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El futuro de la pandemia

Marciano Sánchez Bayle

La variante ómicron está protagonizando la última ola hasta el momento de la pandemia, y existen muchas intervenciones públicas que plantean la casi certeza de que estamos ante el último acto de la pandemia mediante la conversión de la misma en una enfermedad endémica de baja letalidad. Por eso conviene hacer algunas precisiones.

Aunque es cierto que la relación entre mortalidad, ingresos hospitalarios e ingresos en UCI de esta ola es muy inferior a la de otras olas, especialmente la primera, hay que tener en cuenta que se están haciendo muchos más tests (lo que supone la detección de muchos más casos asintomáticos o con pocos síntomas, que antes pasaban desapercibidos), que una parte importante y no bien conocida de la población (básicamente los asintomáticos) ya pasó la enfermedad con otras variantes y desarrolló un cierto grado de protección, las personas mas vulnerables se protegen más, y por supuesto existe un porcentaje de vacunados muy grande en los países desarrollados, lo que puede influir de manera importante en los datos de gravedad y ser factores de confusión. ¿Qué habría pasado si la primera ola hubiera sido con esta variante? No lo sabemos, ni vamos a saberlo con certeza.

Es obvio que todos tenemos una tendencia entendible a ver el lado optimista de la situación, pero esto ya ha sucedido en todas las olas anteriores con los resultados que conocemos, o sea que cuando menos deberíamos ser más prudentes, pues, aunque más lentamente, los ingresos hospitalarios y en UCI siguen creciendo, así como las muertes.

Lo mismo puede decirse, por ejemplo, con la rebaja del tiempo de aislamiento de los positivos que no responde a ninguna evidencia científica, sino a la conveniencia de los políticos que toman las decisiones, como muy bien señala el British Medical Journal, y que desde luego no va en la línea de la prevención de los contagios.

La supuesta cogobernanza ha derivado en ausencia de gobernanza y se han acabado imponiendo los criterios ultraliberales de Isabel III de España dentro de las Españas

Finalmente está la ausencia de gobernanza en nuestro país. Aunque una leyenda urbana dice que hay una autoridad sanitaria, en concreto el Ministerio de Sanidad, se trata de una leyenda con pocos efectos prácticos, ya que la supuesta cogobernanza ha derivado en ausencia de gobernanza y se han acabado imponiendo los criterios ultraliberales de Isabel III de España dentro de las Españas, un buen ejemplo son los autotests de antígenos de dudosa eficacia y capacidad diagnóstica, menos aún para determinar los casos que infravaloran sistemáticamente, y que solo sirven para privatizar (dejar en manos privadas y a costa de los bolsillos privados) lo que debiera ser una función de la Sanidad Pública.

Así las cosas, seguimos estando en la misma tesitura que ya señalamos en su día, no se conoce si la pandemia desaparecerá totalmente después de alcanzar su máxima expansión, o se quedará como una epidemia estacional o incluso como una enfermedad endémica, y por supuesto tampoco sabemos si esta variante será la última o se producirán otras más que hipotéticamente pueden ser más o menos letales, y más o menos contagiosas, tampoco se conocen bien sus efectos a medio y largo plazo, aunque existen indicios de que en algunas personas puede provocar trastornos prolongados. En suma, desconocemos lo principal sobre la evolución de la enfermedad aunque sabemos que las vacunas, mientras no aparezca una variante que logre saltarse sus efectos protectores, son eficaces a la hora de disminuir la mortalidad y la gravedad de la misma, y también de algunos tratamientos eficaces. Por eso es importante mantener el principio de precaución y evitar medidas apresuradas que puedan agravar la situación, sigue siendo crucial la utilización de mascarillas, restricciones en cuanto a aglomeraciones y al aforo en espacios cerrados, más aún cuando no se usa mascarilla (hostelería), rastreo y aislamiento de los positivos y los contactos, mantener la vacunación y por supuesto reforzar la Sanidad Pública y especialmente la Atención Primaria. Igual si actuamos podemos evitar la siguiente ola.

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Marciano Sánchez Bayle es presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid.

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