Un nuevo cubo de basura en la calle: los ayuntamientos ya están obligados a recoger ropa y aceite usado

Imagen de archivo de la planta de clasificiación de ropa usada de la empresa Humana en Leganés.

Desde el pasado 1 de enero, todos los municipios de España están obligados a recoger de forma separada los residuos textiles de sus vecinos. Al igual que ocurre con los envases de plástico, el vidrio, el papel y el orgánico, la ropa y otros artículos elaborados con tejidos tendrán que tener sus propios cubos de depósito para garantizar que no acaban mezclados con la basura en los contenedores genéricos, como ocurre ahora. El sistema tiene que ser organizado y financiado por las empresas textiles, y en teoría no costará dinero a los ayuntamientos, aunque los expertos dudan que vaya a ser así, porque la experiencia similar de la recogida de envases —que en teoría deben pagar las empresas del plástico— ha terminado costando cientos de millones cada año a los alcaldes. 

La normativa de recogida separada de textiles introdujo con la Ley de residuos de 2022, que a su vez es proviene de la directiva europea de residuos, pero se dio un periodo de adaptación a los ayuntamientos hasta el 31 de diciembre de 2024. Sin embargo, es evidente que el sector no ha cumplido con el calendario porque la recogida separada todavía no se está llevando a cabo en la inmensa mayoría del territorio. La ley también recoge que el 1 de enero de 2025 se tienen que recoger por separado aceites de cocina usados, residuos domésticos peligrosos y voluminosos (muebles y enseres).

La política europea de residuos se basa en el principio de que cada empresa debe hacerse responsable de la basura que generan sus productos, por eso debe ser la industria textil la que financie el coste de recoger la ropa. Igual que en el sector de los plásticos es Ecoembes quien debe pagar a los ayuntamientos a cambio de la recogida de los envases, las empresas de ropa, calzado y tejidos tendrán a partir de ahora que pagar a los alcaldes el coste de instalar cubos específicos para textiles, así como su recogida.

Hace solo tres meses, en octubre, la patronal de los fabricantes de ropa presentó la organización que se encargará de esta gestión, Re-viste, donde participan empresas como Inditex, H&M, Mango o Primark. La industria se encuentra todavía muy lejos de cumplir con la normativa porque Re-viste todavía no está operativo. En abril comenzará una prueba piloto de un año en seis municipios de España donde recogerán ropa y tejidos en contenedores urbanos y en puntos clave como centros comerciales, tiendas, colegios y parroquias. Los textiles que se recuperen en buen estado se destinarán a reventa, mientras que los desgastados se clasificarán por composición para ser después reciclados. 

Raúl González, director de Ecodicta, una empresa de ropa de segunda mano, se muestra muy escéptico con el sistema Re-viste. Este experto en moda circular explica que en Francia llevan más de diez años utilizando un formato similar y los fabricantes no logran recoger en los contenedores ni un tercio de la ropa que les corresponde tratar. En concreto, la principal sociedad creada para este cometido en Francia, Re_Fashion, apenas recuperó en 2023 el 23% del textil que pusieron sus empresas en circulación. "El ejemplo francés nos dice que la recogida separada de textil es muy difícil. En realidad lo que van a montar es un sistema que sirve para maquillar a los fabricantes porque les permite seguir con su negocio de venta de fast fashion intacto. Lo que tenemos que exigir es que se vendan menos prendas", afirma.

Alberto Vizcaíno, experto en residuos y autor del libro Contenedor Amarillo S.A., advierte también de que la industria textil está siguiendo peligrosamente los pasos de Ecoembes, la sociedad creada por los fabricantes de plásticos para hacerse cargo de los envases. Ecoembes lleva más de dos décadas funcionando y sus resultados son nefastos, puesto que todavía hoy solo se hace cargo realmente de cuatro de cada diez botellas que pone en circulación. "Una de las propuestas originales era formar una organización textil a partir de Ecoembes, pero las grandes marcas se han desligado. En todo caso, quien dirige Re-viste es una persona de la compañía", explica Vizcaíno. Se refiere a Juan Ramón Méndez, director general de Re-viste, que trabajó seis años en Ecovidrio y entre 2013 y 2018 fue alto cargo de Ecoembes.

La industria del plástico ideó en los años 90 un sistema que todavía funciona basado en la recogida de envases en las calles mediante contenedores amarillos, que después recogen los ayuntamientos con sus equipos de limpieza. Una vez separados y almacenados los envases, Ecoembes paga a los ayuntamientos por haberse hecho cargo del proceso. El sistema es similar al que se plantea ahora para el textil, por eso los expertos temen que Re-viste tenga un desempeño tan nefasto como el de los plásticos. 

Un sector donde prácticamente no existe el reciclaje

El sector textil es una de las industrias más contaminantes del mundo y las prendas cada vez se desechan con menos usos, generando una cantidad ingente de basura que acaba en los vertederos. Según la Agencia Europea de Medioambiente, cada europeo tiró a la basura 16 kilos de ropa en 2020, el dato más reciente disponible, y solo el 12% de esa cantidad se recogió por separado en contenedores específicos. Los productos de tejidos naturales y sintéticos son especialmente difíciles de reciclar, según los expertos, por lo que prácticamente todos los textiles que acaban en la basura mezclados con comida, metales o plásticos, nunca se recuperan. De media en Europa, el 87% de la ropa usada acaba en vertederos o en incineradoras.

"El reciclaje de ropa es muchísimo más complicado que el de otros residuos, como las botellas", explica Raúl González. "Las prendas combinan fibras de muchos materiales e incluso de plásticos de diferentes tipos, y tienen también cremalleras de metal. En general, es más barato fabricar prendas nuevas en países en vías de desarrollo que reciclar la ropa, por eso hasta ahora no había voluntad de invertir en estos sistemas", añade.

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