Una, grande, libre y... hambrienta: las políticas del franquismo para seguir aplastando a los vencidos

El historiador Miguel Ángel del Arco Blanco.

Los 'años del hambre' han quedado difuminados en nuestra memoria colectiva casi como una consecuencia lógica de una guerra civil que dejó al país lógicamente moribundo. Como si las decisiones del propio Franco no hubieran acrecentado consciente y sádicamente una situación de penuria generalizada que no fue en realidad así, pues la padeció no ya más, sino prácticamente exclusivamente el bando de los castigados vencidos, mientras los vencedores disfrutaban opíparamente de su victoria en una sociedad a dos velocidades con realidades paralelas.

"Es que las políticas de la victoria son esenciales para entender cómo se reparte el hambre, cómo se controla la gente, cómo se alimenta mejor a los vencedores que a los vencidos, cómo los vencedores controlan el alimento y dejan a los vencidos muertos de hambre, hasta el punto de que literalmente lo único que pueden hacer es intentar mantener el cuerpo y el alma unidos, y aplicar esa política del estómago de sobrevivir olvidándose de los sueños de redención", explica infoLibre el catedrático de la Universidad de Granada (UGR) Miguel Ángel del Arco Blanco, a su vez autor de La hambruna española (Crítica, 2025).

La primera obra que explica qué explica al detalle que pasó realmente en la hambruna española de posguerra, y que el también director del Departamento de Historia Contemporánea de la UGR pensó en un primer momento titular La hambruna de la victoria, si bien luego cambió de opinión para ubicarla con precisión "dentro del panorama internacional". Y aclara: "Las únicas alusiones a la hambruna eran en cuanto a la intensidad del hambre, en cuanto al adjetivo si quieres. Como decir 'días azules', 'días grises', 'días de hambruna'. Pero una cosa es la hambruna como adjetivo y otra es la hambruna como concepto, es decir, como un proceso histórico que fue esencial para entender el franquismo y los años cuarenta".

"No fueron los 'años del hambre', que es toda la posguerra y que en el fondo han pasado a la memoria popular como eso", concreta, para acto seguido desarrollar que dentro de esa idea, en realidad, hubo "unos años que fueron completamente brutales y que han estado escondidos, por supuesto, silenciados por el régimen franquista que nunca lo reconoció". Pero este libro, remarca, demuestra que esa hambruna como concepto existió y que es "comparable a las que tuvieron lugar en otros lugares de Europa y del mundo".

Y es que el régimen de Franco tuvo una vida suficientemente larga como para construir mitos y esculpir silencios. Uno de los mayores tuvo que ver con los llamados años del hambre, esto es, la larga posguerra (1939-1952) que marcó la vida de los españoles tras la guerra civil española. Con una economía estancada y una miseria generalizada, la dictadura culpó de ello a los desastres de la guerra, al aislamiento internacional y a la supuesta “pertinaz sequía”. 

La hambruna mató a más de 200.000 españoles

Sin embargo, este riguroso ensayo desmonta las justificaciones del franquismo, al tiempo que descubre además uno de sus mayores secretos: en algunos de aquellos años (1939-1942 y 1946) tuvo lugar una hambruna devastadora que acabó con las vidas de más de 200.000 españoles. Al igual que sucediese con otras hambrunas europeas de la época de entreguerras, la hambruna de Franco estuvo provocada por factores políticos relacionados con la economía adoptada, la cercanía al fascismo en la II Guerra Mundial, a la existencia de un régimen dictatorial y a la corrupción generalizada.

"La causa fundamental es la política económica del franquismo, la autarquía, que fue un auténtico desastre", sentencia el autor, para quien esto no es "excepcional" desde el punto de vista que otras hambrunas, que también son provocadas por políticas, "como estamos viendo ahora mismo en Gaza". La sequía de 1945 sí que provocó que la "cosecha fuera todavía peor, por debajo de los rendimientos ya muy bajos de los cuarenta", lo que "precipitó los acontecimientos", según explica, insistiendo en que, en cualquier caso, la hambruna española fue una "política decidida y desarrollada por Franco, que no paró hasta el 1951 o 1952". 

Lo llamativo es que una vez que tú has ganado una guerra, no apuestas por la reconciliación, sino sencillamente por seguir aplastando a los vencidos

La hambruna se convierte así en un arma no ya guerra, sino al servicio de la victoria, que imposibilita la verdadera pacificación. "Lo llamativo es que una vez que tú has ganado una guerra, no apuestas por la reconciliación, sino sencillamente por seguir aplastando a los vencidos", remarca, recordando en este punto que "es muy difícil encontrar revoluciones en las hambrunas, sobre todo cuando empiezan a ser devastadoras, pues la gente se centra en intentar sobrevivir y al final no tiene fuerzas para nada". 

"Los obreros, por ejemplo, se caían y se desmayaban en mitad del trabajo porque no estaban bien alimentados. Los rendimientos de la industria bajaron de forma espectacular. Si a eso le junta la gran violencia y la represión del franquismo, ¿quién se iba a oponer? El hambre fue un elemento al servicio del mantenimiento del régimen de Franco", argumenta Del Arco Blanco, puntualizando además que esa cifra de más de 200.000 víctimas se refiere solo hasta 1942. "Después podríamos sumar más a lo largo de los años cuarenta", asegura.

Es muy difícil encontrar revoluciones en las hambrunas, sobre todo cuando empiezan a ser devastadoras, pues la gente se centra en intentar sobrevivir y no tiene fuerzas para nada

Y todavía continúa: "Por ejemplo, en el año 46, eso lo estoy investigando ahora, me aparece un exceso de mortalidad de 20.000 personas, con lo que estaríamos hablando de mucho más. La sobremortalidad es comparar el año de la hambruna con un año normal, que esté muy cercano y que no haya crecido mucho la población. Así me salen 20.000 vidas que se perdieron. Mejor dicho, 20.000 personas que en condiciones normales no tenían que haber muerto. Porque a ti te dicen 'han muerto 40 personas de hambre' pero es mentira, habrán muerto muchísimas más, porque la hambruna no solo mata a la gente de hambre, provoca el fallecimiento por desnutrición. En el caso español, el mayor número de muertes, como en todas las hambrunas, no fue por inanición, sino por causas derivadas de la desnutrición: tuberculosis, tífus, difteria y gente que tiene menos calidad de vida y muere antes".

El régimen, por supuesto, era perfectamente consciente de esta situación, si bien la propaganda franquista ponía excusas como el bloqueo económico aliado obviando su condición dictatorial. "Este libro demuestra cómo ellos mismos hacían publicaciones oficiales que no eran verdad sobre lo que los presos políticos, que morían como chinches, comían en las cárceles".

Nos ha llegado el mito que mantiene parte de la derecha por el cual Franco fue el genio del desarrollo económico español, pero no tuvo nada que ver con estos años de hambruna

"Nos ha llegado el mito que mantiene parte de la derecha por el cual Franco fue el genio del desarrollo económico español, pero no tuvo nada que ver con estos años de hambruna. Aquí hay una contradicción bastante clara", apunta. "Sobre todo porque sabemos que en los sesenta Franco se retiró del gobierno. Nombraba a los ministros, pero se dedicaba a otras cosas, mientras en los cuarenta estaba totalmente en la política que se desarrolló en España, por lo que su responsabilidad es total", apostilla.

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Las principales víctimas de esta hambruna fueron los niños y los ancianos al ser los que más necesitan alimentos y menos acceso tenían a ellos. Recuerdo por ello el autor que muchos de los niños que fallecieron pertenecían a familias desestructuradas pero no tal y como las entendemos hoy, sino porque "el padre estaba en la cárcel o había sido fusilado, y la madre también podía estar en la cárcel. "Todo consecuencias de la victoria", insiste, remarcando que el problema ya no era que "no hubiese alimento", es que no podían hacerse con él por esos motivos y por los altísimos precios del mercado negro reservado a solo una parte de la ciudadanía. 

Hubo madres que pertenecían a familias republicanas, que le habían matado el marido y acababan dando al hijo al Auxilio Social para que cuidase de él y lo acabase transformado en un franquista

"La gente se tragó la victoria", afirma, ejemplificando y profundizando todavía un poco más: "Hubo madres que entregaron su hijo al Auxilio Social porque si no se morían. Madres que pertenecían a familias republicanas, que le habían matado el marido y acababan dando al hijo al Auxilio Social para que cuidase de él, lo alimentase, y al final acabase transformado, convertido en un franquista. Esto es a lo que me refiero con las políticas de la victoria y del alimento. Estas situaciones se ven en películas como Pa Negre, en la que el niño al final se hace un vencedor porque quiere comer bien y reniega de la familia".

Aportando cierta esperanza, termina subrayando que también hubo "solidaridad" entre gente que se apoyó con lo más mínimo y que evitó que el plan franquista llegara a ser "muchísimo más devastador". Que no tengamos todos bien presente la dimensión de la hambruna española es, a su juicio, un triunfo de la propaganda de la dictadura, pero puntualiza el historiador que por fortuna "tenemos la democracia y el conocimiento para llevar la contraria". "Porque este libro se ha escrito con muchas cosas que se han investigado desde que murió Franco, por eso es tan importante abrir los archivos, no es un capricho personal", señala, antes de rematar: "Como dijo el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, no hay hambrunas cuando hay democracia, las democracias son menos vulnerables a las hambrunas, y las dictaduras promueven la violencia y las hambrunas".

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