CALIDAD DEL AIRE
La contaminación de un pueblo de Pirineos es más tóxica que la de Barcelona por las estufas de leña
La llegada del frío supone empezar a encender las estufas de leña en muchos lugares de la España rural, una práctica que tiene importantes riesgos para la salud en algunos lugares del país, por mucho que la instalación esté perfectamente ventilada. Un grupo de investigadores españoles descubrió que un pueblo de los Pirineos sufría una concentración de contaminantes mucho más tóxica para la salud que respirar el aire del centro de Barcelona.
El pueblo estudiado, Bellver de Cerdanya (Lleida), se caracteriza por encontrarse en un valle del Pirineo catalán, una zona cuya orografía impide que el humo de las chimeneas se disipe. Las capas de la atmósfera más bajas son prácticamente estáticas por el efecto de inversión térmica que producen las montañas, de manera que no hay un intercambio natural de aire entre las diferentes capas que disipe la contaminación. Este efecto es común en las noches de invierno con ausencia de viento, pero en los valles ocurre de manera más marcada.
Carmen Bedia, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea), fue una de las autoras del estudio, publicado en la revista Atmosphere en 2021. Explica que se encontraron una atmósfera "super tóxica" en el interior de Cataluña. "Expusimos células pulmonares a las concentraciones de contaminantes que había en Bellver de Cerdanya en los meses de noviembre y diciembre, y el 80% de las células se murieron. Para comparar, hicimos el mismo experimento con el aire de Barcelona, contaminado con el tráfico de los coches, y la mortalidad fue del 30%", resume la experta.
La diferencia es que el humo que proviene de la quema de biomasa tiene una alta concentración de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), sustancias que se forman durante la combustión incompleta de materia orgánica. Tienen propiedades irritantes y algunos de ellas son cancerígenas, como el benzo(a)pireno, que se emite cuando arde la madera y los rastrojos.
"Estos poli-aromáticos son muy tóxicos y muy agresivos en zonas rurales donde no corre aire. Proceden principalmente de las estufas de las casas... Esos días en los que estamos en el campo pensando que respiramos aire puro porque huele a leña", señala Bedia. La experta añade que si la madera que arde está recubierta con pinturas o barnices, la toxicidad es mucho mayor porque el humo arrastra también plastificantes, retardantes de llama y otros químicos.
El estudio, elaborado con datos recogidos entre agosto y diciembre de 2019, consistió en instalar filtros de partículas en tres puntos de Cataluña. Un municipio rural (Bellver de Cerdanya, Lleida), uno semiurbano (Manlleu, Barcelona) y una gran ciudad (Barcelona). En la capital catalana se registraron los mayores niveles de micropartículas PM10 y NO2, que son dañinas para la salud y cuyo origen principal es el tráfico y la industria. Sin embargo, en Manlleu y en Bellver los niveles de HAP fueron mucho mayores, y al aplicar estas muestras de contaminantes sobre cultivos epiteliales pulmonares, detectaron niveles muy altos de toxicidad y mortalidad celular.
Además, los investigadores detectaron con claridad que durante los días de vientos intensos –mejor calidad del aire–, la concentración de poli-aromáticos fue mucho menor, así como la mortalidad de las células pulmonares expuestas a ellos. Lo mismo ocurrió con las muestras recogidas en agosto porque no hubo quema de leña.
Esta investigación es una evidencia más del peligro no solo de las estufas de leña, sino de la inhalación del humo que procede de las quemas forestales. Los bomberos son el colectivo más expuesto a este riesgo, pero también los vecinos que viven en zonas que arden recurrentemente, aunque estén a kilómetros de distancia de las llamas.
Marcos Gómez, portavoz la Asociación de Trabajadores de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (ATBRIF), denunciaba este verano en infoLibre, que los bomberos se enfrentan a los incendios con un trapo en la boca o a cara descubierta, porque no pueden usar mascarilla debido al intenso esfuerzo físico que realizan. "Llevo 20 años apagando fuegos y parece que soy fumador en el reconocimiento", afirmó.
Carmen Bedia, del Idaea, está precisamente estudiando cómo afecta el humo de los incendios a estos profesionales. "En la exposición fuerte y a corto plazo vemos que las células no mueren, pero sufren una fuerte oxidación. Si la célula no la contrarresta, puede provocar la destrucción del ADN y terminar muriendo. Los bomberos deberían trabajar siempre con mascarilla porque se expone una gran toxicidad", señala.
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El impacto en la población de este humo apenas se ha estudiado en España, aunque se han hecho investigaciones puntuales en la última década. Julio Díaz, doctor investigador del Instituto de Salud Carlos III, ha publicado varios análisis que apuntan a un aumento de la mortalidad prematura de la población por enfermedades circulatorias y respiratorias tras la exposición al hollín, así como a un pico en los ingresos en hospitales, en los problemas en el embarazo o en las enfermedades mentales. Incluso para personas que se encuentran a cientos de kilómetros del fuego.
Un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) también está haciendo un seguimiento de los efectos del humo del volcán de La Palma de 2021 entre los vecinos que vivían en la zona de exclusión, comparándolos con aquellos que residían en los extremos de la isla. "De momento hemos publicado el primer seguimiento de los afectados, y hemos visto que a mayor exposición, mayor probabilidad de desarrollar problemas respiratorios", comenta Cristina Candal, profesora de Salud Pública en la USC.
Al igual que pasó con algunos de los afectados por el atentado de las Torres Gemelas, explica, los más expuestos han sufrido "una reducción importante de la función pulmonar", aunque en principio debería corregirse con el paso del tiempo. También son habituales en La Palma los casos de tos, dolor de pecho, dificultad al respirar o picor de garganta, síntomas que también son el día a día de los bomberos forestales.