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Crisis del coronavirus

La pandemia agudiza la 'uberización'

Un trabajador de Deliveroo camina con su mochila de reparto por Madrid tras el paso de la borrasca Filomena.
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La pandemia impulsa la uberización del empleo, modalidad en la que España ya era líder europeo antes de la pandemia. “Ahora mismo se dan todas las condiciones objetivas para que amplíe sus proporciones, porque su requisito básico es la necesidad”, afirma Carlos Gutiérrez, de CCOO. El boom del comercio online acelera su penetración, que va mucho más de su sector emblemático –el reparto a través de riders, un área empresarial en fuerte crecimiento en 2020– para abarcar sectores como empleo en el hogar, dependencia, traductores, desarrolladores de software... Las dark kitchens y los free tours consolidan su posición en la hostelería y el turismo.

People per Hour –traducido, “Gente por Hora”–, una de las múltiples plataforma para búsqueda de trabajo puntual de autónomos, informó en marzo de que ha recibido “1,5 millones de registros” en un año, lo que supone un aumento del 63%. La compañía destaca al “dramático aumento” de los trabajadores pasan a ser autónomos, en lo que considera, “un cambio más radical de lo que nadie podría haber previsto a principios de 2020”. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte de que la expansión del fenómeno, que abarca microtareas en las que compiten trabajadores de todo el mundo, borra los límites entre asalariado y autónomo y genera desigualdad norte-sur. La potencia del plataformismo contrasta con la escasez de información oficial, a la espera de la anunciada Ley Rider.

Un fenómeno en expansión

España ya era antes del covid-19 el país de la UE con mayor porcentaje de trabajadores en plataformas digitales, según un informe de la Comisión Europea de 2019. Un 12,5% de los adultos se había empleado alguna vez con estas plataformas. Alrededor del 2,6% de la población activa desempeña su trabajo principal a través de las mismas, añade el más actualizado informe El trabajo en plataformas digitales en España: ¿qué sabemos?El trabajo en plataformas digitales en España: ¿qué sabemos?, de Digital Future Society, una iniciativa del Ministerio de Asuntos Económicos y el Mobile World Capital Barcelona. Este estudio, que utiliza datos de una encuesta oficial europea, fue publicado en noviembre de 2020 y también sitúa a España en la cabeza de la UE. Según este trabajo, sumando a todos los esporádicos, el porcentaje llega al 18%.

El boom en España se sitúa dentro de una expansión mundial del fenómeno. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en un estudio de febrero, asegura que la dimensión de las plataformas se ha quintuplicado en una década. El organismo alerta de que su auge está “desdibujando” la distinción entre empleados y autónomos. La mitad de los trabajadores en plataformas ganan menos de 2 dólares por hora. Genera desigualdad global. El 96% de las inversiones en estas plataformas se concentra en Asia, Norteamérica y Europa, mientras el 70% de los ingresos se concentra en sólo dos países, Estados Unidos y China, siempre según la OIT.

Más que 'riders'

El caso español reproduce a pequeña escala este esquema de desigualdad. Un estudio de 2019 llevado a cabo por la Universidad de Hertfordshire e Ipsos Mori cuestiona el discurso utopista del capitalismo de plataformas de inspiración californiana, según el cual la uberización da al trabajador mayor libertad para organizar su vida. En realidad es una modalidad más abundante allí donde es más difícil elegir. La proporción de personas que encuentran trabajo a través de plataformas se acomoda al esquema de desigualdades norte-sur en España. “El trabajo en plataformas se entiende mejor no tanto como un signo de innovación y modernidad, sino como una forma de trabajo adoptada por los trabajadores pobres […] Se asocia [...] con regiones con una importante economía informal y niveles elevados de pobreza y trabajo estacional”, explica Úrsula Huws, profesora de la Universidad de Hertfordshire, en Agenda Pública.

A pesar de que el trabajo de conductor y de repartidor, y especialmente el de rider, es el más visible en las calles, lo detectado por los investigadores es que el trabajo de este tipo es más habitual en España desde el propio domicilio. A través de plataformas como Upwork o Clickworker, “los trabajadores compiten por la adjudicación de tareas con otros que pueden estar establecidos en Asia, América Latina o África”, explica Huws. El estudio revela también que en las plataformas hay más trabajadores online (contabilidad, servicios jurídicos, diseño, traducción, edición, desarrollo de software) que dedicados tareas in situ (reparto, transporte urbano). Huws también comenta la proliferación de este modelo en el ámbito del servicio doméstico: “Representa una continuación de los tipos de actividad que en el pasado se habrían realizado, a menudo de forma no declarada, en la economía informal, pero que ahora se ven cada vez más arrastrados a la de plataformas, que cobran un alquiler de hasta el 25% del valor de cada transacción”.

Jaime Palomera, investigador del Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOP) de la Universitat Autònoma Barcelona y de La Hidra Cooperativa, también alerta contra las visiones restrictivas del fenómeno. Va mucho más allá de lo aparente, advierte. “La uberización o la economía de plataforma no es un proceso que esté afectando solamente al mundo del taxi (Uber) o del delivery (Glovo, Deliveroo), sino que ya es consustancial a muchos sectores de la economía. Uno de ellos es la logística y el transporte, que está experimentando un espectacular boom desde hace años, en España muy especialmente”, explica Palomera. Y añade: “No hablamos sólo de las corporaciones de tipo comercial, como Amazon, sino de todo el sector productivo: en las últimas décadas, todas las grandes multinacionales como Inditex o Ikea se han valido de la economía de plataforma y de los desarrollos tecnológicos para establecer gigantescos almacenes a lo largo de ejes estratégicos, como el Corredor del Henares, que conecta a Madrid con Zaragoza y luego con el País Vasco y con Barcelona. En todo este pujante sector, la uberización está en marcha desde hace muchos años. El principal cambio es sustituir a las relaciones laborales por relaciones comerciales. Las personas trabajadoras (desde transportistas a operadores) son tratadas como ofertantes de servicios puntuales”.

El Gobierno es consciente de que el fenómeno se extiende. No son sólo riders. Estos sumaban en noviembre de 2020 hasta 15.300, según Adigital. No obstante, los cálculos a partir del 2,6% de la población activa que ofrece Digital Future Society apuntan a entre 500.000 y 600.000 trabajadores en todos los sectores. La certeza cuantitativa no es posible. Sí el hecho de que afecta a numerosos sectores. Como avanzó este periódico, Trabajo pretende extender la futura Ley Rider a otros sectores, donde también considera que proliferan los llamados “falsos autónomos”: empleadas del hogar, cuidadoras de dependientes, babysitters (canguros), traductores, desarrolladores de software...

Trabajo de oficina y microtareas

Como ha ocurrido ante otras disrupciones arrolladoras como Airbnb, la reacción política es lenta. Los informes ya apuntan a fenómenos que los gobiernos no abordan. El estudio de Digital Future Society, de noviembre de 2020, advierte que están pasando desapercibida la plataformización de trabajos de oficina y microtareas. infoLibre solicitó al Ministerio de Trabajo información sobre evolución de la economía de plataformas durante la pandemia, sin respuesta.

Las plataformas digitales de empleo han alcanzado tal desarrollo que adoptan ya diversos modelos en “multitud de sectores”, indica Digital Future Society. Las dos principales categorías serían: trabajo online y trabajo in situ. Esta es las má conocida, con firmas como Glovo, Deliveroo, Uber... . En el caso de las primeras, online, los trabajadores recurren a plataformas como Upwork, Malt o Twago. A esto se suma el trabajo en “microtareas”, expresión máxima de la gig economy o “economía de bolos”. Un ejemplo conocido de intermediario para este tipo de trabajos es Amazon Mechanical Turk, “un mercado de trabajo online para pequeñas tareas”, que suelen ser simples y repetitivas. ¿Ejemplos? Moderar contenido, clasificar la calidad de un vídeo, etiquetar imágenes, responder a consultas web de clientes o editar una reseña de un producto... Los investigadores del Digital Society Future tienen claro su pronóstico: “La economía de plataformas seguirá creciendo en el futuro y afectará a diversos sectores”.

Ernest Cañada, director del centro de investigación sobre turismo y precariedad Alba Sud, afirma que durante la pandemia se ha producido un fortalecimiento de las plataformas en el sector turístico a través de las dark kitchens, que “atornillan” a los hosteleros a unas compañías con creciente poder. El informe de Albasud Turistificación confinada, realizado con apoyo de la Universitat de les Illes Balears y de la Generalitat de Catalunya, alerta sobre la creciente dependencia de los hosteleros de estas “cocinas ocultas para servicios de reparto a domicilio, que se están extendiendo en ciudades como Madrid o Barcelona”.

Cañadas también nombra a los free tours, guías que trabajan por propinas a través de plataformas, como ejemplo de uberización del trabajo turístico. Tourscanner, un motor de búsqueda para actividades turísticas, ofrece hasta nueve plataformas para reservar free tours. Conoce el terreno Oriol Daviu, autor del documental Free tours, treballar per propinas, que describe una actividad en la que abundan los “falsos autónomos”, donde no está reconocida la laboralidad a pesar de una situación de dependencia de las empresas que abarca rutas, horarios, precio y hasta vestimenta.

Terreno abonado

Un problema es la falta de datos oficiales. Así lo constata Digital Future Society tras una búsqueda exhaustiva: “No existen estadísticas oficiales sobre el trabajo en plataformas en España”. Lo que nadie pone en duda es que, en contraste con la falta de información oficial, la plataformización se ha convertido ya en un fenómeno crucial para entender la realidad del trabajo en España. La pandemia constituye un terreno fértil. “En países donde las oportunidades de empleo son limitadas y hay mayor tasa de precariedad, el modelo productivo es débil y también el tejido institucional y asociativo, puede crecer más”, señala Carlos Gutiérrez, responsable de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo de CCOO.

Ángel Estigarribia, de la Universidad Nacional de Asunción, en Paraguay, en su análisis Crisis económica, post pandemia y el problema laboral, concluye que “la tendencia más probable es la profundización de los sistemas de reingeniería de procesos” que arrancó con la Gran Recesión, que incluye flexibilización de la jornada de trabajo y del manejo de los horarios y el tiempo libre de los trabajadores, pago por objetivos y trabajadores desligados de las empresas en todo tipo de sectores.

“La pandemia ha convertido la venta online en un imperativo legal, lo cual ha tenido un impacto lógico en el consumo en tienda física. Esto no sólo afecta a la compra de alimentación o ropa, sino a todo tipo de servicios y bienes: informática, muebles... Los resultados se ven ya”, explica Adrián Todolí, especialista en economía colaborativa, que cita el impacto en el empleo que están experimentando ya gigantes físicos como Inditex o El Corte Inglés. “Lógicamente, los trabajadores que salen del trabajo tradicional y se incorporan a las plataformas, lo hacen en peores condiciones”, añade Todolí, que afirma que ni las sentencias a favor de la laboralización de los riders, incluida una del Tribunal Supremo, ni el acuerdo alcanzado por el Gobierno y la patronal para el desarrollo de una Ley Rider han tenido aún impacto.

El catedrático de Economía Aplicada Juan Torres tiene “dudas” de que el proyecto legislativo vaya a invertir una tendencia con el viento a favor. “Al mismo tiempo que la intensificación de ese tipo de relación laboral, se da una mayor respuesta social y legal, porque se hace evidente su necesidad. ¿Va a comportar eso un cambio de modelo? Yo tengo dudas. La uberización es un hijo menor de un tipo de relación laboral que viene avanzando desde hace 40 años”, explica.

Crecimiento del reparto

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El crecimiento se ve claro en el sector más expuesto, más visible, más más emblemático de la uberización, el del delivery. El rider recorriendo una calle solitaria en pleno estado de alarma es una imagen icónica de 2020. Según NPD Group, compañía de análisis económico, durante los meses de confinamiento el delivery experimentó un crecimiento del 33% con respecto al mismo periodo de 2019 y duplicó su peso en el sector del servicio de comidas en 2020, hasta llegar al 8,1%, según NDP, que prevé un incremento de un máximo de 2 puntos en 2021 si la recuperación económica es lenta. El negocio alcanzó los 1.770 millones en 2020, según esta compañía, que no ofrece datos de 2019.

Ni Deliveroo ni Glovo ofrecen detalle sobre la evolución de su negocio o de sus empleados en 2020. Tampoco sobre el impacto que pueden tener las sentencias en contra de sus intereses, o su forma de aplicación. Adigital cita datos mundiales de Statista, según los cuales el sector del reparto de comidas creció en torno al 11% en 2020, hasta los 136.431 millones de dólares. Las previsiones que ofrecen para España es de que siga su consolidación, con un crecimiento de casi un 13% para 2024. Adigital asegura que la actividad a través de plataformas de delivery ayudó a salvaguardar 21.000 empleos y a la generación de un impacto de 370 millones de euros en los restaurantes con los que colaboran entre abril y junio de 2020. El lobby de las empresas digitales afirma que “de seguir adelante con una laboralización de los repartidores autónomos que colaboran con las plataformas digitales de delivery (Glovo, Deliveroo, Uber Eats y Stuart), un 76% de ellos (de un total de 30.000) podrían perder su vía de ingreso”.

Glovo acaba de completar su mayor ronda de financiación, con 450 millones de euros. Deliveroo ha anunciado un “fondo de agradecimiento” de 18 millones para sus riders. “Su negocio está creciendo. Están en expansión”, explica Daniel Gutiérrez, rider de 29 años, de Barcelona, que lamenta que con más de 40 sentencias a favor, una de ellas en el Tribunal Supremo, los repartidores no salgan de lo que él considera una situación de “falso autónomo”. Gutiérrez, de la plataforma Riders X Derechos, cree que la Ley Rider, en los términos anunciados, es insuficiente para garantizar la dignidad laboral ante la pujante economía de plataformas, mucho más si no se extiende al resto de sectores.

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