Francia no esconde que necesita a Rusia para procesar uranio pese a las sanciones occidentales

Contenedores de uranio reprocesado a bordo del carguero Mijail Dudin, con destino a Rusia, el 15 de noviembre de 2025.

Jade Lindgaarde (Mediapart)

En la mañana del martes 18 de noviembre, el buque Mijail Dudin navegaba frente a la costa holandesa. A bordo llevaba un cargamento de contenedores de uranio y uno de los secretos más incómodos de la industria nuclear francesa: su dependencia de Rusia para sus actividades de reprocesamiento, es decir, la transformación de combustible ya irradiado en material reutilizable en un reactor.

El buque, con bandera de Panamá, tiene previsto atracar en el puerto de Oust-Louga, en el mar Báltico, un importante puerto industrial ruso. ¿Cuál será su próximo destino? Posiblemente la ciudad de Seversk, en la región de Tomsk, donde se encuentra una planta de conversión de uranio gastado, la única en el mundo que lleva a cabo estas operaciones, muy contaminantes. Está gestionada por Tenex, una filial del grupo estatal ruso Rosatom.

Pero el lunes 17 de noviembre no se había confirmado nada oficialmente y era palpable la incomodidad entre los actores con los que Mediapart se puso en contacto, pues es un acontecimiento que debería haber pasado desapercibido: la carga el sábado de unos contenedores radiactivos a bordo del buque panameño en el puerto de Dunkerque. La ONG Greenpeace descubrió la maniobra y tomó fotos de los contenedores metálicos marcados con el símbolo amarillo y negro de la radiactividad.

“Sin comentarios”

“Había entre diez y doce contenedores ISO de 20 pies, equipados para recibir bidones con material radiactivo”, explica Yannick Rousselet, consultor de Greenpeace, así como “cilindros 30BX” diseñados para el transporte de uranio enriquecido. Pero estos iban claramente vacíos, ya que no tenían el logotipo de radiactividad. “Es muy probable que sea EDF quien envíe uranio ya gastado en forma de U3O8”, un polvo de color negro verdoso, “así como los contenedores que se utilizarán para devolver ese uranio una vez transformado”, precisa este especialista antinuclear.

Por parte de EDF, “no hay comentarios ni información específica sobre el tema”. Tampoco ha habido reacción por parte de Rosatom, con quien firmó un contrato de 600 millones de euros en 2018 para reciclar y enriquecer uranio procedente de combustible gastado. El ministerio de Economía no ha respondido a las preguntas de los periodistas, mientras que su ministro, Roland Lescure, se congratulaba a principios de noviembre de que los “amigos de la energía nuclear” hubieran “ganado la guerra de religión” sobre el átomo. Por su parte, la Alta Comisión para la Energía Atómica parece estar descubriendo ahora la operación.

Solo Orano (antes Areva), que fabrica el uranio reprocesado, denominado “URT”, en La Hague (Manche) a partir de combustibles gastados de EDF y lo almacena en su planta de Tricastin, en Drôme, explicó a Mediapart que “el transporte de uranio reprocesado (URT) al que ustedes se refieren no es operado por Orano y el URT no es propiedad del grupo”.

Esta empresa industrial especializada en la fabricación de combustible, propiedad del Estado francés en más de un 90 %, añade que “no está presente en Rusia, no tiene empleados allí y no tiene contratos en curso para la compra o venta de uranio natural, reprocesado o enriquecido con empresas rusas”.

Business as usual

Pero los vínculos de EDF con Rosatom continúan, a pesar del estallido de la guerra en Ucrania en 2022. La conversión del uranio reprocesado producido en Francia sigue realizándose en Rusia. A finales de 2023 se utilizó una primera recarga de combustible reprocesado enriquecido en el reactor de Cruas 2, en Ardèche. Y desde 2024 se han suministrado otras recargas, con uranio enriquecido en parte en los Países Bajos y en parte en Rusia, según precisa la empresa eléctrica.

Cada año, EDF compra cerca de 7.000 toneladas de uranio en todo el mundo, así como todos los servicios de transformación asociados (conversión, enriquecimiento, fabricación de conjuntos combustibles y reciclaje de combustible), recuerda el grupo. Esto supone cerca del 10 % de la demanda mundial.

En este carrito de la compra nuclear encontramos combustible tratado en Rusia. Entre abril de 2024 y marzo de 2025, Francia volvió a importar 65 toneladas de uranio enriquecido procedente de Rusia, lo que representa el 20 % de sus importaciones totales de este producto, según los datos de aduanas analizados por Mediapart en junio.

Para las autoridades francesas, esto no supone ningún problema, ya que este volumen solo representa una mínima parte, alrededor del 5 %, de las 1.200 toneladas de combustible que se cargan cada año en las centrales nucleares francesas. Para garantizar la seguridad del suministro de sus reactores, EDF asegura que “maximiza la diversificación de sus fuentes geográficas y sus proveedores” y insiste en que no depende “de ninguna instalación, ninguna empresa y ningún país para garantizar la seguridad de su suministro”.

Entonces, “¿por qué seguir enviando uranio a Rusia para su tratamiento, cuando no hacerlo no tendría ninguna incidencia en el funcionamiento del parque?”, pregunta Pauline Boyer, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace Francia. Ella ve en ello “una señal política desastrosa”: ”Es realmente un cargamento vergonzoso, es indefendible intensificar el comercio con Rusia en un momento en que se intensifican los ataques contra la red energética de Ucrania.

¿35.000 toneladas de residuos futuros?

¿Es inmoral este sucio negocio nuclear con Rusia? En cualquier caso, no es ilegal, ya que “el combustible nuclear y otros bienes necesarios para el funcionamiento de las capacidades nucleares civiles” forman parte de los productos excluidos hasta ahora de las sanciones de la Unión Europea; la Comisión ha presentado después una hoja de ruta para eliminar progresivamente las importaciones rusas de energía. Rosatom y sus filiales estuvieron ausentes en la World Nuclear Exhibition, celebrada cerca de París a principios de noviembre, “por razones obvias relacionadas con la guerra”, según explicó su organizador.

¿Cuánto tiempo más durarán los negocios rusos de la energía nuclear francesa? EDF afirma estar “en conversaciones con varios proveedores” para desarrollar una planta de conversión de URT en Europa occidental. Pero hasta ahora no hay nada concreto. No se prevé ninguna instalación de este tipo en el megaproyecto de ampliación de las plantas de Orano en La Hague, denominado Aval du futur.

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Pero ocurre que, sin conversión, el URT extraído en La Hague no es reutilizable en las centrales nucleares. Se convertiría entonces en un residuo, mientras que hoy en día se considera “material radiactivo” y, por lo tanto, se valoriza como tal. En la planta de Orano en Pierrelatte (Drôme) hay cerca de 35.000 toneladas, según el inventario de la Andra (Agencia Nacional para la Gestión de Residuos Radiactivos). Un voluminoso paquete que el sector nuclear teme que algún día se convierta en una carga.

 

Traducción de Miguel López

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