INVASIÓN DE UCRANIA
Las sanciones de Trump al petróleo ruso estrangularán solo temporalmente las cuentas del Kremlin
La energía ha regresado este jueves a protagonizar la guerra nueva fría que mantiene Rusia y Occidente. El fracaso de Donald Trump en su intento de poner fin a la invasión de Ucrania ha derivado en nuevas sanciones de Estados Unidos contra las petroleras rusas, el sector más importante de la economía postsoviética. La Unión Europea trata al mismo tiempo de poner fin de una vez a su relación con las gasistas rusas a través de un nuevo paquete de sanciones, que ha sido aprobado este jueves.
Las sanciones europeas se conocen desde mayo, pero el anuncio de este miércoles de Estados Unidos ha cogido por sorpresa al mercado energético, y el crudo ha subido casi un 6% en un día. El precio del gas natural en Europa permanece mucho más estable porque la Comisión Europea y los mercados llevaban meses preparándose para este momento.
Como ocurre con cada paquete de sanciones, los expertos se apresuran ahora a estudiar cómo de eficaz será el castigo para las empresas rusas. El mercado energético es global y –como Europa ha comprobado en numerosas ocasiones–, vetar el comercio con compañías rusas tiene a menudo un impacto extremadamente limitado, porque surgen intermediarios en terceros países o barcos de falsa bandera que mantienen activas las exportaciones de gas y crudo de Rusia.
Esto ha ocurrido en buena medida con sanciones europeas contra el gas ruso que viaja en barco (GNL), pero las sanciones estadounidenses anunciadas el miércoles parece que serán mucho más efectivas, según Ignacio Urbasos, analista energético del Real Instituto Elcano. "Estados Unidos es el único país que no solo sanciona el comercio de sus ciudadanos y empresas, sino el de todos los países. Cualquier compañía que trabaje con las petroleras rusas sancionadas se expone a ser perseguida por el Tesoro estadounidense. Es lo que se conoce como sanciones secundarias", subraya el investigador.
En concreto, Trump ha decidido bloquear todos los activos y prohibir a sus ciudadanos –y al resto del mundo– hacer negocios con Rosneft y Lukoil, dos compañías que juntas exportan la mitad de todo el petróleo de Rusia y cuyos directivos tienen una estrecha relación con el Kremlin. Según la agencia Bloomberg, una cuarta parte del presupuesto nacional ruso se financia con los impuestos que pagan petroleras y gasistas, de manera que atacar a estas dos compañías significa estrangular la financiación de la guerra.
Urbasos opina, sin embargo, que el anuncio de Trump será efectivo solo a corto plazo. La principal refinería de India, Reliance, ya ha dicho que está valorando cortar relaciones con Rosneft, y una fuente dijo al Financial Times que China se plantea también dejar de comprar a estas empresas. China e India son ahora los mayores consumidores de crudo ruso, ya que el comercio global de este combustible fue duramente restringido en 2022 por los países del G7.
El experto de Elcano cree que "en cuestión de semanas" probablemente, tanto India como China volverán de nuevo a comprar este petróleo y sus derivados poco a poco, a través de terceros proveedores o incluso directamente con sus barcos, para calibrar si Trump cumple su promesa de sancionar compañías. Y que, a medida que pase el tiempo, volverán al importar tanto como ahora.
Europa prohibirá el gas licuado ruso en 2027
Tan solo un día después del anuncio de Trump, Europa ha aprobado su 19 paquete de sanciones contra Rusia, con el foco puesto en el gas licuado (GNL) ruso, el que se transporta en barco. Incluye introducir en la lista de metaneros prohibidos en Europa a 117 buques (560 en total), sospechosos de introducir ilegalmente petróleo y gasolinas procedentes de Rusia. También veta las importaciones de GNL ruso a la UE a partir de enero de 2027 para los contratos a largo plazo, y en un plazo de seis meses para los contratos a corto plazo –que son minoría–.
Antonio García, investigador de energía de la Universidad Pública de Navarra, tampoco cree que vaya a haber un cambio de paradigma. "Europa lleva 19 paquetes de sanciones, más las nuevas de Trump y todas las de Biden, y no ha cambiado nada porque sigue habiendo demanda de combustibles rusos en el mundo. Hace falta algo más que sanciones al petróleo para que Putin se siente con Trump para terminar la guerra", afirma.
Nuevas sanciones en el futuro
Todo apunta a que las sanciones son el inicio de una nueva estrategia de Trump. Este miércoles, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo que está "dispuesto a tomar más medidas, si es necesario, para apoyar los esfuerzos del presidente Trump por poner fin a otra guerra", y llamó a otros países a unirse. Reino Unido también sancionó a Rosneft y Lukoil la semana pasada, y la Unión Europea ha hecho lo mismo este jueves.
Bruselas trata de sancionar por fin el comercio marítimo de gas ruso sin penalizar el abastecimiento nacional
Ver más
La firma de análisis energético Rystad señala que el movimiento de Estados Unidos "supone una escalada significativa y sin precedentes" contra Rusia. Durante su segundo mandato, Trump no había sancionado hasta ahora al sector petrolero ruso para evitar una subida drástica de su precio y para tratar de contentar a Putin en un intento de cerrar la paz en Ucrania, pero en los últimos días se ha cerrado esa vía. La cumbre en Budapest, donde iban a verse las caras, se ha cancelado, y Trump se mostró el miércoles enfadado con la actitud de Rusia. "Cada vez que hablo con Vladímir tenemos buenas conversaciones, pero luego no llegan a ninguna parte".
Pese a que el sector energético reacciona mal ante las sorpresas, no parece que las sanciones norteamericanas vayan a dar un vuelco al mercado, y mucho menos a provocar algo parecido a la crisis energética de 2021 y 2022. Los analistas estadounidenses subrayan que, mientras no se persiga a empresas de India o China, donde acabará todo este crudo sancionado, el mercado global seguirá estable. Aunque el crudo de referencia en EEUU subiese un 6% el jueves, solo cotiza a 61 dólares, mientras que este verano superó los 70 dólares y en enero rozó los 80.
Tampoco se espera que la pequeña subida del petróleo afecte a las gasolineras. El precio del crudo es solo uno de los factores que afectan al coste de la gasolina y el diésel para el consumidor final, y el sector petrolero lleva meses produciendo más combustibles de los que el mundo puede consumir, de manera que no se esperan problemas de stock en 2025 o 2026. Diego Rodríguez, economista de Fedea, tampoco cree que las sanciones europeas sobre el gas ruso aprieten los precios. "Habrá cambios en los países proveedores, pero aunque dejemos de comprar a Rusia, Estados Unidos y Qatar aumentarán su producción en los próximos años y lo sustituirán", comenta.