Democracia pixelada

Juego de Tronos en RTVE: ¿qué debería hacer Podemos en la negociación?

Qué vueltas da la vida. Hemos llegado a un punto en el cual el equipo negociador de Podemos para RTVE ha terminado pidiendo el voto para Flores, un directivo puesto por el PP cuando cambió la ley y pudo nombrar presidente en solitario, cuando metió al equipo que venía de La Razón. Lo propone PSOE precisamente para buscar arrancar algunos votos del PP, previendo que ERC no se los dará si no hace gestos que ahora no puede permitirse.

Lo primero que hizo Tomás Fernando Flores cuando el equipo de Rajoy le encargó la dirección de la radio pública fue eliminar el programa Carne Cruda, lo cual ha generado muchas dudas dentro y fuera de RTVE sobre su independencia editorial.

Javier Gallego, autor del programa, no ha sido el único en expresar su descontento. Los cantantes de LCDM han denunciado que secuestró entrevistas ya grabadas o vetó canciones por su contenido político. También el periodista Diego Manrique, hoy ya fuera de la corporación, ha tenido palabras muy duras.

Tanta tensión ha generado esta decisión en Podemos, que se han producido bajas en el grupo de asesores donde algunos expertos voluntariamente apoyábamos a la Comisión Parlamentaria en la toma de decisiones. Personalmente, dimití de toda responsabilidad tras las elecciones de 2016 porque entendí que no se daban las condiciones para trabajar el tema con la profundidad que merece. Pero esta gota ha colmado otro vaso, es imposible dar la cara por esta negociación. Podríamos tener a Arsenio Escolar, a Andrés Gil, o a otros candidatos aún mejores presidiendo la TV pública, si las cosas se hubieran hecho con algo más de cabeza.

Justificar lo injustificable

Podemos justifica la decisión echando balones fuera: “No es nuestro candidato ideal pero este tiene el apoyo de los trabajadores”. ¿De cuáles? Hablamos de una corporación con 6.500 profesionales de todos los colores, ese fetichismo con “los trabajadores” como masa unida y progresista es un insulto a la inteligencia, propio del siglo XIX. ¿A quiénes han preguntado? ¿Qué proyecto les ofrece el candidato?

Que los trabajadores no lancen un hashtag en Twitter no implica aceptación. Implica que el principal argumento (“no es de la casa”) ya no sirve para rechazar, y la cosa se complica. ¿No han pensado en Podemos que quizá los trabajadores no se sientan muy libres para criticar a un actual directivo y futuro presidente, que cuenta con el beneplácito de PP y PSOE (y ahora Podemos), y que ya ha mostrado su mano dura con la disidencia? Si uno habla con ellos, fácilmente encontrará muchos que no están nada contentos.

El segundo argumento para justificarlo es que “viene solo temporalmente, luego habrá concurso”. O no. Para empezar, veremos si Ciudadanos abandona su treta para mantener el servicio público bajo control del PP y desbloquea el concurso. Que alguien bloquee la aplicación de la ley durante meses hasta entrar en la campaña de 2019 no sería extraño, ya lo hemos visto antes. Pero además, Flores aprovechará su presidencia interina, igual que hace Pedro Sánchez, a modo de campaña para ganar el concurso y seguir por muchos años. La supuesta temporalidad no sirve para justificar.

En esta torpe negociación, la guerra de filtraciones ha dañado a tres excelentes periodistas del más alto nivel, y el Juego de Cromos ha terminado elevando un candidato continuista que no garantiza en modo alguno la reforma necesaria de RTVE. Votar a un directivo puesto por el PP es una burla contra todos estos años de lucha contra la injerencia política del PP en la radiotelevisión pública, eso explica por qué ayer no salió adelante la votación.

Había alternativa

No vale sólo quejarse. Muchos me han preguntado, como primer responsable de programa sobre políticas mediáticas en Podemos, qué fallos se han cometido en la negociación y cómo se podría haber hecho mejor. Claro que se podrían haber tomado otras decisiones y no hubiéramos llegado a esto. Las resumo:

 

  • Podemos podría haber aceptado la primera propuesta de Sánchez, que era Arsenio Escolar, en mi opinión una opción excelente (plantó cara a la mafia de la publicidad institucional que controla el mercado periodístico) y pensada para que fuese aceptada con poco debate. Luego, bastaba dejar que el Gobierno asuma el coste de convencer a nacionalistas, trabajadores, etc. Pero quisieron marcar paquete, bloquear y forzar la situación más allá de lo razonable.

 

  • Podemos podría haber hecho una contrapropuesta irrenunciable: alguien de la casa o que la conozca bien, con experiencia en gestión audiovisual, que no esté políticamente señalado, etc. La directora del diario Público, con todos mis respetos a su buena labor periodística, no tiene ese perfil. Alguien menos conocido, pensado para que nadie pueda justificar una oposición fácilmente y así lograr una incidencia real que determine el futuro de la radiotelevisión pública, hubiera sido preferible. Sugerimos perfiles de ese tipo, también lo hicieron algunas periodistas, pero de nuevo les pudo el paquete.

 

  • Una vez acordado Andrés Gil, otro buen profesional, bastaba un sí discreto para dejar que Sánchez cerrara el apoyo del resto de agentes y presentase en sede parlamentaria el acuerdo colectivo. Pero Podemos lo anunció apresuradamente por TV y quemó su candidatura, poniendo en bandeja el “no” del PNV. Más paquete, ración doble. El propio Gil tuvo que retirar su candidatura. Obvio, nadie merece llegar con semejante dedazo en el cogote, el estigma le impediría hacer las reformas necesarias con apoyo de todos sus trabajadores. No terminan de entender que a los periodistas nos hace mucho daño cuando se nos vincula a un partido.

 

  • Descartado Gil, todavía cabía rechazar a este candidato ofertando nueva contrapropuesta, primero en privado y luego en público, de nuevo con perfil realista. Haberlos haylos, insisto, quienes pateamos el terreno les conocemos, basta preguntar. Pero no van a quemarse en un Juego de Cromos tan arbitrario y alocado, por eso han llegado a ser tan buenos perfiles. Hablen por ejemplo con Teledetodos, quienes lanzaron la campaña por un concurso público que yo asumí para el programa de Podemos. Hablen con los trabajadores, en vez de interpretar lo que tuitean y dejan de tuitear. Seguro que les dan varias docenas de perfiles mejores.
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  • Por último, sería inteligente desviar la discusión de los nombres para obligar a que se hable de proyecto. Si quiere Flores presidir RTVE, que explique cuál es su plan. ¿Qué reformas urgentes hará? ¿Tomará como vinculante el referéndum sobre el jefe de Informativos? ¿Con qué apoyo mínimo? ¿Defiende el regreso de la publicidad? ¿Y potenciar la producción propia? ¿Criterios de externalización? ¿Carrera profesional? ¿Plan de Igualdad? ¿Plan de Transparencia? ¿Levantará alfombras? ¿Peleará por fin un contrato-programa como exige la ley? Si entra, al menos, que entre con compromisos públicos adquiridos.

En última instancia, si no hubiera acuerdo, siempre podrían no votar esta propuesta de la mano del PP, y dejar que PSOE lo tenga que pasar en solitario como administrador provisional según prevé el Real Decreto. De ese modo, pasaría con menos legitimidad y no ganará el concurso meses después. Así, ya veremos. Si mañana sale elegido, su campaña empieza conciliando un consenso amplio que se logra una vez cada muchos años, en España.

Después de años de lucha por la independencia y el pluralismo codo a codo con trabajadores, colectivos, periodistas, expertos, después de haber logrado que todos hablen del “Modelo BBC” y de lograr la reforma legal que introduce  el concurso, merecíamos otro proceso, merecíamos otro candidato y otra negociación. Sólo espero que el ensimismamiento de Podemos en su propia burbuja se comience a revertir algún día: para bien o para mal es una herramienta necesaria para lograr los cambios profundos que necesita este país.

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