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Andalucía

Susana Díaz deja al 'sanchismo' fuera de su ejecutiva

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

La nueva dirección del PSOE andaluz no incluye a los afines al secretario general del partido, Pedro Sánchez, que ganó el congreso federal pero cuyos partidarios son minoría en la federación más numerosa del partido. Díaz fue coherente con su diagnóstico. En su presentación del informe de gestión sobre sus cuatro años como secretaria general del PSOE andaluz había destacado los logros de unir al partido y ganar elecciones y se mostró convencida de seguir haciéndolo. Su informe de gestión obtuvo casi un 95% de apoyo. ¿Para qué cambiar, entonces? La líder andaluza mantiene a Juan Cornejo como secretario de Organización y a Micaela Navarro como presidenta.

El esquema es similar al que siguió con su crisis de gobierno tras la derrota en las primarias: cambios sí, incluso numerosos –en le ejecutiva hay 23 novedades de 43 miembros–, pero manteniendo intacto el cogollo del poder, porque lo contrario sería transmitir la idea de un cambio de rumbo, una autoenmienda contradictoria con su diagnóstico optimista. Mario Jiménez, el que fuera portavoz de la gestora y sobre el que se ha especulado persistentemente con la posibilidad de pasar a integrar el Gobierno andaluz o altas responsabilidades de dirección del PSOE andaluz, continuará como portavoz parlamentario.

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Los afines a Sánchez no dieron el paso de presentar un candidato que se pudiera oponer a Díaz en unas primarias. El único que lo intentó, un sanchista espontáneo sin apoyo del círculo del secretario general que ni tan siquiera tenía caché orgánico en su propia provincia (Jaén), se quedó lejos de recabar los avales necesarios. No hubo pues confrontación electoral, como tampoco la hubo en 2013. Díaz no tiene rival por le control del partido en Andalucía.

Tampoco ha habido integración orgánica, como no la ha habido en los espacios que controla el secretario general a nivel federal. A juicio de los afines a Sánchez, no se puede hacer una simetría, porque Sánchez es el secretario general de Díaz, pero no al revés, y porque el PSOE andaluz es parte del PSOE, pero no al revés. Pero lo cierto es que el mensaje que sale del congreso andaluz es que el PSOE de Díaz es otra cosa. Que sí, que forma parte del PSOE, pero que es "el PSOE de Andalucía", no una "sucursal" de Ferraz. Como tal no apoya la "plurinacionalidad del Estado", ni los pactos con Podemos, ni el sacrificio del pragmatismo en aras de la "pureza ideológica" que este partido representa.

Si ése es el mensaje de Díaz, con la formación de la ejecutiva le ha puesto nombre a todas sus intenciones. Y ha creado dos secretarías: una) memoria histórica, que entronca con una preocupación de Díaz por trabajar un perfil de izquierdas, desgastado por una campaña de primarias que acabó situándola en numerosos círculos de opinión como estandarte del ala conservadora del partido; y dos) libertades y política territorial, al frente de la cual ha puesto al diputado granadino Gregorio Cámara, catedrático de derecho constitucional y federalista, portavoz del PSOE en la comisión constitucional del Congreso. Cámara fue miembro del Consejo para la Reforma Constitucional, formado por Sánchez en 2015. Díaz pretende defender su vía, basada en la llamada Declaración de Granada, para hacer frente al proyecto independentista en Cataluña y otorgar protagonismo en Andalucía en el debate territorial, que afecta tanto al modelo de Estado como a la financiación.

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