Fuera las caretas. Extra, extra: en riguroso directo, Mark Rutte lustra a lengüetazos los zapatos de Trump. El mundo, asombradísimo, descubre que la Organización del Tratado del Atlántico Norte es una entente al servicio de los intereses imperialistas yanquis. ¡Con lo calladito que se lo tenían! "A veces papi debe usar palabras duras", cumplimentó el secretario general a su dueño. Trump, a quien todo servilismo le parece poco, difundió los mensajes felatorios que el tal Rutte le manda en privado: "Señor presidente, querido Donald: Enhorabuena y gracias por tu decisiva acción contra Irán, que ha sido realmente extraordinaria y algo que nadie se hubiese atrevido a hacer. Nos dejas a todos más a salvo". Pausa para sorberse las babas. "Vuelas hacia otro gran éxito en La Haya. No era fácil, pero hemos logrado que todos firmen el [incremento del] cinco por ciento".

Con el ánimo por las nubes, no es de extrañar que el infame inquilino de la Casa Blanca se haya envalentonado contra nuestro país a cuenta de la negativa del presidente Sánchez de destinar a la maquinaria de guerra atlantista más del dos coma uno por ciento de nuestro producto interior bruto. Usted, querido lector, sabe que prefiero masticar bombillas antes que ponerme del lado del pe so e, pero chico, para una vez que hacen algo accidentalmente de izquierdas, déjenme disfrutarlo. Que sí, que la disputa contra la OTAN puede ser el clavo al que aferrarse para no quedar completamente zambullido en el pantanal de corruptelas abaloscerdánico. Que no, que sin presupuestos generales no podría llegar al cinco por ciento ni queriendo. No lo discutiré, pero si la declaración sale a devolver, ancha es Castilla.

A Trump, animalico, no le ha hecho ni pizca de gracia que alguien le interrumpa el masaje: uno no agita el avispero de Oriente Medio en beneficio de la industria armamentística nacional para que un hispano venga a fastidiarle el plan

A Trump, animalico, no le ha hecho ni pizca de gracia que alguien le interrumpa el masaje: uno no agita el avispero de Oriente Medio en beneficio de la industria armamentística nacional para que un hispano venga a fastidiarle el plan. "España pagará el doble", declaró el matón impenitente. Ante tamaña amenaza, uno esperaría que los patriotas habituales se hubiesen puesto firmes. Sánchez será el anticristo, pero quién demonios es usted, petimetre anaranjado, para creer que puede amedrentarnos. Pues no. Feijóo, que no nos preside porque no quiere, acusó al socialista de "romper la unidad de la OTAN" (en su cabeza, lo mismo escacharra España que el atlantismo) y, al mismo tiempo, de haber aceptado subrepticiamente el incremento total exigido. ¡Todo no se puede!

Hay que ver lo pronto que se reclinan ante países de nuevo cuño los defensores de la España milenaria. Los veteranos recordarán con qué alegría se celebró la admisión del presidente Rajoy en la avenida de Pensilvania tras las tensiones con la metrópoli ocurridas durante el gobierno de Zapatero. Imagino que la cosa tendrá sus aristas, pero viendo el papelón de Rutte, la OTAN y el tito Donald, a uno le dan ganas de pedir la cuenta, cerrar por dentro y convertir las bases (ese trágala neocolonial que nos legó Felipe) en campos de berza y polideportivos. González, por cierto, se ha bajado un momento del yate para dar lecciones sobre limpieza democrática (los GAL), anticorrupción (Filesa) y socialismo pata negra (consejero de eléctricas, retiro soñado). Dice que no votará al pe so e si se presenta Sánchez. Dinos, Felipe, ¿a quién carajo le importa lo que hagas?

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