Trump convierte el tribunal de inmigración de Manhattan en un centro de caza y deportación

Agentes federales vigilando un tribunal de inmigración en Nueva York.

Patricia Neves (Mediapart)

Nueva York (Estados Unidos) —

Nueva York (Estados Unidos).– En la duodécima planta del edificio de Federal Plaza nº 26, en Manhattan, donde tiene su sede el tribunal administrativo encargado de la inmigración, hay hombres con pasamontañas deambulando por los pasillos. Las familias tienen dificultades para reunirse dentro de las salas de audiencia ante los jueces que dictaminan principalmente sobre solicitudes de asilo. Allí, todos piensan en una sola cosa: lo que les espera a los inmigrantes al salir. ¿Quién será brutalmente detenido por las autoridades federales?

En Nueva York, donde reside la mayor población de indocumentados de Estados Unidos (cerca de 600.000 personas), la política de expulsiones a gran escala es una prioridad de la Administración Trump. No se basa únicamente en operaciones callejeras, en las que generalmente se persigue a quienes trabajan. En la ciudad más grande del país, una ciudad santuario que limita su cooperación con las autoridades federales en materia de inmigración, las redadas no suelen hacerse en la calle.

Se llevan a cabo en este imponente edificio de 41 plantas, que alberga tanto la sede neoyorquina de la policía federal de inmigración (ICE) como un tribunal administrativo especializado en cuestiones de asilo e inmigración. Un chollo para el ICE, que solo tiene que subir unos pisos para detener a los migrantes que se presentan cada día por docenas. Allí, en los pasillos, se repite la misma escena.

Gritos en español, lágrimas, manos que intentan retener a un ser querido que acaba de ser detenido. Niños pequeños, con los ojos como platos, que no comprenden que probablemente no volverán a ver a su padre o su madre, que pronto serán deportados o trasladados a una prisión, lejos, muy lejos, a miles de kilómetros. En las últimas semanas, el edificio del Federal Plaza se ha convertido por sí solo en un asunto político, un punto de tensión.

Porque para las autoridades demócratas de la ciudad de Nueva York, al igual que para otras organizaciones de defensa de las libertades civiles o de ayuda a los migrantes, esta estrategia disimulada de separación de familias es simplemente ilegal. Esas detenciones en los locales del tribunal, explicaron en una denuncia presentada a principios de agosto en Nueva York, constituyen una violación de las propias directrices internas del ICE, que deben garantizar el acceso a una justicia administrativa imparcial y “equitativa”.

Detenciones en los tribunales

Acusaciones que son rechazadas en bloque por Tricia McLaughlin, portavoz del departamento de Seguridad Nacional. Las detenciones en los tribunales son una cuestión de “sentido común”, defendió en primavera. “Permiten ahorrar valiosos recursos policiales, ya que los agentes ya saben dónde se encuentra su objetivo”. Estas detenciones serían también “más seguras”.

A la espera de que se examine la denuncia presentada a principios de agosto, la justicia federal de Nueva York ha decidido autorizar el despliegue de agentes federales en los tribunales administrativos. Aunque la decisión es solo temporal, suscita numerosos interrogantes, ya que las detenciones en el Federal Plaza parecen formar parte de una estrategia más amplia de “erosión” del Estado de derecho.

A finales de octubre, allí están, apostados a la salida de una sala de audiencias del tribunal. “¡Contra la pared!”, ordena un agente federal a los fotoperiodistas. Es casi mediodía y en la duodécima planta del edificio llevan varias horas esperando una docena de agentes. Algunos no pertenecen al ICE, sino a los IRS (Internal Revenue Service, una agencia encargada de hacer cumplir las leyes fiscales), que se supone persiguen a los delincuentes financieros. Están buscando a un joven inmigrante, vestido con “una camiseta gris”, confiesa un voluntario a Mediapart.

Están deteniendo a migrantes que respetan la ley y siguen el procedimiento

Un voluntario

El éxito de las políticas de la Administración Trump, que se ha fijado el objetivo de 3.000 detenciones diarias, se basa en la eficacia de esos agentes federales. En Nueva York, por el momento, parecen estar lejos de su objetivo. De los 60.000 inmigrantes actualmente encarcelados en todo el país, “solo” 3.320 fueron detenidos en el Estado de Nueva York entre enero y julio. La mitad de ellos fueron detenidos precisamente en los pasillos del Federal Plaza y, en algunos casos, fueron arrestados en condiciones potencialmente inhumanas.

Un joven con camiseta gris, venezolano, es una de las personas encarceladas. En la sala del tribunal, parece que está sentado junto a su pareja y su hijo pequeño. La audiencia de esta familia solicitante de asilo, a finales de octubre, era para una simple formalidad, para verificar un cambio de domicilio (o de situación) de cara al alegato final.

Pero cuando el joven sale del recinto, los agentes federales se abalanzan sobre él. En un acto reflejo, el venezolano levanta las manos, ante la mirada llorosa y desesperada de su compañera. Ella parece perdida, sin saber qué hacer ni adónde ir, mientras el niño, acompañado por voluntarios, la sigue, intimidado.

“No puedo soportarlo”, confiesa precisamente uno de los voluntarios a Mediapart, que se describe a sí mismo como un heredero de la derecha de John McCain (fallecido en 2018, este senador republicano era crítico con Donald Trump). “No digo que no se pueda expulsar a la gente”, añade. “Es la ley. Pero aquí están deteniendo a migrantes que respetan la ley, que siguen el procedimiento”.

Obstáculos a los derechos de los migrantes

Aunque esas detenciones aparecen claramente como una de las principales herramientas de la Administración Trump (se han asignado 45.000 millones de dólares al ICE a través de la gigantesca ley presupuestaria), no son las únicas a disposición del poder.

“El nuevo enfoque del Gobierno consiste en socavar las últimas protecciones previstas, entre otras, en la Constitución”, resume Karla Ostolaza, una de las directoras de Bronx Defenders, un bufete de abogados de oficio que ayuda a los inmigrantes. En el día a día, explica, “la erosión” de esas protecciones a veces no se ve.

Jed Wasserman, abogado de Nueva York especializado en derecho de extranjería, enumera una larga lista: “Ahora se ha eliminado por completo la posibilidad de libertad bajo fianza, aunque la persona no represente ningún peligro para la comunidad. Apelar cuando se ha denegado una solicitud de asilo también se ha vuelto muy desalentador. Antes costaba unos cien dólares. Ahora, más de mil”.

“En Nueva York”, continúa, “además han sido despedidos varios jueces administrativos. Como si el poder quisiera enviar una señal a los jueces restantes. En general, hoy en día, los abogados del departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos [del que depende el ICE, ndr] han aumentado el número de procedimientos, incluso por las cosas más insignificantes.”

Margaret Cargioli, abogada del Immigrant Defenders Law Center, opina lo mismo. Lo más llamativo para ella ha sido observar “la implantación de un nuevo sistema por parte de la Administración Trump, destinado a instaurar el archivo anticipado de los expedientes de asilo. Porque nada justifica que el expediente de una persona se archive prematuramente sin que ésta pueda presentar pruebas o testigos sobre su elegibilidad para el asilo”.

“La Administración Trump”, añade la abogada, “pretende reducir la financiación pública de los fondos para que los niños migrantes puedan estar representados por un abogado de oficio. Al mismo tiempo, invierte miles de millones de dólares para separar a los niños de sus padres”. Ya se han producido veinte muertes en los centros de detención del ICE desde que Donald Trump volvió al poder, recuerda. Entre las causas de esas muertes se encuentran accidentes cerebrovasculares, un caso de insuficiencia respiratoria y tres posibles suicidios.

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En la ciudad de Nueva York, varios hijos de migrantes escriben a sus padres encarcelados. Un domingo de finales de octubre, una niña de 13 años se afana en ello con su letra redondeada e infantil, bajo la mirada de voluntarios. Dibuja estrellas y un corazón. Su padre fue detenido hace unos días en el Federal Plaza. La niña escribe en español: “Papá, te echo mucho de menos. [...] No has hecho nada malo. No eres un delincuente...”.

 

Traducción de Miguel López

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