El rincón de los lectores

La vida ahora

'El triunfo de Baco' o 'Los borrachos' (c. 1628-1629), de Diego Velázquez.

Hugo Mujica

Publicamos el “Preludio” a Dioniso. Eros creador y mística pagana (El hilo de Ariadna, 2016), del escritor argentino Hugo Mujica, recientemente presentado en España.

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Hay imágenes, algunas pocas, que el tiempo no borra, más bien las pule, les da brillo, las bruñe espejo; son esas de los mitos, las religiones, la tradición, el arte… Íconos en los que todavía  podemos mirarnos, reconocer y proyectar; son las que permanecen  contemporáneas no en las respuestas que dieron a su época sino en las preguntas que formulan a la nuestra, en las respuestas que nos instan a buscar. Imágenes, tan insondables algunas, como la de Dioniso, “el dios venidero”, como Hölderlin lo llamó. Dios, según Hefesto, que lo es creando lo que es, revelando la posible fecundidad de sí, las imágenes de la propia imagen que cada uno puede imaginar para y en sí mismo, las que imaginando podemos crear, las que podemos llegar a ser.

 

Crear es el verbo y la insistencia de la vida. Soy lo que le está aconteciendo a la vida ahora, en este ahora que ella me acontece a mí; somos su creación si la creamos y la creamos si nos dejamos por ella originar. Dioniso y dionisismo son nombres de un acontecimiento, nombres que albergan una póiesis, una ontología del devenir, o, en palabras más amables, un deseo de ser, una erótica de la creación. Un devenir, una transfiguración, no como futuro temporal sino como un acaecer presente, como un manantial, una fuente, un brotar, ya, aquí. Desde aquí.

Eso sí, creo que ni siquiera habrá un dios que nos salve si abdicamos ante la idolatría de lo dado y lo que ya se sustantivó, si nos postramos ante el culto de la objetividad con su mito del mundo como cosa hecha, y, consecuentemente, su haber despojado a la existencia de su perenne estado de epifanía. No, no habrá salvación si no nos dejamos arrobar por el asombro de ver surgir desde lo que no es lo que llega a ser, si desterramos de nuestro hacer ese crear y de nuestra mirada el asombro; si no llegamos a amar cuanto vive por la vida misma que en lo vivo se ama. No, ni un dios podrá salvarnos si no lo creamos a él.

Estas páginas, como una rapsodia o un canon musical, repiten unos pocos temas que dialogan, se entrelazan, contrastan y mestizan: abrirse, devenir, surgir, crear… y, como siempre, la palabra vida, la palabra y su reclamo. También, y no menos  destruir y morir, esas otras formas de abrir, ese otro vivificar. Un ritmo, un repiqueteo, que llama, que intenta despertar, encantar, esa hondura que es nuestra dimensión más abismal, allí donde no somos, allí desde donde podemos crearnos, ser la pluralidad que pulsamos por ser, dar carne a lo que nos busca para ser.

Como ninguno de mis libros, y menos que ellos, este es un libro técnico, erudito… A la palabra logos, ya pronunciada por Homero, derivada del verbo légein, se la suele traducir como contar, portadora de una doble acepción: contar como enumerar –cuando cuenta, por ejemplo, las ocas que salieron del mar, en su Odisea— y como narrar: contar como se cuenta un cuento. Yo aquí, simplemente, doy cuenta, cuento, mi synousía, diría con los griegos, mi ser-con Dioniso, mi experiencia de él, mi convivirlo en el hacer creador, en la creación de mi obra y, congénitamente, de la que va siendo mi vida... Se los cuento mientras me lo cuento a mí…

*Hugo Mujica es poeta y ensayista. Su libro, Dioniso. Eros creador y mística pagana (El hilo de Ariadna, 2016).

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