Buzón de voz

La verdad registrada

Dos mensajes han sido instalados a perpetuidad por Mariano Rajoy y por su coro mediático ante cualquier escándalo de corrupción política que haya afectado al PP o a su presidente en los últimos años: 1) "No he venido a la política a ganar dinero; ganaba más dinero en mi profesión que como político". Y 2) "Rajoy puede haberse equivocado con algunos colaboradores, pero nadie pone en duda su honorabilidad personal". Para "salvar al soldado Rajoy" de todas las batallas (Gürtel, Bárcenas, sobresueldos, financiación ilegal...), estos han sido permanentemente los dos argumentos más utilizados, por el propio Rajoy y por su entorno político y periodístico.

La investigación de infoLibre sobre la doble condición de Rajoy como político y como registrador de la propiedad arroja algunos datos esclarecedores. En primer lugar y respecto a ese supuesto esfuerzo personal de renuncia a múltiples riquezas: Mariano Rajoy cobró de la política y del registro de la propiedad al menos hasta que una ley le prohibió expresamente obtener ingresos de dos fuentes de dinero público. Es decir que mientras estuvo en su mano renunciar a una de ellas, desde luego no lo hizo.

El "empobrecimiento" que ha supuesto para Rajoy su dedicación a la política desde 1981 sería fácilmente demostrable si el presidente se dignara a responder a las preguntas concretas que se le hacen. Ha mantenido en propiedad su plaza de registrador desde entonces, sin aclarar nunca en qué condiciones, y si es cierto o no que durante años repartió los ingresos del registro de Santa Pola (Alicante) con su "sustituto accidental permanente", como ha sido norma de funcionamiento en el lobby de los registradores.

Doble sueldo

El hecho de que el Gobierno presidido por José María Aznar, del que formaba parte Rajoy, ordenara en 2001 ocultar en un "archivo de seguridad" el expediente que recogía la actividad hasta entonces de Rajoy como registrador no contribuye desde luego a disipar las dudas. Que el actual presidente del Gobierno habría ganado más como registrador en Santa Pola que dedicado a la política sería absolutamente cierto si aclarase lo que ha cobrado en una y en otra condición. De ese modo al menos sería posible averiguar cuál de las dos dedicaciones significaba un "sobresueldo" respecto a la otra y durante cuánto tiempo. Si después alguien se empeña en buscar denominaciones múltiples a lo que define un "sobresueldo" en toda regla es otra cuestión. Y en esto no cabe duda de que hay expertos en la dirección del PP.

El concepto de honorabilidad personal es tan flexible como permita la ética de cada cual. Ganar mucho dinero no es una tacha, obviamente, para la honorabilidad de nadie. Otra cuestión es el cómo se gana. Si alguien se empeña en presumir de que está en política durante más de treinta años por vocación de servicio público y sacrificando una mejor posición económica, está obligado a actuar con la transparencia suficiente para demostrarlo. Y sería en este caso fácilmente demostrable respondiendo a las cuestiones que los datos contrastados ponen sobre la mesa de Rajoy. 

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