Cuba

La doble vara de medir de Casado: exige a Sánchez la confrontación con Cuba que Aznar y Rajoy nunca practicaron

Los expresidentes Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar y Felipe González, en un acto en el Congreso.

Exigir al Gobierno que considere públicamente a Cuba una dictadura volvió a consumir este miércoles, por segundo día consecutivo, toda la atención del PP, el principal partido de la oposición española. Y eso que no consta que ningún presidente español, tampoco los del PP, José María Aznar y Mariano Rajoy, haya utilizado nunca durante su mandato esa etiqueta para calificar el régimen político de la última colonia española en América.

Durante sus dos legislaturas, José María Aznar endureció la política española sobre Cuba, pero no hay registros de que alguna vez se refiriese al régimen de Fidel Castro, entonces todavía en ejercicio pleno del poder, como “una dictadura”, que es lo que ahora reclama insistentemente Casado. Aznar suspendió nada más llegar a la Moncloa la cooperación con Cuba y promovió la llamada “posición común” de la Unión Europea sobre la isla, que durante décadas condicionó las relaciones de Bruselas con La Habana a la democratización y el avance de los derechos humanos.

Como presidente, Aznar nunca llegó tan lejos como pide el actual líder del PP. Sus críticas más aceradas contra el régimen cubano no tuvieron lugar hasta que dejó la Moncloa, tras las elecciones de 2004. Antes incluso tuvo palabras más parecidas a las que hoy pronuncia Sánchez: “Me resulta muy difícil desear para Cuba algo que no desee para mi país. Lo que deseo para mi país lo deseo para Cuba. Para mí, Cuba es España y España es Cuba”, decía entonces José María Aznar. O la siguiente: “Si Castro mueve pieza, España moverá pieza”.

Mariano Rajoy fue más pragmático aún y llegó incluso a planear una visita a la isla acompañado por el rey Felipe VI que finalmente se vio obligado a suspender para atender las tensiones internas provocadas por la declaración unilateral de independencia de Cataluña. La intención del entonces presidente del Gobierno era marcar un punto de inflexión en las relaciones hispanocubanas a pesar de la resistencia del sector más derechista del PP, contrario a cualquier acercamiento.

Un buen ejemplo de la diferencia de talante entre Rajoy y Casado es el tuit que el expresidente publicó con ocasión del fallecimiento de Fidel Castro, al que calificó de “figura de calado histórico”. El actual líder del PP considera en cambio su obra “el único régimen dictatorial puro estalinista junto con Corea del Norte” que aún pervive.

A la muerte de Fidel Castro, en noviembre de 2016, lejos de recordar que era un dictador, Rajoy envió un telegrama a su hermano Raúl en el que recordada la especial relación con España que “siempre” había tenido en virtud de sus vínculos familiares y personales. Y le anunciaba que el Gobierno seguiría esforzándose para fortalecer las relaciones que unen a cubanos y españoles.

De hecho, Casado incluso se jacta de haber sido considerado por Granma, el órgano oficial del Partido Comunista Cubano, “persona non grata.Granmaórgano Yo no puedo volver a La Habana, no puedo volver a Cuba”, subrayó en un acto el pasado martes en el que consideró un gran honor la decisión de las autoridades cubanas.

A pesar de ello, en el PP no han aflojado ni un minuto en su ofensiva contra el Gobierno de Sánchez, al que tachan de “cobarde” por no pronunciar la palabra “dictadura”. “Cuba no es una democracia”, aseguró el martes el presidente en una entrevista en televisión.

La posición de Casado sobre Cuba contrasta en cambio con la que él mismo mantiene con Marruecos, cuyo sistema político también está a la cola de los indicadores de calidad democrática que cada año miden universidades, medios de comunicación e instituciones independientes. La refrendó este miércoles en la frontera de Melilla: si para Cuba pide confrontación, para Marruecos demanda “mantener una buena relación diplomática” evitando decisiones que puedan incomodar al régimen de la monarquía alauita, como la decisión de dar, a petición de Argelia, atención médica en nuestro país al líder del Frente Polisario.

“Hay que mejorar las relaciones bilaterales con Marruecos” para cooperar en materia pesquera y agrícola, así como en la lucha contra el terrorismo internacional, el narcotráfico y la trata de seres humanos. Ni una palabra acerca de la situación que viven los saharauis ni sobre la represión que sufren determinados colectivos en el país.

Cuba sí; Arabia Saudí y China ya no tanto

La doble vara de medir del PP la puso de manifiesto este miércoles José Luis Martínez Almeida, portavoz nacional del PP y alcalde de Madrid. Cuando, siguiendo el argumentario del partido, estaba recriminando al Gobierno que no llame “dictadura” a Cuba, una periodista le preguntó si China o Arabia Saudí lo son. La informadora no obtuvo respuesta. “El PP siempre ha sido clarísimo en la defensa de los derechos humanos y las libertades”, respondió. “Digo al PSOE que no hay regímenes buenos o malos; hay que hacer una apuesta decidida y firme por las libertades. Siempre hemos defendido que la democracia es el mejor sistema”, zanjó sin etiquetar a estos dos países como dictaduras.

En las últimas horas el debate sobre si el Gobierno de España, en contra de la práctica seguida en los últimos 40 años, debe calificar a Cuba de “dictadura”, siguió dominando la discusión entre el Ejecutivo y la oposición de derechas, en especial el PP y Vox. En la estela de la formación de Santiago Abascal, los de Casado anunciaron este miércoles que también ellos presentarán una iniciativa en el Congreso que condene “la dictadura y la represión en Cuba” y pedirán una comparecencia urgente del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, para que fije la posición del Gobierno sobre las protestas que están teniendo lugar en la isla.

El calendario de vacaciones juega en contra de las pretensiones del PP. Su propuesta, como la de Vox, difícilmente podrá votarse en el Congreso antes del mes de septiembre. Sí que antes pedirán una reunión de la diputación permanente de la Cámara, el órgano de guardia en los meses de verano, para debatir allí si Cuba es o no es una dictadura.

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Además de pedir una condena expresa de “la dictadura y la represión en Cuba”, el PP quiere que el Congreso exija la liberación de todos los presos políticos y periodistas encarcelados en la isla. Así como que la Embajada de España en La Habana apoye a “las fuerzas democratizadoras”.

El líder de Vox, Santiago Abascal, aprovechó el debate abierto en España sobre Cuba para defender la política homófoba del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, al que amenazan duras sanciones de la Unión Europea después de aprobar varias normas contra la comunidad LGTBI contrarias a los tratados de la UE. “No nos sorprende en absoluto que el Gobierno que dice que una nación democrática como Hungría ataca derechos fundamentales acabe diciendo que Cuba no es una dictadura”, declaró.

Igual que Casado, Abascal sostiene que Sánchez está “secuestrado” por sus socios “comunistas, golpistas y herederos del terrorismo”.

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