Torrejón, un modelo mortal Pilar Velasco
Hace nueve años empezó el caso de Juana Rivas, que no es otro que el de una mujer que quiere proteger a sus hijos de un hombre maltratador. Sin embargo, lo que me interesa destacar en este artículo no es la intrahistoria de este caso sino algunos de los subtextos que alberga el relato fabricado mediáticamente.
El primero de los subtextos es la idea de que un marido agresor puede ser un buen padre. Es el prejuicio de que la violencia se puede aislar y el maltratador solo es violento en un tipo de relación, la que tiene con su esposa. Si aceptamos este argumento, defendemos que el maltratador puede ser un buen padre porque su violencia no se dirige a sus hijos sino a su pareja. Vamos a imaginar que esto es así (que no suele serlo porque los agresores dirigen la violencia contra quienes creen que tienen el derecho de controlar). Sin embargo, hay que preguntarse en qué modelo de masculinidad está educando a sus hijos e hijas. ¿Socializar a los hijos en la violencia contra las mujeres es un buen modelo educativo? ¿No deja heridas en las criaturas las agresiones contra su madre, uno de los pilares sobre los que se asienta su seguridad? ¿Se puede afirmar que quien educa a sus hijos en un hábitat de violencia es un buen padre?
El segundo muestra la doble vara de medir que se usa para madres y padres. A estas últimas se les exige completa responsabilidad y cuidado de su prole casi en exclusiva. Sin embargo, está tan normalizado que los padres puedan desentenderse de sus criaturas, que la sociedad patriarcal no penaliza ni el abandono ni la falta de cuidados paterna. Hay una fuerte presión normativa hacia las madres para que los cuiden más allá de sus propias fuerzas y para que organicen su vida alrededor de sus necesidades, abdicando de la propia si es preciso. Ahora bien, cuando un padre exige ejercer la autoridad que emana de su paternidad, emerge la verdad al desnudo: en las sociedades patriarcales los hijos son de los padres. Solo hace falta que surja un conflicto entre ambos para que aflore esa verdad. Y el caso de Juana Rivas lo muestra. Por eso, el pensamiento reaccionario y misógino defiende a Arcuri.
En el caso Juana Rivas se concentra esa idea que tanto aparece en los medios de comunicación: ‘que la igualdad ha ido demasiado lejos’
El tercer subtexto esconde una enorme variedad de mensajes emocionales sexistas que se están difundiendo en las redes sociales. El odio y resentimiento con el que se trata a Juana Rivas en muchos de ellos muestra hasta qué punto este caso se ha convertido en un test del poder patriarcal. Si Juana logra la custodia de su hijo pequeño, es decir, apartarlo de la violencia paterna, la misoginia social e institucional lo entenderá como una derrota del poder masculino.
El cuarto muestra la inoperancia y cobardía, en el mejor de los casos, de sectores de la justicia o su carácter abiertamente misógino, en el peor. El hecho de que quieran encausar a la madre de Daniel por impedir que el padre maltratador se lo lleve desvela el ensañamiento de la justicia con Juana. Y, de ese modo, envía un mensaje a todas las mujeres. No se pueden desafiar los privilegios masculinos, sobre todo, aquellos que tienen lugar en el ámbito de la familia patriarcal y de la sexualidad. El estructural dominio masculino se impone en caso de conflicto. Y lo hace con toda la fuerza y violencia que tiene a su alcance, tal y como estamos viendo.
En el caso Juana Rivas se concentra esa idea que tanto aparece en los medios de comunicación: ‘que la igualdad ha ido demasiado lejos’. El pensamiento reaccionario de la extrema derecha y la misoginia transversal a todas las posiciones políticas están reelaborando un nuevo discurso sobre las mujeres en el que se cruzan viejos estereotipos sobre las mujeres como ‘mal’ con nuevos prejuicios de que quieren ocupar los roles y espacios masculinos. Este caso es una radiografía de la correlación de fuerzas actual entre el pensamiento misógino y el feminista. Entre la derecha más extrema y el progresismo político. Su resultado nos dará pistas. Por eso, es un aviso para navegantes.
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Rosa Cobo es profesora de la Universidad da Coruña, escritora y teórica feminista.
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