Flotilla a Gaza: la sociedad civil haciendo la mejor geopolítica

Como si de una indignada y esperanzada respuesta a la llamada del poeta palestino Tawfiq Ziad —que escribió la histórica canción Unadikun (“Os llamo”) antes de ser silenciado—, la sociedad civil global ha irrumpido cuando pocos la esperaban.

La desesperación generada por meses de genocidio televisado ha aparecido como respuesta desde el Mediterráneo, logrando agitar calles y conciencias. Y lo más importante: haciendo geopolítica, alterando las agendas de cancillerías y gobiernos occidentales.

Para sorpresa de muchos, en este tiempo turbulento en el que la palabra “geopolítica” aparece como algo impenetrable orquestado por la narrativa de medios, empresas y gobiernos, una iniciativa nacida de la indignación de las sociedades civiles globales está desvelando que no solo los países con poderosos ejércitos y los grandes bloques de poder pueden hacer geopolítica. 

La onda de movilización global generada por una iniciativa construida mano a mano desde los más insospechados rincones de nuestras sociedades —como es la Flotilla— puede hacer la mejor geopolítica: intervenir sobre la opinión pública global y condicionar las políticas de gobiernos y Estados ante la peor masacre vivida en los tiempos de comunicación digital.

La Global Sumud Flotilla —una articulación de sociedad civil que reúne a ciudadanas y ciudadanos de múltiples culturas, religiones y países— no solo denuncia: actúa. No espera. Emite y amplifica discursos. No pide permiso: crea una presión moral y política capaz de interpelar los gabinetes de la política exterior de gobiernos y organismos internacionales.

Ciudadanas y ciudadanos de América, desde Brasil a Estados Unidos, México o Colombia. De África, de Túnez a Argelia, de Marruecos a Mauritania o Sudáfrica. De Asia y Oceanía, desde Turquía, Malasia, Kuwait, Jordania, Bahréin, Omán, Qatar, Indonesia, Maldivas, Pakistán, Bangladesh hasta Australia. Y de la vieja y cansada Europa desde los 27 países de la UE, hasta Reino Unido, Noruega y todo el Estado español (ejemplo de solidaridad) han servido como herramienta para gritar al mundo un "basta ya, detengamos el genocidio en Gaza" de escala global.

Una Flotilla de la Libertad que parece tomar su nombre y su espíritu universal de las palabras de la intelectual judía Hannah Arendt: “La libertad es el derecho a tener derechos”. Derechos universales. “Ya que lo que nos une es que todos habitamos la tierra”.

La Flotilla representa la mejor geopolítica posible en tiempos oscuros. Ante la barbarie y el genocidio, es un gesto solidario que irrumpe en el debate público con inapelable legitimidad moral, que agita la conciencia global y resitúa el valor del respeto al derecho internacional, que demuestra la fuerza de la cooperación entre los muy diferentes y que obliga a reaccionar y definirse a gobiernos y organismos del panorama internacional.

Estudiantes —sí, estudiantes— inundan las plazas señalando que no todo está ocupado por el odio y el ruido de la extrema derecha global

Se llenan las calles al fin. Estudiantes —sí, estudiantes— inundan las plazas señalando que no todo está ocupado por el odio y el ruido de la extrema derecha global. ¿Y si hubiera esperanza? ¿Y si la infinita dignidad y el insoportable sufrimiento palestino alumbraran un nuevo tiempo que lanzara al traste la violencia y el mundo oscuro regido sólo por la ley del más fuerte, al que nos quieren llevar los Trump, los Netanyahu y todos los que anidan en cada electrodo de odio diseminado por la internacional del autoritarismo global? Primo Levi sacude las calles de Europa: “Si comprender es imposible, conocer es necesario, porque lo que sucedió puede volver a suceder”.

Y Mahmoud Darwish, gran poeta palestino, recuerda: “Sobre esta tierra hay todo lo que merece vivir: la madre, el pan de la mañana, la hierba en abril, la canción de los amantes”. Ante el genocidio de Gaza nos jugamos el mundo futuro y el futuro del mundo.

Con Darwish y con Primo Levi, con Hannah Arendt y con una Flotilla al servicio de una paz con justicia, defendamos la dignidad del pueblo palestino frente al genocidio de quienes quieren sumir a la humanidad en la oscuridad total.

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Antón Gómez-Reino fue diputado en el Congreso durante cuatro legislaturas entre 2015 y 2023 y miembro de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa y de la OSCE.

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