El rincón de los lectores

¿Hacia dónde vas con tanta prisa?

Portada de El gran retroceso.

El gran retroceso (Seix Barral) recoge una meditación colectiva e internacional sobre el reto urgente de reconducir el rumbo de la democracia. Cuando los problemas internos agitan la política de un país, a veces es muy iluminador colocar las polémicas, las reacciones, los gritos y los deseos en un contexto más amplio. España no es un país diferente a los demás. Y conviene recordarlo antes de tomar postura sobre los acontecimientos.

En este libro se reúnen muy interesantes artículos de pensadores como Santiago Alba Rico, Zygmunt Bauman, Nancy Fraser, Donatella della Porta, Marina Garcés, César Rendueles, Bruno Latour o Slavoj Žižek.

 

A Zygmunt Bauman le pido prestadas  dos preguntas que se dirigen a la gente en carrera: ¿de dónde te estás escapando? y ¿hacia dónde vas con tanta prisa? A Slavoj Žižek le acepto un consejo muy oportuno: la urgencia de la situación presente no debería de ninguna manera servir de excusa. La urgencia es el momento de pensar.

Pensar, por ejemplo, que Cataluña y España son nuestras catástrofes, pero que no se diferencian mucho de esa otra catástrofe que llamamos el mundo. Repito: no somos tan diferentes.

En la meditación colectiva convocada por Heinrich Geiselberg, abundan las cuestiones que necesitan preguntas y respuestas. Cada vez son más los lugares del mundo en los que se rompe o ya no existe el Estado. La globalización económica no ha permitido la correspondiente legalidad institucional de un control democrático. El mercado libre y el neoliberalismo galopante han generado desigualdades y miedos graves, justificados, cercanos, que las democracias tradicionales no están en condiciones de solucionar. Se ha extendido el cultivo de las identidades locales, la xenofobia, el racismo y la fe ciega o transitoria en los demagogos.

Ahora tiene fortuna la lógica del nosotros somos diferentes, lo que lleva a un enfrentamiento vertiginoso entre el ellos y el nosotros. Los movimientos migratorios no han ido acompañados de una cultura política consolidada que sostenga —frente a la inseguridad y el miedo— el respeto a los derechos humanos y la convivencia democrática. Por un lado, surge la llamada a la Ley y al Orden contra el terror; por otro lado, se desprecian las constituciones y los derechos. Son dos síntomas del capitalismo autoritario y del populismo furioso. Estamos, como denunció Giorgio Agamben, en un perpetuo estado de excepción.

La indignación popular está llena de peligros antidemocráticos, pero es inútil todo análisis que quiera ocultar las muchas razones que tienen los ciudadanos para estar indignados.

César Rendueles: "Si queremos una igualdad material profunda, no hay alternativa a la negociación colectiva"

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Quizá debemos pensar bien todas estas cuestiones en nombre de la democracia y los derechos humanos. Antes de reaccionar frente a las imágenes repetidas por los televisores, las declaraciones de los líderes y el ondear de las banderas, quizá sea conveniente recordar que la urgencia es el tiempo del pensamiento. También debemos preguntarnos cada uno: ¿de dónde te escapas? y ¿hacia dónde vas corriendo?

*Luis García Montero es escritor y profesor universitario. Su último libro, Luis García Montero Balada en la muerte de la poesía (Visor, 2016).

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