Libros

La censura vuelve, como las golondrinas

El escritor británico Martin Amis.

La censura y su prima hermana la autocensura, es cierto, no sen ha ido nunca, y en las líneas que siguen hay ejemplos abundantes que lo recuerdan. Sin embargo, algunos episodios recientes nos obligan a ponernos alerta ante unas tentaciones que creíamos si acaso propias de otros, pero desde luego desterradas y desacreditadas entre nosotros.

'Zona de interés'... pero menos

Los editores francés (Gallimard) y alemán (Hanser Verlag) de Martin Amis han decidido pasar de su última novela, The Zone of Interest, una sátira ambientada en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial que Jonathan Cape publicó en el Reino Unido el pasado mes de agosto y que saldrá en Estados Unidos (Knopf) el 30 de septiembre.

¿Las razones? En Francia no han dado explicaciones; aluden vagamente a motivos literarios que parecen esconder una incomodidad no ya con el tema, sino con la manera que Amis tiene de abordarlo.

Curiosamente, como señala Le Monde, la posibilidad de que una obra con su sello desatara la polémica no impidió a Gallimard, en 2006, publicar Les Bienveillantes, de Jonathan Littell, una novela sobre la destrucción de los judíos en Europa narrada en primera persona... por un nazi, Maximilien Aue.

En Alemania, Piero Salabè, el editor de Amis en Hanser Verlag, ha dicho que el rechazo tiene que ver tanto con el contenido del libro como con razones económicas, pero "no tiene nada que ver con el hecho de que el Holocausto sea un asunto sensible en Alemania".

¿Y el autor, qué? En declaraciones a The New York Times, Amis se ha confesado "sorprendido y decepcionado" por las reacciones de los editores continentales citados, los suyos de siempre.

Le gustará saber que, en España, Anagrama no recula, tiene comprados los derechos y encargada la traducción. Eso sí, nos toca esperar porque la obra no llegará a las librerías hasta el segundo semestre de 2015.

Dejà vu

Ni que decir tiene que el incidente trae a la memoria otros episodios parecidos en los que novelas publicadas en algunos países eran prohibidas en otros por razones de muy diversa índole, y para encontrar ejemplos basta con, si nos ponemos estupendos, recuperar el Index librorum prohibitorum, 1557-1966 (Índice de libros prohibidos) o, más pedestre, con echar un vistazo a cualquiera de las listas de obras maltratadas que circulan por la web: veremos desfilar ante nuestros ojos algunos de los autores y las obras más señeras de la literatura universal, e incluso títulos de cuyo peligro no éramos en absoluto conscientes. Por poner un ejemplo de los más tontos: la serie Harry Potter, de J.K. Rowling, fue vetada en Emiratos Árabes Unidos ¡por incentivar la brujería!

Lo cierto es que la lista de libros retocados o directamente eliminados sigue creciendo, no ya por acción de gobiernos y gerifaltes bibliocidas, sino incluso en países con credenciales democráticas.

En 2011, la editorial NewSouth Books lanzó una nueva edición de Las aventuras de Huckleberry Finn. Hasta ese momento, todas las reediciones de la obra habían respetado el original, pero ellos pensaron que Mark Twain necesitaba una corrección y suprimieron la palabra "nigger", que aparecía en el texto 219 veces, y la sustituyeron por "esclavo".Para entonces, Manolito Gafotas ya se había convertido en objeto de atención preferente de los árbitros de la moralidad estadounidenses, que consideraron al de Carabanchel de lo más políticamente incorrecto, tal y como Elvira Lindo ha tenido a bien contar. Y, un año después, un tribunal belga rechazó prohibir el cómic Tintín en el Congo, al considerar infundada la demanda presentada por un ciudadano congolés, que reclamaba restricciones a la distribución de la obra por considerarla racista. A Hergé le hubiera gustado saber que su trabajo seguía levantando polvaredas porque, como recuerda Alejandro Martínez Turégano, él y Tintín siempre estuvieron bajo la lupa de la censura. "Cuando Hergé envió algunas de sus obras a Berlín en 1942 para someterlas al proceso de censura recibió en contestación la siguiente sugerencia del Departamento de Propaganda: 'El avión de El cetro de Ottokar es un Heinkel, ¿no es cierto? No habrá que repetir muy a menudo este tipo de broma'". Y como ésta, decenas de historias.Está pasando, ¿lo estás leyendo?¿Se puede publicar todo? O, preguntado de otra manera, ¿son todas las prohibiciones igual de inaceptables? Entra dentro de lo comprensible (no confundir con "justificable") que quienes pueden corten el paso a los libros de no ficción que cuentan historias perjudiciales para sus intereses. En Pakistán se ha prohibido el libro biográfico de Malala; y en la provincia argentina de Chaco, un libro sobre Jorge Capitanich, ministro coordinador del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Son dos vetos que sublevan a los defensores de la libertad de expresión.Sin embargo, algunos dudan antes de criticar (¿o no?) a las autoridades de Arabia Saudí cuando impide la venta de libros escritos por dos pensadores cercanos a la organización islamista Hermanos Musulmanes; o a las de Alemania, que ya andan pensando cómo mantener la prohibición de editar en el país Mein Kampf, la biblia de Adolf Hitler, una vez que, el 31 de diciembre de 2015, los derechos de la obra queden libres.Menos habitual es que un gobierno actúe contra un libro de ficción, pero es lo que ocurrió hace no tanto, cuando la Embajada española en Holanda anuló la presentación, en el Instituto Cervantes de Utrecht de Victus, de Albert Sánchez Piñol, una novela sobre el asedio de Barcelona durante la Guerra de Sucesión de 1714. La respuesta de la editora catalana de Sánchez Piñol fue fulgurante: "Agradezco al Ministerio de Asuntos Exteriores la espectacular campaña de promoción que ha montado en los Países Bajos”, comentó Isabel Martí.Sirva el episodio para poner de nuevo alerta a quienes creían que estábamos curados de espanto censor, tras tantos tristes años de censuras y de autocensuras (de las que, por ejemplo, se encuentra huella en represura.es, una revista de historia contemporánea española en torno a la represión y la censura aplicadas al libro que aún se puede consultar en la red). Pero conste que no siempre son las autoridades políticas o eclesiales las que buscan cortar el paso a un libro. En ocasiones, los poderosos se las ingenian para impedir la difusión de aquellas obras en las que se les describe de manera poco complaciente.En España se ha hablado mucho (casi siempre en voz baja, por tratarse de quien se trata, aunque la historia ha saltado incluso a los medios internacionales) del caso de la Biografía de El Corte Inglés, de Javier Cuartas, libro del que Espasa-Calpe editó en 1991 veinte mil ejemplares que acabaron perdidos... o comprados por Isidoro Álvarez, el recientemente fallecido presidente de la empresa biografiada. Pasado un año, Dictext-Libros Límite (1992) recuperó el texto, que de nuevo fue editado en 2005 por Ediciones El Cruce.Censuras nuevas¿Hay razones objetivas que justifiquen las decisiones de Gallimard y Hanser Verlag? Nadie niega a los editores la libertad de editar lo que quieren (o lo que pueden), de configurar su catálogo como les venga en gana. Lo que sorprende es que rechacen a Amis... y lo que mosquea, que no sean capaces de explicar con claridad sus criterios. Tampoco es algo nuevo, aunque haya variantes. Los medios llevaban tiempo denunciando que Apple practicaba la censura sobre los títulos que vendía en la tienda de iTunes. Que había escondido tras pudorosos asteriscos ( V****a) la palabra Vagina, que daba título al último trabajo de Naomi Wolf; que había eliminado partes de Ulises, Moby Dick o el Kama Sutra.Pero aún nos quedaban cosas por ver. En 2012, Europa Editions denunció en su perfil de Facebook que una de sus novelas, The Proof of the Honey, de Salwa Al Neimi, había sido retirada de iTunes por la imagen que lucía en su portada: la espalda y el inicio del culo de una mujer. De nada sirvieron las quejas. Tiempo después, lo hizo de nuevo: prohibió la venta de La Femme, novela de Bénédicte Martin previamente publicada por Éditions des Équateurs, no tras leer y juzgar el contenido, sino porque en la portada aparecía una mujer-puñal mostrando los dos pechos, algo que consideran "inapropiado". La actuación provocó que la International Publishers Association (IPA) pidiera a Apple que se abstenga de imponer sus criterios morales a los editores.Pasado un tiempo, y sin dar más explicaciones, la firma de Cupertino decidió restaurar la integridad de esas obras.Pero los de la manzana no son los únicos. En marzo, el artista franco-español, radicado en Rio de Janeiro, David Uzal, fue informado por Amazon de que su libro Princesa Lara o La biografía anticipada de quien llevó el sexo dicho débil a la cumbre del poder no sería aceptado a no ser que cambiase la imagen de la portada.Sí, los tiempos nuevos se parecen sorprendentemente a los tiempos viejos. De ahí que no se me ocurra manera mejor de terminar que recuperando aquella memorable Historia de la frivolidad que en 1967 dirigiera Narciso Ibáñez Serrador, con guión de Jaime de Armiñán, para canturrear acompañando a Irene Gutiérrez Caba, Margot Cottens, Rafaela Aparicio, Lola Gaos y Pilar Muñoz una canción que creímos olvidada y que, sin embargo, sigue vigente.Somos, somos puritanas,hermanas, hermanas,usamos tijeras,usamos tinteros,llevamos sombrero,quitamos lo malo,tachamos lo feo,borramos la impudiciaen el mundo entero.Infame naturalezadel hombre no tiene cura,para salvar su purezaprodigamos tachaduras.Queremos austeridades,las artes son engañosas,proclamamos que el desnudoes mala cosa.Cortamos, rompemos,echamos borrones,barremos todos los rincones,bajamos las faldas,subimos escotes,somos púdicos bigotes.Menos risas y amor,PU RI TA NAS"Huckleberry FinnMark Twainnigger

Manolito GafotasElvira Lindo ha tenido a bien contar.

tribunal belga rechazó prohibir el cómic Tintín en el CongoHergé recuerda Alejandro Martínez TuréganoEl cetro de Ottokar

Está pasando, ¿lo estás leyendo?

En Pakistán se ha prohibido el libro biográfico de Malalaun libro sobre Jorge CapitanichCristina Fernández de Kirchner.

Arabia Saudí cuando impide la venta de libros escritos por dos pensadores Hermanos Musulmanescómo mantener la prohibición de editar en el país Mein Kampf,Adolf Hitler,

Embajada española en Holanda anuló la presentación, en el Instituto Cervantes de Utrecht de Victus Albert Sánchez Piñol Isabel Martí.

represura.es

ha saltado incluso a los medios internacionalesBiografía de El Corte InglésJavier CuartasIsidoro ÁlvarezDictext-Libros LímiteEdiciones El Cruce.

Censuras nuevas

V****aVaginaNaomi WolfUlises, Moby Dick o el Kama Sutra.

Europa Editions su perfil de Facebook The Proof of the HoneySalwa Al Neimi,imagen que lucía en su portadaLa FemmeBénédicte MartinÉditions des ÉquateursInternational Publishers Associationpidiera a Apple que se abstenga de imponer sus criterios morales a los editores.

decidió restaurar la integridad de esas obras.

Ahí estamos... que nos vamos

Ahí estamos... que nos vamos

David Uzal Princesa Lara o La biografía anticipada de quien llevó el sexo dicho débil a la cumbre del poder

Historia de la frivolidadNarciso Ibáñez SerradorJaime de ArmiñánIrene Gutiérrez Caba, Margot Cottens, Rafaela Aparicio, Lola Gaos y Pilar Muñoz

Somos, somos puritanas,hermanas, hermanas,usamos tijeras,usamos tinteros,llevamos sombrero,quitamos lo malo,tachamos lo feo,borramos la impudiciaen el mundo entero.Infame naturalezadel hombre no tiene cura,para salvar su purezaprodigamos tachaduras.Queremos austeridades,las artes son engañosas,proclamamos que el desnudoes mala cosa.Cortamos, rompemos,echamos borrones,barremos todos los rincones,bajamos las faldas,subimos escotes,somos púdicos bigotes.Menos risas y amor,PU RI TA NAS"

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