Inés Garland, escritora: "Aún perturba que una mujer de más de 50 años tenga deseo sexual"

La escritora argentina Inés Garland.

Diario de una mudanza (Alfaguara, 2025) es uno de los éxitos literarios del año en Argentina. Unas memorias noveladas sobre la menopausia, el último gran tabú de la madurez femenina, que son también una conmovedora y profunda exploración de las transiciones de la vida y de la relación con el propio cuerpo. "El recorrido de nuestra vida nos hace mucho más interesantes", plantea a infoLibre la autora, Inés Garland (Buenos Aires, 1960), entre otros muchos asuntos.

¿Qué es Diario de una mudanza?

Es un libro que cuenta un momento de la vida muy particular, en el que muchas cosas cambian, y por eso es una mudanza. Mudanza de cuerpo, de la mujer que está mudando a otra cosa, atravesando la menopausia, o la menopausia la está atravesando a ella. Tiene muchos cambios corporales, entiende tal vez por primera vez que es un ser finito y revisa su vida y distintas situaciones tratando de encontrarle un sentido. No es muy ubicable como género, porque dice diario, pero no es un diario, y tiene ficción, por lo que podría ser una novela muy fragmentaria. Es medio híbrido, no sé cómo llamarlo. Está muy en primera persona pero hice trampa, por supuesto, como hacemos siempre los escritores, con mejor o peor arte para disimular. 

Hay un momento en el que dice que "escribir es dejar que emerja una verdad que parece estar por debajo de lo que pasó". ¿Escribir para comprender?

Para ordenar, para comprender, para entender profundamente qué es lo que puede haber pasado en diferentes situaciones, porque en este libro ella habla de cosas que le pasaron hace tiempo, además de las que le están pasando en ese momento. Es un intento de encontrar un sentido a las cosas, de sacar algo en claro de la complicación enorme de la vida. 

¿Y un intento de hablar de lo que nadie habla? Porque cuenta que nadie le contó nunca nada, ni las mujeres de su familia, sobre la menopausia. 

Por suerte, ahora se está hablando más. Y es así porque se ha convertido en un tema que da dinero, esa es la verdad, y se han inventado un montón de productos, que algunos funcionarán y otros no. Al poner a las mujeres de esa edad como un target económico ya se empieza a hablar, pero también hay que tener cuidado con todo lo que se convierte en mercancía. Cuando a mí me pasó no tenía información y nadie me la daba, y quizás esas preguntas que surgieron y esa búsqueda de información fue parte de lo que impulsó la escritura de este libro.

¿Por qué no se habla de esto? Tampoco se habla abiertamente de la parte, digamos, más 'negativa' y dura de la maternidad, por ejemplo.

Tampoco del puerperio, de lo que le pasa al cuerpo. Ahora se habla un poco más porque menstruación y puerperio están dentro de la etapa reproductiva de la mujer, pero cuando ésta se acaba es como si dejaras de existir. Y no, es un momento nuevo, son muchos años por delante. Pero el cuerpo de la mujer está rodeado de vergüenza. Hablar del cuerpo da más vergüenza a las mujeres. Nos pasan más cosas también, tenemos más temas, pero sí, creo que es la vergüenza, algo que tenemos todos en común, pero las mujeres estamos más en contacto con eso que los hombres. Ellos hablan menos, están educados para bancar más, para soportar sin hablar. Pero la vergüenza es algo que nos inculcan desde chiquitos, cuando ni sabemos lo que es.

Hay un resurgimiento de las derechas extremas con un pensamiento súper limitante para las mujeres

¿Qué significa para una mujer su última menstruación? Nadie sabe que va a ser la última vez.

Hay mujeres muy ordenadas que escriben en su agenda y así se dan cuenta de que esa fue la última vez. Yo no tengo idea de cuándo fue mi última. Además, tiende a desordenarse paulatinamente. Lo que sí es cierto es que quizás no se recuerda el día, pero sí se empieza a sentir que se acerca, algo que por un lado se puede vivir como una liberación, porque la verdad que es pesado. Pero como trae tantas otras cosas, como que se seca la piel o se cae el pelo, aparece toda una preocupación por quién soy ahora, quién es esta que me mira desde el espejo, que es tan distinta. Cambia mucho el cuerpo, cambia la forma de las caderas, se acumula la grasa en otros lados. Hay mujeres que se han sentido preciosas y que de repente se les cae el mundo encima y las ves luchando contra algo tremendo, ya que todo su valor estaba puesto en la belleza física. 

Para los hombres se buscó el remedio de la viagra, pero para la falta de deseo que sienten algunas mujeres cuando llegan a la menopausia no hay nada...

Alguna cosa se ha buscado para el deseo femenino y no ha funcionado. Lo que pasa es que parecería que para los hombres todo tiene que ver con la sexualidad y con la genitalidad, y para las mujeres claramente no. Yo creo que para los hombres tampoco, pero les hacen creer que eso es lo único que importa. El libro llama a esa conversación. ¿Sabes que la viagra además la consumen mucho los hombres jóvenes? Mucho más que los mayores, porque les da miedo no poder hacer la performance que se supone que se espera de ellos.

Escribir es un intento de encontrar un sentido a la complicación enorme de la vida

¿Qué implica que la reproductiva sea socialmente la única fase 'real' de la vida de las mujeres?

Todavía somos muy atávicos y cavernícolas. Como si faltaran seres humanos en el planeta. Piensa que la anticoncepción fue en los años sesenta, antes no había ni siquiera la elección de decir quiero o no quiero tener hijos. A pesar de que se supone que no necesitamos ya tanta preservación de la especie, eso sigue estando ahí, hay ahora toda una preocupación porque bajó la tasa de natalidad y hay todo tipo de distopías donde las mujeres no tienen más hijos. No estamos tan evolucionados como creemos en ese sentido.

Ahí está esa corriente global de recuperación de valores tradicionales y conservadores, en el que la mujer tiene que dedicarse exclusivamente a tener hijos y cuidar de su esposo.

Está agarradísimo eso. Y en este momento hay un resurgimiento, como dices, de las derechas extremas y de ese tipo de pensamiento súper limitante para las mujeres. A muchos les conviene que estemos ahí apartadas, pero eso es un error absoluto porque el mundo sería mucho mejor si hubiera mucha más energía femenina circulando. 

Cuando se acaba la etapa reproductiva de la mujer es como si dejaras de existir

¿El siglo XXI será feminista o no será?

Eso está muy bien. La energía femenina, que además no solo es de las mujeres, tiene mucho que ver con preservar el clima, la Tierra, con incluir, con ser compasivos, empáticos, con entender al otro, con no discriminar de manera violenta los que son de adentro, los que son de afuera, por eso a la extrema derecha le aterra.

¿Por qué se oculta el deseo sexual de las mujeres a partir de cierta edad?

Porque deja de ser reproductivo, porque la sexualidad está unida a lo reproductivo, por eso también está unida a la genitalidad, cuando hay infinidad de maneras de tener sexo con otra persona, de encontrarse con otra persona, pero eso lo apartan porque tampoco es conveniente, algo que en realidad es no entender demasiado cómo es la sexualidad. Para los hombres también, pues si ellos creen que sólo es reproductivo lo que tienen que hacer, no entienden un lado mucho más amoroso, de encuentro profundo con una mujer. O con otro hombre, porque lo que importa es eso que va más allá de lo reproductivo. Ahí está la gran pregunta, y también es una respuesta que viene desde el lado femenino.

Si nosotros mismos no aceptamos nuestra vejez, es difícil que los demás la acepten

Escribe que "el peor enemigo de las mujeres no es el tiempo, son los hombres, y el deseo de ellos que no coincide con el de ellas cuando pasa el tiempo". ¿Igual deberíamos empezar a cuestionar el deseo de los hombres, que parecen chiquillos de quince años?

Es que les siguen gustando las chiquillas, porque ahí también sigue estando para mí detrás el tema de lo reproductivo y del miedo a envejecer. Desde muchos puntos de vista una mujer joven o un hombre joven son más atractivos, pero desde otro punto de vista no, aunque es como si eso no estuviera ahí. Aún perturba que una mujer de más de 50 años tenga deseo sexual.

Se estrenó hace unos días la nueva película de David Trueba, Siempre es invierno, que precisamente explora el deseo de la mujer madura, que puede tener relaciones con hombres más jóvenes. Tiene incluso alguna escena íntima que puede incomodar al espectador. 

Me encanta Trueba, qué bien plantear eso. No te creas que lo tengo tan resuelto yo, para mí es un temazo esto del cuerpo que envejece y aprender a que te guste, aprender que sigue gozando, la piel sigue teniendo todas sus terminaciones nerviosas. ¿Por qué será incómodo? Esa es la pregunta del millón. 

Ojalá como sociedad aprendamos a ver la belleza en la vejez

Es una obviedad, pero ahí tenemos a hombres con más de 60 años como ideal de belleza, Brad Pitt como ejemplo recurrente, pero en el caso de las mujeres siempre está relacionado con la juventud, en torno a los 20.

Es verdad, y ahora me parece que hay una tendencia a que esa manera de mirar abarque también a los hombres. Como si dijéramos 'ah, a ustedes no les gustan las mujeres de más de 50, así que ahora les vamos a hacer sentir viejos'. Pero esa no es la solución, ya que entonces los hombres están recibiendo la misma presión que recibimos las mujeres para tener esos cuerpos jóvenes. ¿Acaso durante treinta años nos vamos a sentir para tirar a la basura? No, a mí no me van a agarrar para eso, y espero que a nadie, a los hombres tampoco. La solución no es devolverles a los hombres lo que supuestamente nos han hecho, hay que encontrar otro lado. Es que además, detrás de eso también hay todo un negocio basado en hacernos sentir inadecuadas, para que podamos consumir bótox y todo tipo de productos. Y a los hombres se los está empezando a convencer de lo mismo. 

¿A partir de cierto momento ya no se trata de agradar, sino de no desagradar?

Esa maldad se la decía mi abuelo a mi madre. Es terrible, pero totalmente cierto. Mi abuelo se murió a los 50 años y era muy coqueto, y creo que fue para no entrar en esa pesadilla de sentir que no agradaba. 

¿Qué dice de nosotros como sociedad este desprecio por la vejez? 

A mí me gustan los viejos, hay muchos muy interesantes, y viejas muy hermosas. Pero si nosotros mismos no aceptamos nuestra vejez, es difícil que los demás la acepten. El recorrido de nuestra vida nos hace mucho más interesantes, y que eso sea belleza depende mucho de nosotros. Ojalá como sociedad aprendamos a ver la belleza en la vejez. También es cierto que cuidar a los viejos no es igual que cuidar a un niño, pero quizás ver el nacimiento y la muerte como cosas más parecidas nos ayudaría a mirar a los viejos de otra manera, a no apartarlos, a no hacerlos morir antes de que se vayan. 

Aparecen también Diario de una mudanza varios tipos de violencias. Como la que pueden sufrir las mujeres por aceptar una copa en un bar...

Sí, esa gran tontería de que es como si te prostituyeran por aceptar un trago. ¿Cómo puede ser ese deseo por una mujer que en teoría se ha prostituido? Tengo tantas preguntas... y no muchas respuestas. Por eso, planteo escenas para que podamos conversar. En eso hay también una cierta necesidad de humillar a una mujer para sentir poder, y eso también es gravísimo. Se sigue dando y se seguirá dando, lamentablemente.

¿Hablamos lo suficiente de la violencia obstétrica?

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Hay violencia obstétrica, violencia de los médicos, en lo que dicen y la forma en que lo dicen. Me parece que es hacia hombres y mujeres, pero especialmente hacia las mujeres. No me gusta generalizar, pero creo que se trata de quien domina a quien, quien tiene poder sobre quien. Hay que entender otras formas de estar en este mundo, no sé si yo lo voy a ver, pero ojalá lo logremos. Estamos compartiendo un mundo, los hombres, las mujeres, todos los seres vivos, y tener conciencia de eso es una conciencia muy femenina. 

Las mujeres empiezan a ir al ginecólogo en la adolescencia y los hombres tratan de no visitar al urólogo lo más tarde posible. ¿Qué diferencia marca eso?

Estoy segura que hay abusos también ahí, lo que pasa es que los hombres no lo van a decir, ya que no están acostumbrados a hablar de los abusos que sufren. No es solamente que los asusta ir a un médico, es que entre hombres también se da eso de quién es más poderoso. Obviamente, en la cadena de poderes están los hombres, las mujeres, los niños y luego los animales. Y un niño maltratado es muy posible que maltrate a los animales. Una mujer maltratada es posible que maltrate a sus hijos. Y un hombre maltratado maltrata a todos los que vienen por debajo. Pero hay maltrato en los médicos, seguro, también con los hombres. De hecho, conozco algunas historias, habría que entrevistar a los proctólogos. 

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