Memoria histórica

La red social de la memoria

Imagen de archivo de una manifestación en defensa de la memoria histórica.

Cada día llegan cinco, seis, siete correos electrónicos, en un goteo constante que nos recuerda las dimensiones de la represión. Una nieta que ha descubierto con emoción o con estremecimiento que el nombre del abuelo asesinado está incluido en la lista. Un sobrino que comprueba que el de su tío no aparece. La primera solicita información y acaba en contacto con el investigador que dio con el expediente de su familiar muerto. La segunda recibe la llamada de un historiador que intenta recomponer el puzle de las matanzas en su pueblo 80 años atrás. Así funciona Todos los Nombres, la red social contra el olvido, la web de la memoria.

¿Cuántas veces han oído que la memoria histórica no debería consistir sólo en abrir fosas y en contar muertos, sino también en ofrecer consuelo, generar comunidad y conectar la actividad investigadora con el anhelo de reparación de los familiares de las víctimas? Pues aquí se hace realidad este planteamiento. "No es una página muerta, que ofrezca sólo información. Es una página viva, en movimiento", explica el historiador José Luis Gutiérrez Molina, director científico del proyecto. La web de esta iniciativa civil, impulsada por la CGT y la asociación Nuestra Memoria, pone los vellos de punta. A lo largo de once años de trabajo meticuloso y desinteresado, la página ha ido acumulando los nombres y datos básicos de 91.900 represaliados en Andalucía, Extremadura y el norte de África. Son públicos, accesibles a través de un buscador por campos: apellidos, nombre, apodo, municipio, lugar de nacimiento o de fallecimiento... 738 tienen incluso microbiografías donde se da breve cuenta de su vida, su trayectoria y –tantas veces– su muerte. Es inevitable quedarse mirando, cuando las hay, las viejas fotografías en sepia o blanco y negro. Es posible pasar horas viajando por las peripecias de los perseguidos.

"Llevan mucho tiempo trabajando en la misma línea, con mucha seriedad y constancia. La gente confía en ellos y además conocen el mundo académico, lo cual es un milagro. Cada dato que nos llega de alguien del sur, se lo enviamos", explica Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que afirma que, por dimensión y profundidad, se trata de la mayor iniciativa de recogida y difusión de datos de represaliados puesta en práctica en España por el movimiento memorialista.

"¿Dónde está? ¿Qué pasó?"

Tras una mesa desordenada en la sede sevillana de CGT, en la calle Isacio Contreras, se sienta Cecilio Gordillo, funcionario de Tráfico y responsable del grupo de trabajo sobre memoria histórica del sindicato. "La pregunta con la que más nos llegan los familiares es 'dónde está, qué pasó'. Pero muchos llegan también con información. Aquí hacemos, digámoslo así, de Celestina entre familias e investigadores", explica coloquialmente. El propio Gordillo tiene un familiar incluido en la lista de nombres: su tío Gregorio Giraldo Carmona, bracero, fusilado en septiembre de 1936 en Medina de las Torres (Badajoz), como acreditó el historiador Francisco Espinosa en La columna de la muerte.

También la cantautora Lucía Sócam, que rinde homenaje con su música a la historia de los olvidados, conoce por experiencia directa el trabajo de Todos los Nombres. En su familia son víctimas su abuelo, varios tíos y la hermana de su bisabuela, una de las 17 rosas de Guillena (Sevilla). "Nosotros, que tenemos una asociación local, aportamos datos de Guillena (Sevilla). Todos los Nombres actúa de buena fe y lo más importante es que trabaja de la mano de las familias", explica.

'Picar' nombre a nombre en el ordenador

A la espalda de Cecilio Gordillo, coordinador general de Todos los Nombres, cuelga de la pared de su despacho una bandera roja y negra y se acumulan en las estanterías decenas de libros, la mayoría investigaciones locales sobre la represión. Ése es, más que la prestigiosa historiografía de las grandes firmas, el material de trabajo de Todos los Nombres: la historia pueblo a pueblo, expediente a expediente, apellido a apellido. "Nosotros no competimos con los investigadores. Nos ayudan y si podemos los ayudamos. Trabajamos con información que no es nuestra", afirma mientras ojea la última investigación local llegada a su colección. Como anexo de la misma hay una tabla con nombres de represaliados, cuya inclusión en las investigaciones historiográficas es una práctica cada vez más común. Si hay suerte, el investigador-colaborador la envía digitalizada, lo que facilita la publicación de las nuevas entradas en la página web. Si no, como tantas otras veces, tocará arremangarse y picar nombre a nombre en el ordenador.

Ni a Gordillo ni al resto de impulsores de Todos los Nombres se les caen los anillos. Conocen cada archivo, cada asociación de familiares, cada cronista oficial, cada publicación. Mandan y responden correos, llaman y reciben llamadas. Así van componiendo su vademécum de la memoria. El listado no está accesible de la A la Z. Es decir, no es posible consultar de golpe toda la información. Hay que buscar por campos. A los responsables del proyecto no les hace ninguna gracia la idea de que tantas horas de trabajo, tantos datos desvelados por familiares e investigadores, acaben en manos oportunistas con un par de clics.

Asesores y colaboradores

Siempre aparece citada la fuente de donde se obtiene la información. La máxima es que el entusiasmo reparador no debe sacrificar el rigor histórico. El equilibrio es difícil: a veces la información llega de familiares, a los que es injusto reclamar objetividad sobre sus muertos. Hay que contrastar. Todos los Nombres tiene un consejo asesor del que forman parte Josep Fontana, Paul Preston y Reyes Mate. Antropólogos, geógrafos, archiveros e historiadores integran su consejo asesor. En primera línea están Gordillo (CGT) y Paqui Maqueda (Nuestra Memoria), además de un pequeño equipo de historiadores e informáticos. Desde el punto de vista metodológico y de aportación de información, tres historiadores son clave: Francisco Espinosa, José María García Márquez y Fernando Romero.

No hay interés económico. Todos los Nombres se mantiene actualmente con un apoyo de la Junta de Andalucía de 10.000 euros al año, fruto de una subvención nominativa aprobada por el Parlamento de Andalucía y que supone un reconocimiento expreso de la valía del proyecto. Han pasado años enteros financiándose con aportaciones solidarias, que recaban en actos o a través de la página web. El director general de memoria democrática de la Junta, el historiador Javier Giráldez, fue colaborador del proyecto, al que le une un vínculo afectivo. No en vano un tío-abuelo de su padre, Juan Pérez Mendoza, que fue alcalde de Montellano (Sevilla) y murió fusilado en el 36, también está incluido en la página. "Para la búsqueda de desaparecidos por parte de las familias en la guerra civil no hay nada que se le parezca", afirma. Giráldez le da especial valor a los más de 1.100 documentos de interés historiográfico subidos a la web. 

Un servicio público

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El director científico al pie del cañón es el historiador José Luis Gutiérrez Molina, uno de los más prolíficos investigadores de la historia social de Andalucía, que ha prestado especial atención al fenómeno del anarquismo. Él considera que Todos los Nombres es "una actuación pública". "Yo no estoy de acuerdo con que lo público sea sólo lo que hacen las administraciones. Lo que prestamos aquí es un servicio público, aunque seamos de la sociedad civil", afirma. Se muestra orgulloso de la "regularidad" en el trabajo desde 2006, y compara la iniciativa en importancia con la que la impulsa la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, sólo que ésta se encarga sobre todo de las fosas y Todos los Nombres, de la recopilación de datos. Ambas se complementan.

Gutiérrez Molina lamenta que la cifra de incluidos en la web sea tan alta. "Ojalá fueran menos. Pero es lo que hubo. No incluimos sólo asesinados, también a los que sufrieron incautación, trabajo esclavo, prisión, exilio... Estaríamos felices de decir que están todos los nombres ya, pero sabemos que no es así. Cada día nos llegan nuevos correos electrónicos", explica. Hay un caso que se da con bastante frecuencia: el nieto residente en Barcelona, en Madrid, o incluso en Francia, que ha encontrado en la web el nombre de su abuelo y quiere saber más. "A veces no podemos aportar más, o sólo podemos ponerlo en contacto con el historiador", explica Gutiérrez Molina. Y admite que no es fácil atender la demanda. "Somos poquitos. Si por lo que sea tardamos una semana en responder un correo, nos cae un bronca. Pero bueno, claro, lo entendemos". Es frecuente que los usuarios crean que se trata de un servicio público, en el sentido de administrativo, lo cual incrementa el nivel de exigencia y la sensación de estar en el derecho de ser atendido.

El esfuerzo, señala Gordillo, merece la pena. Recuerda un caso reciente. Una mujer envió un correo desde Francia, interesándose por su abuelo, Manuel Fernández Ávila, de Constantina (Sevilla). Su nombre estaba en la web. "Contactamos con el historiador local [Juan José López] y resulta que justo se estaba abriendo una fosa en El Madroño en la que podían estar sus restos. En 24 horas le dimos a la mujer esa respuesta. Ella nos dijo: 'Mira, después de tantos años sin saber nada, yo no le puedo decir esto a mi madre. Le daría algo'". El hombre resultó no estar finalmente en la fosa. Es imposible cerrar del todo el cómo, el cuándo y el dónde de la represión pueblo a pueblo. Y es enormemente difícil averiguar el quién. A esa tarea se dedica Todos los Nombres, discreta y generosamente.

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