Cultura

La SGAE agudiza su crisis con unas elecciones turbulentas

El Palacio Longoria, sede de la SGAE, en Madrid.

El 26 de octubre será cualquier cosa excepto un tranquilo viernes otoñal en el Palacio de Longoria, la célebre sede de la Sociedad General de Autores Españoles en Madrid. La SGAE celebra elecciones para elegir a su Junta Directiva, que tendrá que nombrar a su vez a un nuevo presidente que sustituya al actual, José Miguel Fernández Sastrón. Pero no son unos comicios más. No solo porque el próximo será el tercer presidente en cinco años (sin contar los interinos), sino porque las elecciones llegan en medio de la mayor turbulencia de la entidad en el último lustro. Y no es decir poco en una organización sumida en una profunda crisis desde que en 2011 estallara el caso Saga

El viernes, los 18.970 socios con derecho a voto (de más de 124.000 miembros) elegirán con su voto presencial o por correo a los 39 miembros de la Junta Directiva. Serán estos quienes voten al presidente de la SGAE, elegido entre los componentes de la propia Junta. Hasta aquí, todo parece sencillo (o aproximadamente sencillo: los mecanismos de votación de la SGAE forman parte de la batalla que se libra ahora). Pero a este proceso hay que sumar una campaña de llamada a la abstención organizada por una parte de los socios; el regreso de Teddy Bautista, hombre fuerte de la SGAE desde los ochenta hasta su imputación por apropiación indebida; y un duro enfrentamiento con el Ministerio de Cultura, que ha amenazado con intervenir la entidad. 

Aunque los resultados de las elecciones no se conocerán hasta el sábado 27, y aunque habrá que esperar para saber a quién elige oficialmente la Junta Directiva, el 26 resulta decisivo para la entidad... y para todos los autores a los que representa. 

Candidatos contra las elecciones

La tensión acumulada en la entidad durante meses estalló definitivamente el 10 de octubre, cuando parte de los candidatos se retiraron en bloque de los comicios. Si la SGAE presumía de contar con ilustres aspirantes como Kiko Veneno, Noni de Lori Meyers o Jota de Los Planetas, pronto se haría pública la maniobra de protesta. De los 104 candidatos que se anunciaban el 20 de septiembre, este jueves quedaban 75. El colegio de editores, uno de los cuatro grandes grupos representados en la dirección, no alcanza siquiera los ocho miembros que le corresponden en la Junta. Después de la retirada de los candidatos de Asociación Española de Editores de Música, solo se presentan cuatro. Desde la SGAE aseguran que esto no pone en peligro las elecciones: "Los estatutos establecen que la Junta Directiva tiene un máximo de 39 miembros. Si los editores solo tienen cuatro candidatos, tendrá 35 miembros". 

Y no eran nombres desconocidos: entre los críticos figuraban Álvaro Urquijo, Amaro Ferreiro, Francisco Nixon, Jorge Martínez de Ilegales, Luis Martín de Los Ronaldos, Patacho (fundador de Glutamato Ye-Yé), Rosa León o Sole Giménez. "Ante el continuado incumplimiento de sus obligaciones por parte de la SGAE y las sucesivas irregularidades cometidas por Sastrón y sus órganos de gobierno sus y en un acto de coherencia con los pasos que hemos ido dando, manifestamos nuestra disconformidad con la convocatoria de las elecciones", decía en un comunicado el grupo de artistas, que llamaban a los demás candidatos a dar un paso atrás, e invitaban a los socios a abstenerse en "unas elecciones que no deberían celebrarse".

Los músicos que se han rebelado contra Sastrón han formulado distintas peticiones: la implantación del voto electrónico, que no está disponible para las elecciones; un reparto de la recaudación "acorde y proporcional al uso y a la repercusión de las obras"; "transparencia" en la gestión y "una representación justa de los socios en los órganos de control y gobierno". Pero el desafío a la dirección de la SGAE no se acaba con los comicios del viernes: los músicos aseguran que no reconocen "la validez" de las elecciones y que por tanto no reconocerán "sus resultados"

Sin embargo, en la lista de candidatos hay aún algún nombre conocido: el cantaor Arcángel, Hevia, el guitarrista Josemi Carmona, Tontxu, Huecco, los bailarines Rafael Amargo, Antonio Canales y María Pagés, Yolanda García Serrano (nombrada esta semana Premio Nacional de Literatura Dramática), Antonio Onetti... Y quizás el nombre más conocido de todos: Eduardo Teddy Bautista. 

El regreso de Teddy Bautista

Siete años después, las elecciones del viernes pueden suponer el regreso a la SGAE de una de las figuras asociadas a su caída. Teddy Bautista, músico canario, fue trabajador de la entidad entre 1995 y 2011, cuando abandonó su cargo como presidente del Consejo de Dirección —la presidencia de la sociedad la ejercía José Luis Borau— tras ponerse en marcha la Operación Saga. El 1 de julio de aquel año, la Guardia Civil detenía a Bautista, a José Luis Rodríguez Neri —director de SDAE, sociedad dependiente de la SGAE— y otros siete directivos presuntamente implicados en una red que desviaba fondos desde la entidad de gestión de derechos hasta empresas de algunos de sus miembros. La Fiscalía pide ahora siete años de cárcel para Bautista por supuesta apropiación indebida —o, alternativamente, por administración desleal, lo que supondría una pena de seis años—, un proceso aún pendiente de juicio. 

A sus 75 años, Bautista podría ganar con estas elecciones más peso que nunca dentro de la SGAE. Aunque la actual presidencia no puede apoyar a ninguna opción, Teddy Bautista ha sido el único candidato que ha utilizado la sede de la SGAE —y su equipo de comunicación— para organizar una rueda de prensa. Fuentes de la entidad aseguraban el miércoles que no había previstos encuentros con los medios de otros aspirantes, pero que se realizan a petición de estos. Asimismo, el pasado 7 de septiembre la dirección tomó una decisión relevante: retirarse como acusación particular contra Teddy Bautista por el caso Saga, aunque sigue personándose como perjudicada. El exdirectivo está además respaldado por artistas como Alejandro Sanz. Esto resulta especialmente relevante porque en la SGAE no existe el sistema de un hombre, un voto: los votos se reparten en proporción a los ingresos recibidos por derechos de autor, por lo que los miembros con más éxito económico acumulan más poder dentro de la entidad. 

En su ronda de entrevistas con los medios de comunicación, Bautista ha asegurado que quiere "reinventar" la SGAE en "un año". Es el plazo que calcula que tiene hasta la celebración del juicio oral, para el que no hay aún fecha. De ser elegido presidente, el representante de la entidad sin ánimo de lucro estaría, hasta la resolución judicial, acusado de formar parte de una trama corrupta que desvió hasta 32 millones de euros a empresas privadas, según la investigación. El cantante Ramoncín fue absuelto de los cargos de apropiación indebida en una pieza separada del caso, así como Rodríguez Neri. Desde su retirada, Bautista cobra una pensión vitalicia de cerca de 23.000 euros mensuales, aunque él asegura que está embargada

No es el único lío judicial en el que está envuelta la entidad. El pasado 12 de septiembre, su actual presidente fue imputado en el caso rueda junto con otras siete personas. La operación contra esta supuesta trama delictiva se puso en marcha en junio de 2017 con la detención de 18 personas acusadas por la Audiencia Nacional de un "delito continuado de estafa". La supuesta red —denunciada ya en 2013 por el expresidente de la SGAE Antón Reixa, apartado del cargo por la entidad— registraba obras de manera fraudulenta, modificando apenas originales libres de derechos, para que sus nuevos autores pudieran cobrar por ellas emitiéndolas o interpretándolas en las franjas televisivas de la madrugada. Según la investigación, las cadenas podrían haber acordado este procedimiento con los autores para recuperar de forma ilegítima parte del dinero pagado a la sociedad de autores, que supuso 102,7 millones de euros solo en 2015. El magistrado de la Audiencia Nacional Ismael Moreno calculaba que la red defraudó 100 millones de euros

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La relación de la entidad con el Ministerio de Cultura no ha sido precisamente plácida. Si en 2012, tras el estallido del caso Saga, el Gobierno ya amenazó a la entidad con retirarle la licencia, a finales de septiembre volvió a enviar un apercibimiento "con carácter previo a la eventual revocación de su autorización para operar como entidad de gestión" por considerar que la SGAE había "incumplido gravemente" algunas de sus obligaciones. Con José Guirao al frente Cultura exigía tres medidas: que la sociedad adecuara sus estatutos a la directiva europea, para lo cual la SGAE tenía de plazo hasta el 15 de julio; que se modificara el reparto de la recaudación; que se instaurara el voto electrónico para estos comicios, como pedía la oposición a la presidencia. Guirao ya había declarado a final de agosto que no descartaba intervenir en las elecciones de la SGAE. 

La SGAE no solo descartó realizar estos cambios, sino que recurrió el apercibimiento ante la Audiencia Nacional por considerar que el Ministerio se extralimitaba en sus funciones. El tribunal admitió el recurso el pasado día 19. Y el ministro no dudó en hacer declaraciones en la Comisión de Cultura del Senado: para Guirao, la SGAE se dirige a "un camino hacia el abismo" de no cumplir la ley, y el Ministerio "hará todo lo que tenga que hacer". "El Ministerio no puede intervenir en la SGAE, puede instar al poder judicial a que lo haga, pero el Ministerio hará todo aquello que tenga que hacer para que se cumpla la ley aunque me encantaría que la SGAE me lo ahorrara, me encantaría que nos evitaran que aplicáramos la ley", decía Guirao. A preguntas de este periódico, Cultura no ha aclarado si el Ministerio continúa con los planes anunciados en el apercibimiento, ni si intervendrá directa o indirectamente en el proceso electoral de la SGAE. 

 

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