Crisis del coronavirus

Por qué las mascarillas quirúrgicas son más efectivas y solidarias para combatir la pandemia frente a las que tienen válvula

La Banda Primitiva de Llíria (Valencia) ha presentado un nuevo sistema de ensayos con un protocolo de seguridad para músicos e instrumentos que incorpora mascarillas.

Mascarillas egoístas. Así han sido tildadas por las autoridades las FFP2 con válvula, un tipo de mascarilla visiblemente más robusta, en apariencia más elaborada, más completa. Pero no necesariamente más eficaz contra el virus, al menos no para la población general. "Desde mi punto de vista, pueden ser las egoístas: yo me protejo y los demás me preocupan poco". Así lo ha señalado el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón. Las mascarillas con válvula, ha indicado, "protegen también de infectar a otros, pero no tanto como las quirúrgicas".

Ocurre que las mascarillas FFP2 "están pensadas para que una persona que la lleve no se infecte". Cuando a este tipo de utensilio le añadimos una válvula, "el aire que exhala la persona que la lleva se concentra en un punto muy concreto" y en consecuencia esto puede generar que "alguien expuesto al aire de esa válvula se infecte". Si una persona tiene la seguridad de no portar el virus y debe protegerse mucho, entonces "podemos plantear la posibilidad de usar mascarilla FFP2, mejor sin válvula", concede el director del CCAES, quien reconoce los muchos matices del asunto. Desde un punto de vista poblacional, añade, conviene insistir en que "cualquier persona que pueda estar infectada, no transmita el virus a los demás". En esa tarea, la clave está en las "mascarillas altruistas: las que permiten que tú, si estás infectado aunque no te hayas dado cuenta, no infectes a los demás".

Lo cierto es que las palabras de Fernando Simón representan el sentir mayoritario de los profesionales sanitarios. Las autoridades también han tomado nota y empiezan a adoptar medidas. La Xunta de Galicia se ha convertido en la primera comunidad en prohibir este tipo de mascarillas para la población general. El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicado el sábado, por el que se introducen determinadas modificaciones en las medidas de prevención, fija el uso obligatorio de mascarillas siempre que no se pueda garantizar el mantenimiento de una distancia interpersonal de, por lo menos, metro y medio. Este precepto indica además que "el tipo de máscara que se debe emplear no deberá estar provista de válvula exhalatoria, excepto en los usos profesionales para los que este tipo de máscara pueda estar recomendada".

Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS), encuentra coherente la prohibición de este tipo de mascarillas, debido a la "contribución que hacen a la transmisión del virus". El objetivo que se procura con el uso de las mascarillas, explica en conversación con infoLibre, es evitar la transmisión de quien está infectado, no que un ciudadano no se contamine. Las FFP2 con válvula si bien contribuyen a un filtrado del aire, "no lo hacen tanto en lo que respecta a las restricción de las gotas". La idea fundamental que debe calar es que "yo me pongo una mascarilla para protegerte a ti y tú para protegerme a mí".

En ese punto se detiene también Javier del Águila, médico residente de Salud Pública. Esencialmente, el problema es que la persona que lleva una mascarilla con válvula , en caso de estar contagiada, deja expuestos a los demás. Se pierde entonces el objetivo del uso de mascarilla: proteger a la población. Las mascarillas quirúrgicas e higiénicas sí contribuyen a una "protección de rebaño", expresa el médico, en una analogía respecto a la conocida "inmunidad de rebaño" que alude a la incorporación generalizada de una vacuna en una población para crear un escudo contra el virus.

Es fundamental entender "cuál es la función de la mascarilla", insiste el médico. Aquellas con válvula incorporada están pensadas "para proteger a la persona que la lleva porque filtra el aire que esa persona respira", pero sucede que "no es la clase de protección" que se requiere en relación a este virus. "No está demostrado que se transmita por el aire, por tanto ese filtro no está pensado para frenar el covid-19", cuya principal vía de transmisión se produce a través de pequeñas gotas de saliva.

Sí pueden ser útiles, las mascarillas con válvula, para el personal sanitario, precisamente porque están expuestos a situaciones de mayor contacto y riesgo implícito. "En estos casos el contacto es muy cercano y ahí el virus, aunque no se transmite por el aire, sí puede quedar suspendido y la válvula podría ayudar a proteger al sanitario", explica. En ese contexto, existe unas indicaciones muy concretas que permiten a los profesionales "conocer cuáles son los procedimientos por los que existe riesgo de que quede suspendido en el aire".

El médico recomienda el uso de mascarillas quirúrgicas, aunque recuerda también que "las higiénicas suponen un avance muy importante" y apenas presentan diferencias con las primeras, siempre que se sigan los estándares impuestos. "Son igual de seguras", añade, incluso para las personas vulnerables que no estén expuestas a situaciones de riesgo. Las mascarillas higiénicas son aquellas confeccionadas con material textil, un complemento a las medidas de distanciamiento físico e higiene. Aunque están recomendadas por el Ministerio de Sanidad, siempre que cumplan con las debidas especificaciones técnicas, no son un producto sanitario. Las quirúrgicas, en cambio, están diseñadas para filtrar el aire exhalado, de modo que su misión es proteger al entorno evitando la dispersión vírica al estornudar, toser o hablar.

Victoria Velasco, delegada de prevención de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), se muestra más partidaria de la mascarilla quirúrgica, diseñada específicamente "como barrera contra los agentes infecciosos que pasan del interior, como la boca o la nariz, hacia el exterior", evitando de esta manera la transmisión. Si todos las llevamos, insiste, "evitamos que esas partículas salgan al exterior".

Las autofiltrantes, como por ejemplo la FFP2, actúan "como filtro del aire que procede del entorno hacia adentro". Añadir una válvula exhalatoria a este tipo de mascarillas puede conllevar efectos adversos a la hora de frenar el virus, precisamente por la alta cantidad de asintomáticos. Estas personas, si portan una mascarilla con válvula, lo que estarán haciendo es "contaminar con la infección que tienen, sin saberlo".

Pedagogía y restricciones

Ocurre, sin embargo, que las sensación de riesgo es perpetua para muchas personas y la búsqueda de las opciones más seguras no siempre es acertada. La escasa distancia de seguridad en el supermercado, la muchedumbre en el transporte público o el mal uso de las mascarillas inducen a un pensamiento humano: si los demás no se preocupan, trataré de protegerme yo. La receta, opinan los expertos, es la pedagogía.

Primero haciendo entender que una mascarilla con válvula no garantiza una mayor protección, pero también insistiendo en la necesidad de ir todos a una. "Para evitar que haya rebrotes, tenemos que incorporar la mascarilla en todas nuestras acciones: si sólo lo hacen unos, no sirve", explica Hernández. La idea principal es que "tenemos que ir solidariamente haciendo las cosas" entre todos. E incluso aunque una persona refuerce su protección, de manera individual, si los demás no contribuyen a blindar esa protección "puede haber transmisión comunitaria".

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Hay que comprender que "el riesgo individual es, en general, bajo". Insiste Hernández en que la clave es pensar en colectivo. "Antes que el sálvese quien pueda, es más necesaria una movilización hacia la solidaridad para frenar el virus entre todos", sentencia.

A juicio de Velasco, "educar a la ciudadanía es básico porque tenemos meses por delante". Tiempo en el que deberá calar la idea de que toda protección es poca. La distancia de seguridad es fundamental, opina la profesional, la higiene de manos es clave y la mascarilla tendrá que ocupar un papel protagonista para "evitar la salida de partículas al entorno". A partir de ahí, opina, "prohibir es muy duro", pero comprende que sea la medida más garantista en determinadas circunstancias. "En Galicia ha habido muy pocos casos y deben ir a por todas para que no haya contagios en la comunidad", reflexiona.

También Javier del Águila apuesta por la pedagogía y cree adecuadas las medidas que prohíban las mascarillas con válvula, por varias razones. En primer lugar para "asegurar que hay suficiente material sanitario", pero también por blindar la seguridad de la ciudadanía. "Si hay que tomar medidas restrictivas, que se tomen. No van a perjudicar a nadie porque tienen a mano las otras mascarillas", defiende el profesional.

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