¿Nos estamos olvidando de Gaza? Tras un mes del plan de paz, Palestina empieza a desaparecer de los medios
Gaza ha dejado de ser protagonista en los telediarios. Ha pasado un mes desde que Benjamín Netanyahu y Donald Trump se sentaron a negociar un alto el fuego y pudiera parecer que el genocidio ha terminado. Nada más lejos de la realidad. El acuerdo de paz se ha vendido como la gran resolución para la situación de Gaza, y aun así, la masacre continúa, con un plan de paz que pende de un hilo y un Netanyahu que se lo salta prácticamente a diario.
Aun con los constantes ataques, la actualidad mediática se ha impuesto ante la cobertura de los hechos. La sobrecogedora información que inundaba todas las pantallas hace escasas semanas, ahora se ha reducido a unos breves segundos en la sección de internacional de los telediarios.
Por poner un ejemplo: el fin de semana del 8 y 9 de noviembre, el tiempo dedicado a Gaza en cada uno de los programas no llegaba al minuto de duración, si es que se incluía la información. En cuando al formato, la imagen también ha cambiado. Si hace unos días había corresponsales en las inmediaciones de la Franja retransmitiendo, ahora se ha dado paso a vídeos de agencias y a recurrir a testimonios de palestinos.
La perspectiva de una posible resolución al conflicto con el llamado plan de paz ha sido la excusa perfecta para dejar de poner el foco en algo que no parece que vaya a terminar pronto. Más de 260 palestinos han sido asesinados desde que se firmó el alto el fuego, según el Ministerio de Salud gazatí. La mayoría por cruzar la denominada línea amarilla, una especie de frontera dibujada por Israel que delimita la zona que sigue bajo su control y que ocupa casi la mitad del territorio. Para el ejército israelí, personas que estaban tratando de llegar a sus casas para intentar recuperar lo poco que quedaba de ellas eran “amenazas a su seguridad”, como han justificado en varios de los ataques.
Aun así, los medios empiezan a mirar hacia otro lado y comienzan a olvidarse del genocidio. Con ello, se corre el riesgo de que la ciudadanía haga lo mismo. A pesar de las movilizaciones masivas que se han visto hasta ahora, la presión social puede caer, advierte Javier Marín, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada y experto en relaciones internacionales, si se deja de poner la atención mediática en Palestina. “Los ciudadanos tienden a evaluar la realidad a través de la información que reciben. Es decir, poco a poco el tema de Gaza tenderá a desaparecer de las conversaciones y de los temas que podemos considerar importantes”, argumenta Marín.
Esto también es consecuencia de la fatiga y la saturación informativa que se vivía desde hace tiempo. Con las noticias especialmente duras y que están en la agenda mediática durante mucho tiempo se puede generar un rechazo ante la cantidad de horror que los espectadores ven constantemente, según recoge Christina Schumann en un artículo del Instituto de Ciencias de la Comunicación y los Medios de la Universidad de Ilmenau en Alemania.
Desde hace varios años se viene observando un fenómeno de rechazo social a la información. En el informe Digital News Report de 2025 elaborado por Reuters, se recoge que un 40% de la población evita las noticias y, de ellos, un 30% argumenta que es por el desgaste emocional que suponen las que cubren guerras o conflictos internacionales.
El silencio como sinónimo de impunidad
El alto el fuego llega para dar un respiro a una ciudadanía que ya no podía ver lo que estaba sucediendo. Cuando los conflictos parecen estar en fase de resolución y superan su momento más álgido, dejar de informar de ello parece natural. Sin embargo, cuando se trata de Gaza, esto aumenta la impunidad de quienes quieren continuar la masacre, denuncian los expertos.
El silencio que genera el segundo plano de Gaza en lo mediático tiene como principal beneficiario a Netanyahu. “La versión israelí se ha caído por los suelos, y el acuerdo de paz ha servido para suavizar la crítica e intentar acallar la protesta, que cada vez se ha hecho más notable en las ciudades europeas y en el mundo occidental, ante la actitud cómplice de muchos de sus gobiernos”, razona Teresa Aranguren, periodista especializada en Oriente Próximo.
La falta de información fiable y profesionales en el terreno aumenta aún más el riesgo de que se imponga el relato ante los hechos, alertan los expertos. Por ello, el papel del periodista es estar en alerta constante para evitar caer en una versión que, aunque esté ideada por Netanyahu, otros países como Estados Unidos compran sin preguntar antes, denuncia Aranguren.
Desviar la atención
El poder de Israel sigue siendo palpable internacionalmente, con aliados como Estados Unidos o Alemania. “Hay una predisposición a aceptar las excusas israelíes, la versión israelí que justifica la atrocidad de un genocidio o que niega que se este cometiendo uno”, señala Aranguren. Los medios mayoritarios también están cayendo en esto ya que, según señala la periodista, dependen de la propaganda de Israel o Estados Unidos debido a la escasez de otras versiones de los hechos o datos con los que contrastar lo sucedido.
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Con una figura como la del mandatario estadounidense apoyando a Netanyahu, la agenda mediática sobre Palestina se puede desviar hacia lo que ambos consideren oportuno. Con sus constantes golpes en la mesa y llamadas de atención, las noticias cada vez se basan más en lo que dice o deja de decir Trump en lugar de en los hechos. Así lo constata Alfonso Bauluz, presidente de Reporteros Sin Fronteras: “Todos los mandatarios de las grandes potencias intentan desviar la atención mediática, pero Trump es el mayor experto en esto”, razona.
El Estado de Israel siempre ha tenido la intención de ocultar lo que estaba pasando y precisamente “hay versiones que se elaboran para ello, para ocultar la realidad. Esa versión israelí por desgracia ha sido demasiado occidentalizada”, se lamenta Aranguren.
A su vez, la ley antiterrorista les permite limitar la libertad de prensa como consideren. Desde 2023, Israel castiga a las personas que "consuman de forma sistemática y continuada publicaciones terroristas" o difundan "un llamamiento directo a cometer un acto terrorista". Otra de sus leyes estrella permite prohibir aquellos medios extranjeros que supongan una amenaza a “la seguridad nacional”. Traducción: Israel impide trabajar a todos los medios que sean desfavorables a su Gobierno.