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Larry David: el impresentable más divertido de la televisión

La televisión es maravillosa. Es un invento extraordinario por muchísimos motivos. Uno de ellos es que podemos recibir en casa cuando queramos, sin compromiso, al tipo más mezquino y egoísta, sufrir y reír a carcajadas con él y apagarlo si ya no podemos más. Ese ser es el cómico Larry David, que se interpreta a si mismo en esta serie que también lleva su nombre y que acaba de completar su décima temporada. Está disponible al completo en HBO.

El cómico Joaquín Reyes expresa en el vídeo que puede verse aquí su admiración por la serie y por Larry David. Joaquín Reyes ha realizado numerosos programas de humor y actualmente colabora con El intermedio caracterizado en cada ocasión como un personaje de la actualidad y también puede verse su serie antológica Capítulo 0, disponible en Movistar +. Reyes comenta el prestigio de esta serie entre los cómicos y guionistas, reflexiona sobre el humor judío y recuerda alguna de las escenas para precisar el tipo de humor de Larry David.

Esta personalidad era maniática, egoísta y reacia a cualquier sentimentalismo. En los diez años de la serie no se manifestó afecto desinteresado, sí interés, quizá apego, pero nunca cariño o ternura. Eso sí, Seinfeld era un microscopio potentísimo que sacaba a la luz las mezquindades y manías de los personajes,Seinfeld en las que los espectadores se pueden ver reflejados más a menudo de lo que sospechaban.David viene de los monólogos interpretados en un bar o teatro. Después creó y escribió la serie de humor más exitosa de los 90, Seinfeld. Pero la suya no es una historia en línea recta. Fracasó muchas noches como cómico, incluso le tiraron objetos como protesta y a la vez era el favorito entre sus colegas humoristas. Era intransigente, no cambiaba su humor aunque fuera minoritario. Como guionista también tuvo sonados fracasos. Conocida es la historia de que estuvo trabajando un año entero en el mítico programa de humor Saturday Night Live y solo consiguió que se emitiera uno de sus scketches y en el peor horario. Disgustado por el trato que le daban, un viernes le dijo de todo al jefe hasta desahogarse y dimitió airado, pero de camino a casa se dio cuenta de que no tenía más ingresos, así que el lunes volvió a trabajar simulando que nada había pasado y milagrosamente siguió en su puesto. Este incidente acabó en un episodio de Seinfeld, como cientos de anécdotas y rasgos de su carácter. Jerry Seinfeld, también cómico y protagonista del gigantesco éxito que llevaba su nombre, reconocía abiertamente que el 80% de la personalidad de la serie se debía a Larry David.

Estos son los antecedentes. Dos años después de acabar Seinfeld, en el año 2000 andaba Larry David preparando un monólogo para el teatro y un amigo le sugirió grabarse preparándolo. Una cosa llevó a la otra y creó Curb your enthusiasm (Contengan su entusiasmo), aquí llamada Larry David, que ha acabado siendo la comedia más original y libre de las grandes. Y no es una frase hecha, es la única que no está completamente escrita. Es una especie de falso documental, que sigue a un Larry David parecido al real, con amigos reales y ficticios, con una esposa distinta a la real y que va aún mas lejos en desvergüenza que el verdadero.

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Como autor, Larry David es el rey de la escaleta, planifica la temporada, crea cada episodio como una línea de diminutos incidentes que se mezclan unos con otros hasta componer pequeñas tormentas. Ruedan por la ciudad, nunca en platós, todo respira credibilidad, las calles, los restaurantes, las casas. Explica a los actores, que suelen ser amigos, lo que quiere y les da alguna línea escrita y después improvisan, graban muchas tomas y se puede decir que gran parte del guión sale de la sala de montaje, donde se afina el ritmo y la melodía de todo lo grabado.

El episodio resultante suele ser un crescendo de situaciones bochornosas, momentos embarazosos, vergüenza ajena y gritos –nuestros– a la pantalla, “no lo hará, no puede hacerlo, es demasiado… ¡Lo ha hecho!”. Pero algo tendrá este varón millonario blanco y asocial para resultar interesante, y lo tiene, es una mirada laser, una sensibilidad finísima para detectar el protocolo en el que nos movemos. Creemos que vivimos en una sociedad bastante abierta pero David demuestra que hay infinitos límites en la vida cotidiana y quien los traspasa parece un completo anarquista, como el que hace tres comentarios negativos al camarero sobre la comida, aunque sean verdad o quien dice: “no, gracias” cuando le ofrecen conocer la casa en la que está invitado. Y todos tenemos esos límites. Después de coincidir en la playa con su psicólogo en tanga deja la terapia. Admitámoslo, la imagen nos perseguiría de por vida a muchos. O no podríamos concentrarnos en la comida si nuestro acompañante llevase la infame gorra roja de Make America Great Again. Y si puede pisar un charco con su humor lo pisa, ya sean las discapacidades, las enfermedades, el feminismo, o cualquier tabú judío, cultura de la que proviene el autor.

Además de esta mirada tan personal y, sobre todo, divertida, la serie ofrece el atractivo de un reparto con enormes cómicos y actores como invitados, desde Mel Brooks a Ted Danson pasando por todos sus compañeros de Seinfeld e innumerables sorpresas más. Todos participando de esta comedia del bochorno o de la grima, un género que ha ido creciendo en las últimas décadas, y que los británicos dominan. Por ejemplo Ricky Gervais, creador de The office y últimamente la brillante y omnipresente Phoebe Waller-Bridge y su serie, Fleabag. Este género recuerda al terror. Te puedes tapar la cara con las manos, pero no puedes evitar abrir los dedos y mirar hasta el último detalle. Pero lo mejor de Larry David es que te ríes. Mucho.Larry David

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