Adiós a los buzones en Francia: la desaparición del correo postal como metáfora del Estado ausente

Un buzón de La Poste.

Benjamin Douriez (Mediapart)

¿Una ordenanza municipal para salvar un buzón? El método parece poco ortodoxo. Pero es el único que ha encontrado el alcalde del pueblo de Farges-lès-Chalon (Saône-et-Loire) en la primavera de 2025. El 15 de abril, La Poste (Correos) le informó por carta de la retirada, prevista un mes más tarde, del buzón instalado en una aldea de este municipio de 820 habitantes. “Me quedé de piedra”, cuenta el edil, Sylvain Dumas. Esa “decisión unilateral” obligaría a los habitantes de la aldea, algunos de ellos de edad avanzada, a recorrer el kilómetro y medio que les separa del pueblo para enviar una carta.

Para protestar, el alcalde organizó una concentración frente al buzón amarillo amenazado y firmó un decreto prohibiendo “a cualquier persona física o jurídica, incluida La Poste” eliminar el buzón “situado en la calle de la Maladière, en el término municipal, sin la autorización expresa del municipio”. La legalidad del decreto no está clara. Pero, por ahora, el buzón se ha salvado. Lo que no ocurre en otros lugares.

En toda Francia, La Poste está retirando los buzones amarillos. Los medios de comunicación locales llevan varios meses informando sobre la indignación de los habitantes y los representantes políticos afectados. Ver desaparecer este pequeño servicio público del paisaje es especialmente difícil de aceptar en las zonas rurales, desde Launac (Haute-Garonne) hasta La Flèche (Maine-et-Loire), pasando por Warluis (Oise) o Moriat (Puy-de-Dôme).

“Ya se trate de un objeto como un buzón o de un ser humano como un empleado de ventanilla cuando se cierra una oficina de correos, la gente ve cómo va desapareciendo el servicio público. Ahora bien, el voto populista se alimenta, entre otras cosas, del sentimiento de abandono”, subraya Nicolas Galépides, responsable federal del sindicato Sud PTT.

La dirección de la empresa pública se resiste a reconocer la existencia de un “plan” de supresión de buzones. Pero eso es lo que revelan las cifras publicadas por Mediapart. De una red de unos 121.000 buzones a principios de año, La Poste había eliminado 6.307 a principios de octubre, es decir, unos 25 al día, incluidos sábados y domingos.

Este inventario se basa en datos públicos y archivos procedentes de la propia Poste (ver caja negra). Solo en los nueve primeros meses de 2025,  ha desaparecido el 5,2% del parque de buzones, hasta quedar en menos de 115.000. En 17 departamentos, el descenso es incluso superior al 10%, según los cálculos de Mediapart.

Evolución del número de buzones en la vía pública

*Entre enero y octubre de 2025, Vendée, Saône-et-Loire y Loire-Atlantique son las regiones que, en proporción, han perdido más buzones en la vía pública. Solo Lozère y Alpes-de-Haute-Provence han ganado algunos.

En comparación con años anteriores, la aceleración es evidente. El ritmo de reducción es entre tres y cinco veces mayor. La empresa de capital público había retirado alrededor de 1.430 (−1,2%) en 2024 y cerca de 1.900 en 2023 (−1,5%). Ahora, la hemorragia es imparable.

Colapso

Si no fuera por las reacciones airadas que a veces se han mediatizado, La Poste tendría vía libre para esos recortes. Si bien tiene la obligación de mantener 17.000 “puntos de contacto” (oficinas de correos o ventanillas en comercios o ayuntamientos) en el territorio, no existe ninguna disposición legislativa o reglamentaria para los buzones.

Es cierto que La Poste se enfrenta a un vertiginoso colapso del volumen de correo. Mientras que en 2008 aún repartía 18.000 millones de cartas, la cifra anual ha caído hoy a 6.000 millones, tres veces menos. “Las previsiones indican que en 2030 serán 3.000 millones”, añade una portavoz.

La situación financiera se resiente. Como señaló el Tribunal de Cuentas a principios de año, las misiones de servicio público encomendadas a La Poste, entre las que figuran el servicio postal universal y la ordenación del territorio, registran un importante déficit (− 834 millones de euros en 2024), a pesar de los mil millones de euros de compensación pagados por el Estado.

Cuando el buzón se encuentra en una aldea, no puede ser una tabla Excel la que decida su eliminación. ¡Aunque solo se utilice para tres cartas a la semana!

Sylvain Dumas, alcalde de Farges-lès-Chalon

Para justificar las eliminaciones, La Poste argumenta que “muchos buzones ya no recogen correo o reciben menos de una carta a la semana”. La empresa también alega un retraso en la adaptación de la red a las necesidades: “El paisaje urbano ha evolucionado y algunos buzones presentan un acceso peligroso para los clientes o el cartero”.

“Cuando el buzón se encuentra en una aldea, no puede ser una tabla Excel la que decida su eliminación. ¡Aunque solo se utilice para tres cartas a la semana!”, dice indignado Sylvain Dumas, alcalde de Farges-lès-Chalon. Lo mismo ocurre en Vienne, con la CGT de La Poste: el sindicato ha apoyado a un colectivo de habitantes del pueblo de Persac que ha “secuestrado” un buzón amarillo, justo antes de su retirada anunciada por la empresa.

“En nuestras zonas rurales, los habitantes que se quedan son los que más necesitan el servicio público postal. Sobre todo las personas mayores que todavía pagan sus facturas enviando un cheque”, subraya Fabien Lecomte, responsable departamental del sindicato postal.

Según él, los buzones alejados son precisamente los primeros que La Poste quiere eliminar. No se trata tanto de ganar el minuto y medio que tarda de media el cartero en recoger el contenido, sino de los diez o quince minutos de desvío: “Desde la desaparición del sello rojo y del correo prioritario, el cartero ya no pasa necesariamente todos los días por cada domicilio. En cambio, la recogida diaria del buzón amarillo sigue siendo obligatoria. En las aldeas, su supresión le permitirá dejar de acudir a diario”. La Poste indica a Mediapart que quiere “mantener una red lo suficientemente densa como para cubrir el territorio”, y añade “incluso en las zonas rurales”.

Los departamentos del Loira, los más afectados

Pero la exasperación también se alimenta de las condiciones que rodean las decisiones de supresión. Según La Poste, toda decisión de retirada “se toma en concertación con los alcaldes”. Las informaciones sobre el terreno indican que eso dista mucho de ser siempre el caso. “Aunque no sea general, algunos alcaldes siguen encontrándose ante un hecho consumado”, estima Xavier Cadoret, alcalde de Saint-Gérand-le-Puy (Allier), que forma parte del Observatorio Nacional de la Presencia Postal. “Es indispensable un diálogo previo basado en estadísticas objetivas sobre el uso de los buzones amarillos afectados”, añade.

La desaparición de los buzones no se produce al mismo ritmo en todas partes. Según nuestros cálculos, el departamento más afectado es Vendée, con un 25,6 % de buzones amarillos eliminados desde principios de año, es decir, uno de cada cuatro. Saône-et-Loire ocupa el segundo lugar, con casi uno de cada cinco (− 18,7 %) .

La región de Pays de la Loire se ve especialmente afectada, con otros tres de sus departamentos entre los 10 primeros: Loire-Atlantique, Maine-et-Loire y Sarthe. Muchos departamentos muy rurales también figuran en los primeros puestos de la clasificación: Cantal (5º), Dordogne (8º) o Corrèze (10º).

Buzones: los 10 departamentos más afectados por las supresiones

Sin embargo, no es una regla general: Córcega, Alpes-de-Haute-Provence y Lozère, con una población similar, se han librado de esta gran limpieza, al menos por ahora. Estos dos últimos departamentos incluso han ganado unos cuantos buzones desde principios de año.

Correos facilita la vida real en los espacios rurales llevando sus servicios a la puerta de casa

La Poste no ha querido comentar esas cifras departamentales. Afirma que no ha fijado un número deseable de buzones: considera que basta con retirar “progresivamente” los buzones “inutilizados”. Pero la limpieza está lejos de haber terminado. Un documento presentado al consejo de administración en junio de 2024, consultado por Mediapart, enumeraba las pistas para “optimizar las misiones de servicio público”.

En esa lista, se mencionaba la “reducción progresiva” del número de buzones en las calles, “de 120.000 a 90.000”. Si esta cifra es realmente un objetivo, La Poste podría retirar casi cinco veces más buzones amarillos que los eliminados desde principios de 2025. 

Traducción de Miguel López

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