Muros sin Fronteras

No eran los rusos, somos nosotros

Tanto hablar de bots rusos tratando de influir elecciones —que haberlos haylos— y resulta que somos nosotros los que hemos abierto las puertas de par en par al enemigo. No es necesario que nadie robe los datos, se los regalamos urbi et orbi en cada clic en una red social, en cada página visitada en Internet y en las aplicaciones de los teléfonos móviles. Nos hallamos desnudos en medio del ciberespacio por voluntad propia. Ahí está todo: nuestras ideas políticas, los gustos, los movimientos y las debilidades. Somos presa fácil para cualquier depredador. Si alguien quisiera podría reconstruir nuestra vida, dónde vivimos, a qué hora salimos de casa, por qué calles transitamos, qué domicilios visitamos.

Este texto, cuyo autor/a desconozco (cosas de Internet y de la propiedad intelectual difusa), corrió hace días por WhatsApp. Es el mejor resumen del problema:

 

El escándalo que envuelve estos días a la empresa Cambridge Analytica salpica a Facebook, a la custodia y seguridad de los datos que posee de sus clientes. ¿Tiene usted cuenta en Facebook? En este enlace, la BBC explica lo que sabemos hasta ahora y cómo se puede defender. Por si pertenecen a la mitad de españoles que llevan toda la vida estudiando inglés sin éxito (como Mariano Rajoy) —la otra mitad no sabe—, les resumo.

Un periodista de Canal 4 de la televisión británica, armado con una cámara oculta, se hizo pasar por un hombre de negocios de Sri Lanka que deseaba contratar los servicios de Cambridge Analytica para influir en las elecciones de su país. Es un trabajo de investigación de cuatro meses.

El presidente de la empresa, Alexander Nix, fue muy locuaz en la descripción de sus habilidades (como se puede comprobar en el vídeo anterior), que incluyen la fabricación de escándalos con la utilización de mujeres para desacreditar a los rivales de sus clientes. Se suman las tácticas de siempre y las nuevas, gracias a la tecnología. Es la política más sucia en todo su esplendor.

Los dos trabajos más significativos de esta empresa de datos han sido el Brexit (sus clientes eran los que defendían la salida de la UE) y la campaña presidencial de Donald Trump en 2016. Dos asuntos calientes.

Tras el revuelo político que ha levantado el reportaje, Nix niega la mayor; sostiene que los audios están manipulados. El Gobierno británico ha ordenado una investigación. Quiere que la policía tome el control de los servidores.

Más allá de lo que se encuentre en ellos, a la primera ministra británica Theresa May le viene de perlas el revuelo del caso, cercada como está por los brexiters más duros. En el Reino Unido hay un runrún de fondo al que nadie del Gobierno se atreve aún a poner nombre. Se llama segundo referéndum. El precio del Brexit y las complicaciones van a ser más elevadas de lo que se ha dicho a la ciudadanía.

Gracias al reportaje de Canal 4 y las investigaciones de los diarios The Guardian y The New York Times sabemos que una encuesta de personalidad, realizada en 2014 por Facebook entre sus clientes, ha permitido a Cambridge Analytica hacerse con los datos de 50 millones de usuarios (los que respondieron y todas sus redes de amigos), la mayoría en EEUU. Esos datos sirvieron para confeccionar perfiles de votantes para la campaña electoral de Donald Trump y ajustar los mensajes en cada Estado. Facebook ha bloqueado a Cambridge Analytica, pero su fundador Mark Zuchenberg va a tener que dar algunas explicaciones sobre la protección de datos. Estamos ante la punta de un iceberg.

Aquí, Alex Hern les explica en The Guardian cómo proteger su privacidad en Facebook o cómo darse de baja y borrarse del todo.

En el siguiente vídeo, la periodista Marta Peirano pone ejemplos que le van a sorprender. Su charla en TED se tituló: ¿Por qué me vigilan, si no soy nadie?

La política, igual que las religiones y los nacionalismos, se mueve en el campo de las emociones. No es una novedad, lo nuevo son los instrumentos tecnológicos para detectarlas y manipularlas de manera masiva. ¿Cómo influyen en las elecciones? ¿Qué aportó Cambridge Analytica a la victoria de Trump? ¿Fue legal todo lo que hizo por su cliente? ¿Cómo influyó en la victoria del Brexit?

Hablamos, en el caso de Trump, de un puñado de votos que decidieron los Estados clave. Recordemos que Hillary Clinton ganó el voto popular, pero perdió en compromisarios.

La manipulación de las emociones es parte de nuestra sociedad. Es la parte de la publicidad: inducir a querer un producto, o un candidato.

Lo hemos visto estos días en la cobertura televisiva, y escrita, del caso del pequeño Gabriel y la campaña sobre la llamada prisión permanente revisable. Nunca se trabaja con informes jurídicos y psicológicos sobre su utilidad, ni se llevan a cabo comparativas con otros países, si la pena de muerte en EEUU ayuda a reducir la criminalidad o no. Se manejan las emociones colectivas en busca de un rédito electoral.

Es un sarcasmo que en un mundo en el que exponemos nuestras vidas sin ser conscientes de ello, haya tan poca transparencia sobre el uso de esos datos. Se utiliza el terrorismo como excusa para proceder a millones de escuchas telefónicas sin control judicial alguno ni información sobre la custodia de los datos, como denunció Edward Snowden. Muchos de los datos recolectados por la secretísima Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en EEUU han servido para espiar a rivales de las empresas estadounidenses. ¿No se debería llamar competencia desleal?

Todo parece vinculado a la fabricación y difusión de noticias falsas, eso que ahora llamamos fake news. Siempre ha existido. Se llamaban mentiras. Pero ahora el bombardeo es masivo. El poder ha aprendido a tildar de noticia falsa toda noticia verdadera que le daña. En España, el Gobierno del PP quiere llevar al Congreso de los Diputados un ley sobre mentiras en Internet cuando lo urgente sería una ley sobre las mentiras en la política. Podríamos considerarlo un ataque súbito de sentido del humor, pero solo forma parte de su permanente campaña de desinformación. No tiene a Cambridge Analytica, pero sí a TVE y a los medios de comunicación que le son afines por un motivo o por otro.

Les recomiendo este enlace sobre el debate de Mediapart sobre La verdad en la era digital.

Los palestinos, los nuevos parias

El debate es la supervivencia de la democracia, asediada por una horda de intereses económicos con la excusa combinada de la globalización y la crisis económica. Empresas como Cambridge Analytica son la consecuencia del cambio de modelo. Internet podría ser una gran ágora mundial, un espacio de debate entre ciudadanos, pero no, solo es un caladero de votos y voluntades de una sociedad cada vez peor informada y expuesta. Parece un contrasentido en el mundo de la hiperinformación. Más noticias y más herramientas, menos verdad.

Pero nos queda la calle:

 

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