La crisis del coronavirus

Casado apoya a Sánchez en la gestión de la crisis: "Tiempo habrá de dirimir responsabilidades"

El líder del PP, Pablo Casado durante su intervención en el pleno extraordinario.

A las 9.01 de la mañana, la presidenta del Congreso de los Diputados daba por inaugurada una sesión parlamentaria atípica. Con un hemiciclo prácticamente vacío por las medidas para la contención del coronavirus, Meritxell Batet(PSOE) arrancaba con un recuerdo a las personas fallecidas por esta pandemia y con su agradecimiento al personal sanitario y a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Con la actividad parlamentaria ordinaria suspendida hasta nueva orden, este miércoles tocaba dar luz verde al decreto de estado de alarma y a las medidas extraordinarias aprobadas por el Ejecutivo para hacer frente a este virus mortal que ha provocado un terremoto sin precedentes en la economía. En la Cámara, además de la presidenta, se daban cita cinco miembros de la Mesa, 23 diputados, cinco ministros, el secretario general, dos letrados, dos fotógrafos, un ujier y una taquígrafa. Una foto inédita que se mantuvo durante las casi cinco horas que duró la sesión.

Lo atípico de la jornada también fue el tono empleado por los oradores, menos subido que al que nos tienen acostumbrados sus señorías en los plenos ordinarios. No faltaron las lógicas discrepancias ideológicas y la exigencia de responsabilidades pero no se salieron de ahí. Una de las dudas de esta sesión estaba en la forma en la que Pablo Casado (PP)(PP) iba a dirigirse a un presidente del Gobierno al que días antes había acusado de no estar "a la altura" de la gravedad de la crisis. Y se resolvió nada más escucharle la primera vez que tomó la palabra: el jefe del principal partido de la oposición ha decidido bajar los decibelios de su discurso.bajar los decibelios de su discurso. Exigirá responsabilidades al Gobierno por las "negligencias" que a ojos de su partido se han cometido. Pero no será ahora. Ahora, lo que toca es "tender lazos con los españoles".

El primero en tomar la palabra, sin límite de tiempo, fue el presidente del Ejecutivo. Pedro Sánchez hizo una recopilación de las medidas que el Gobierno ha ido aprobando en los últimos días y explicó los efectos del estado de alarma. Pero su arranque estuvo exento de números y de iniciativas. Se volcó en trasladar "su afecto y pesar" a todas aquellas personas que "han fallecido en soledad", a las familias a las que el virus mantiene separadas.

"Lo más duro está por llegar"

"Esta enfermedad es, además de silenciosa, cruel. Porque condena a no vivir juntos, en comunidad", dijo. Una enfermedad que no distingue entre ideologías, fronteras, clases, colores o territorios y que nos está "poniendo a prueba".

A prueba, porque hasta la fecha los españoles no habíamos vivido nada igual. Hay quienes, dijo, no saben si van a acabar sus estudios este año. Y quienes no saben qué pasará con sus empleos. Estamos, añadió, "luchando una guerra para defender lo que dábamos por hecho": nuestros movimientos y la libertad. Y "lo más duro está por llegar".

El presidente del Gobierno calaba este tipo de mensajes con el compromiso de que "nadie va a quedar abandonado a su suerte". "Nadie puede quedar atrás".

Además del relato de lo ocurrido desde que el virus entró en España y sus actuaciones, Sánchez llegó al Pleno con dos anuncios bajo el brazo. Cuanto termine la crisis, se creará un grupo de trabajo para elaborar un "libro blanco" sobre el estado de la Sanidad en España. Y, también cuando termine la crisis, presentará esos "presupuestos de emergencia" que ya perfiló en una comparecencia la semana pasada.

Para estas cuentas públicas, de "reconstrucción económica y social", pidió el apoyo de todas las fuerzas de la Cámara. "Tiempo habrá de hacer oposición", dijo.

La necesidad de unidad política en esta crisis fue uno de los hilos conductores de la intervención de Sánchez. Y también fue la forma en la que cerró su intervención: "No somos rivales, no somos adversarios, somos los representantes de los ciudadanos. Somos una comunidad". "Mientras llega la vacuna, nosotros somos la vacuna", dijo a los parlamentarios.

En su mensaje final, que puso el broche a esta jornada parlamentaria que Batet dio por cerrada a las 13.48, Sánchez aseguró que esta crisis va a ser "temporal". Pero que sus enseñanzas están aquí, "para quedarse". Y animó a los parlamentarios a pasar del debate de "la destrucción", de la crispación, al de la "reconstrucción". "Muestro mi confianza en todos ustedes", se despidió.

Otra imagen atípica de la jornada se vio cuando Sánchez dejó la tribuna de oradores para cedérsela a Pablo Casado, el siguiente en hacer uso del turno de palabra. Una trabajadora de la Cámara, Valentina Cepeda, subió a tribuna para desinfectar su superficie. Es a lo que obliga la política en tiempo de coronavirus.

Casado aparca su discurso de los últimos días

"Señor Sánchez, no está solo", entonaría Casado dando su apoyo a las iniciativas de Ejecutivo. "Es el momento de tender lazos con los españoles", destacó abandonando el tono con el que reaccionó a la declaración del estado de alarma. No obstante, mantuvo que "tiempo habrá de dirimir responsabilidades, negligencias o retrasos en la gestión de esta crisis". Y que a su partido, al PP, le hubiera gustado que los socialistas hubiesen estado de su lado en otras crisis sanitarias o situaciones delicadas con las que tuvieron que lidiar cuando quienes estaban en la Moncloa eran ellos.

"Usted es el presidente del Gobierno de una Nación atacada por un enemigo invisible e implacable, pero a diferencia de otras graves crisis del pasado, esta batalla la afrontamos juntos. El pueblo español será una gran familia unida. Y le respaldaremos en las medidas para proteger la salud pública y para atenuar las repercusiones económicas y sociales, incluso aquellas medidas que podamos considerar mejorables o que llegan tarde", diría al jefe de los socialistas.

Como señalarían después otros portavoces parlamentarios, el PP ha echado en falta "algo de autocrítica y de humildad" por parte de Sánchez. "Ha hablado que cuando acabe esta crisis habrá una comisión de estudio, pero más bien debería haber anticipado una comisión de investigación. Nosotros hemos propuesto una comisión parlamentaria de seguimiento para aportar también nuestros conocimientos y todo nuestro respaldo a la gestión en estos días", recordó.

En su intervención, de un cuarto de hora de duración, advirtió a Sánchez de que encontrará en el PP "más lealtad que en sus propios socios". "Si ellos tratan de condicionar la puesta en marcha de una medida urgente y necesaria, aquí tiene nuestros votos para aprobarla", añadió.

Y le exigió que "no le tiemble el pulso" y que use los poderes que le otorga el estado de alarma contra la pandemia y frente a quienes pongan impedimentos para luchar contra ella.

En un momento de delicadeza extrema de la Corona, Casado se mostró orgulloso de nuestras instituciones democráticas que se sitúan "a la vanguardia, con el Rey a la cabeza, que hoy [este miércoles a las 21.00] se dirigirá a la nación".

Otra muestra de lo excepcional del Pleno estuvo en el momento de las réplicas. Casado, al que en calidad de representante de principal partido de la oposición le correspondió abrir el turno, no subió a la tribuna. Respondió de forma muy breve sin agotar el tiempo. "No es momento para rifirrafes ni para contrarréplicas. Durante esta sesión las cifras de esta catástrofe se han elevado ya a 560 fallecidos y casi a 14.000 infectados. Tal y como nos temíamos, por cierto, la curva coincide con la fecha que a algunos de ustedes les quita el sueño", dijo en alusión a las marchas del 8M.

No obstante, subrayó, en el PP cumplirán con "la cuarentena a la confrontación partidista en este estado de alarma con la lealtad institucional". Lo que contrasta, añadió, "con las críticas de algunos de sus socios a nosotros [al PP], pero también a ustedes [al PSOE] ".

Vox echa en falta autocrítica

Con su presidente en cuarentena al haber dado positivo por coronavirus, por parte de Vox tomó la palabra Iván Espinosa de los Monteros. El dirigente de la extrema derecha, echó en falta "autocrítica" en la intervención del presidente. Pero, "más vale tarde que nunca", defendió.

Espinosa de los Monteros pidió medidas extra a las planteadas por el Ejecutivo. De hecho, pidió "un giro de 180 grados" a estas políticas, renunciando a las subidas de impuestos y permitiendo el rescate de los fondos de pensiones "sin penalización fiscal". También, que las personas del Gobierno al frente de esta crisis estén, "menos ideologizadas, más capacitadas". Citó a Carmen Calvo y a Pablo Iglesias. "Ni saben de salud, ni saben de economía", dijo.

Unidas Podemos y la moratoria de alquiler

Por su parte, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, admitió que "por primera vez en mucho tiempo" está orgulloso del Gobierno, por el "camino correcto" que está adoptando para hacer frente a esta crisis. No obstante, aprovechó para pedir al presidente Pedro Sánchez algunas medidas que todavía no se han tomado, como la implementación de un "ingreso mínimo" para las personas sin renta o con rentas muy reducidas, o la moratoria en el pago de alquileres para ciudadanos afectados por el impacto económico de la pandemia.

Unidas Podemos es socio del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez.

ERC habla de "incompetencia del Gobierno"

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, fue uno de los intervinientes más críticos con Sánchez. Lamentó la "demora" y la "incompetencia" con la que, a su juicio, ha actuado el Gobierno ante la crisis del coronavirus y, aunque hizo un llamamiento a no ajustar cuentas ahora y a huir de partidismos, consideró que esa demora e incompetencia frente a lo que tenemos enfrente "no comporta pérdida de votos, comporta pérdida de vidas". "La semana pasada, antes del confinamiento, había 200 muertes, hoy son más de 500 y España es el cuarto país con más infectados del planeta".

En este contexto, reclamó un endurecimiento de las medidas de confinamiento tomadas hasta la fecha incidiendo en que se actuó "tarde" en dos de los principales focos de contagio: Madrid y Cataluña.

Además, aprovechó para llamar a los ciudadanos a salir a las 21.00 de la noche a sus balcones a participar en la cacerolada convocada para protestar contra la "corrupción" en la Monarquía. Es la misma hora a la que Felipe VI tiene previsto dirigirse a los españoles con motivo de la crisis del coronavirus.

También el diputado Joan Baldoví (Compromís) sacó a relucir en el Parlamento la última crisis que afecta a la Casa del Rey.

El PNV pide que el estado de alarma dure lo mínimo

El portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, comprometió su respaldo a todas las medidas que se tomen, pero pidió que el estado de alarma que se prolongue lo mínimo imprescindible.

Esteban sostuvo que a su formación le hubiera gustado que la decisión se hubiese tomado después de un encuentro con las comunidades autónomas y no en una reunión previa. No obstante, no dudó de que era necesario. "Ha habido colaboración desde el principio y seguirá habiéndola", dijo.

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El estado de alarma

La declaración del estado de alarma de acuerdo con lo establecido en el artículo 116 de la Constitución, corresponde al Gobierno, mediante decreto acordado en Consejo de Ministros y por un plazo máximo de quince días. La Constitución determina que el Ejecutivo dará cuenta al Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El decreto determina el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración, que en este caso afecta a todo el territorio nacional.

Si el Gobierno pretendiera la prórroga del plazo de quince días a que se refiere el artículo 116.2 de la Constitución, deberá solicitar la autorización de la Cámara Baja antes de que expire aquél. De acuerdo con esta previsión constitucional, los grupos parlamentarios podrán presentar propuestas sobre el alcance y las condiciones vigentes durante la prórroga hasta dos horas antes del comienzo de la sesión en que haya de debatirse la concesión de la autorización solicitada. A día de hoy, con el número de contagiados y muertos subiendo cada día, no es descartable que el Ejecutivo debata una ampliación del estado de alarma.

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