Plaza Pública

RTVE: soplan vientos de cambio

Amanda Gómez Espinosa

El Consejo de Administración de RTVE ha aprobado el nombramiento de Eladio Jareño como nuevo director de Televisión Española (TVE), tras la dimisión de José Ramón Díez el pasado 25 de febrero. La vinculación de Jareño con el Partido Popular –fue jefe de prensa de Alicia Sánchez-Camacho y director de Comunicación del PP en Cataluña– ha sido todo un boom en redes sociales, y en pleno debate por la independencia y la pluralidad de los medios públicos. Que RTVE además haya "borrado" ese detalle al hacer pública su biografía, no ha generado más que decepción entre los que aspiramos a tener un servicio público que garantice el derecho a la libertad de información de todos.

Caer en el pesimismo es muy fácil. No es ningún secreto que RTVE no atraviesa su mejor momento. Casi cada día somos testigos de ejemplos de manipulación en los informativos, de la apertura de expedientes disciplinarios o del despido de trabajadores que denuncian el control de las informaciones. Aún así, crear un nuevo modelo de radiotelevisión pública española es posible. A nadie se le escapa que los medios al servicio de un partido político, acaban en el sectarismo mediático. Aburren. Y si no fíjense en la caída de la audiencia de los Informativos de TVE, antes líder en este espacio frente a otras cadenas de televisión.

El actual "ajetreo" político, con la irrupción en la escena parlamentaria de nuevos partidos, no sólo ha generado desconcierto o inestabilidad, como se empeñan en defender algunos. Lo que se ha producido es la apertura de nuevas propuestas a debatir, entre ellas, la de un nuevo modelo de gestión de RTVE. Es posible acercar la cadena pública a los ciudadanos, y asegurar su independencia, su desgubernamentalización y la transparencia en su gestión. Hace falta un gran pacto por nuestro medio público. Por ahora, el PSOE y Ciudadanos han propuesto la mayoría por 2/3, que ya inventó José Luis Rodríguez Zapatero en 2006, para la elección del Presidente de la Corporación. Podemos va más allá, y añade la votación directa de la ciudadanía para elegir entre los candidatos que hayan superado un concurso público, en caso de no haber acuerdo en cinco meses. Hasta ahora, la propuesta más valiente para luchar contra el control gubernamental.

Ya que mencionamos las ganas de ver un servicio público real y libre de la sombra política del Gobierno de turno en sus informaciones, por favor, un deseo como espectadora: encender la televisión y ver que en La 2 emiten Raza, una película basada en un relato escrito por Franco, no supone ningún acercamiento a la idea de ofrecer un contenido de calidad a los ciudadanos. La emisión de una cinta propagandística de la dictadura franquista en prime time fue toda una sorpresa. ¿Es que hubo alguna demanda social que ansiaba poder ver Raza en una cadena que pertenece a todos? ¿Ayuda a la idea de que RTVE está libre de censura y del influjo de una ideología política determinada?

La ilusión por recuperar el espacio televisivo de todos y volver a disfrutar de una cadena que nos permita sentirnos identificados, y no engañados o manipulados, es una responsabilidad para quienes tienen en su mano la posibilidad de cambiar las cosas. Soplan vientos de cambio, algo que esperábamos desde que acudimos a las urnas el pasado 20 de diciembre, y que no debe traducirse sólo en la emoción de las distintas formaciones políticas por el apoyo recibido. Más bien en el deber de buscar soluciones reales a problemas como qué hacer con RTVE. ¿La volvemos a situar en un momento anterior, menos malo que el que vive ahora, o buscamos la forma de que el nuevo modelo sea más valiente y escuche mejor a los espectadores?

Si hubiera un botón que permitiera reiniciar y volver a un punto en el que la cadena pública fue de verdad un servicio público, ¿cuál sería? Algunos dicen que con Zapatero. Mejor que ahora, sí. Pero ¿suficiente?

Mientras continúa el eterno debate sobre la formación de Gobierno, la rueda sigue girando. TVE sigue esperando una solución, una opción de convertirla en lo que debería ser: un servicio público de calidad.

Sólo espero que no siga habiendo más razones para que un espectador pueda mirar al recién nombrado Eduardo Jareño, o a cualquiera de los directivos actuales, y decirle lo mismo que Javier Bardem en su interpretación de Ramón Sampedro en Mar Adentro: "Algún día te vas a arrepentir tanto de lo que has hecho, que querrás que se te trague la tierra. Algún día, ya verás".

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Amanda Gómez Espinosa es periodista y abogada.

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