película es el sexo. "Si hablamos de aspectos de la vida interior que se comparten con los demás, no podía faltar. Es parte de la vida interior del personaje, de la misma manera que lo es para mí. Estamos en en el territorio de sus deseos", explica Vogt. Esto, en una sociedad eminentemente visual, como deja ver el personaje de Einar y su adicción por el porno. Frente a eso, la sexualidad de Ingrid, que trata de seducir a través de lo que otros ven en ella sin que ella misma pueda verse, ni percibir el resultado de sus avances.  

El director noruego Eskil Vogt.

Esta inmersión en el subconsciente del personaje es uno de los motivos por el que Vogt no se reconoce en la frialdad que le achacan algunos críticos. "Creo que lo que se percibe como misterioso, a veces se explica como 'frío'. Prefiero esto, personalmente, a las películas donde hay muchos gritos, mucho melodrama", se defiende. La fotografía de Thimios Bakatakis (con trabajos como Canino, de Giorgos Lanthimos) acentúa ese ámbiente nórdico del filme. 

Y eso que el primerizo deja su parte más analítica para los trabajos con Joachim Trier. "Aunque nos conozcamos muchos, con él debo explicarme más, ser más concreto", confiesa. Aunque prepara ya un nuevo guion que dirigirá Trier, prepara también un nuevo trabajo como realizador. Su objetivo: el suspense. "Estamos acostumbrados a un cine de temblores de cámara, acción, explosiones. Pero a mí me interesa el modo de trabajar de Hitchcock, capaz de mantenerte en el borde de la silla sin grandes espectáculos".

En Blind pone en práctica ciertos trucos hitchcockianos (más allá del guiño a La ventana indiscreta de ese personaje obsesionado con la vecina de enfrente). El terror a la oscuridad, a lo que ocurre sin que lo veamos. Y el espectador se descubre conteniendo el aliento por una escena doméstica en un luminoso apartamento noruego. 

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