Torrejón, un modelo mortal Pilar Velasco
Ciertas noticias no llegan a ser, porque pierden su poder nada más emitirse. En tiempos hubo un genocidio en Gaza, no se sabe si terminó cuando los gazatíes dejaron de existir. ¿Acaso ahora mismo? No, fue anteayer, o pasado mañana, da igual. Ahora reina la nada en nuestras preocupaciones, suele suceder cuando algo no es nada en el concierto universal, o en las redes maléficas que fabrican noticias. En general lo pequeño no llega a ser, los gazatíes son pocos y pobres. Además deben ser terroristas que se niegan a dejar de ser. Pero claro, para ser hace falta comer. Mejor olvidarlo. No son muchos, aunque los niños y niñas dan algo de lástima. Debe ser duro dejar de ser teniendo tanta hambre.
Otras veces uno solo, aunque sea excéntrico, genera más noticias, simplemente por rompérsele el juguete volador. A veces me pregunto si muchas personas no desearían ser ese. Miro en Internet y el descacharre del ricachón sale en la portada de todos los periódicos importantes del mundo mundial. Claro, así no queda espacio para lo de Gaza. ¡Qué vas comparar! Se me antoja que muchas veces confundimos lo que leemos con una noticia. Me acuerdo de que Umberto Eco dijo en alguna ocasión que la mayoría de los periódicos no están hechos y potenciados por cualquier medio para difundir, sino para encubrir. También se quejaba Manuel Vicent cuando decía aquello de que lo que sucede en el mundo pasa por la mirilla de nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia humanitaria dura más de un minuto. ¿Se podría calificar como gran tragedia “lo” de Gaza? Lo escribo entrecomillado porque no sé lo que pasa allí. Acudo a Ignacio Ramonet, Le Monde Diplomatique y recuerdo que hablaba de que la rapidez con la que se “regurgitan” las noticias, ahora casi todas breves y fragmentadas, tiene un doble efecto negativo: mezclan desinformación con sobreinformación.
Se quejaba Manuel Vicent cuando decía aquello de que lo que sucede en el mundo pasa por la mirilla de nuestros ojos, pero ninguna gran tragedia humanitaria dura más de un minuto
Una noche marché con pintura roja y una brocha gorda a pintar en la pared de un edificio gubernamental. No digo cuál, no me hayan grabado las cámaras de vigilancia. Iba despacio, repitiéndome que seguro que me cogían, soy muy torpe para el camuflaje y bastante miedica. Solo quería escribir una frase muy corta: ¿Gaza existe? De vuelta a casa me preguntaba si los mandamases mundiales de la prensa y de los países no serán unos pávidos como yo, y eso justifica su inacción.
En fin, que para terminar me armo de valor, y aunque estoy en pijama, desvelado, me digo: Gaza existe.
_______________________________________
Carmelo Marcén Albero es doctor en Geografía por la Universidad de Zaragoza y especialista en educación ambiental.
Lo más...
Lo más...
LeídoPeramato reconoce ante el Congreso a García Ortiz y se compromete a sanar "la herida" de la Fiscalía
Manuel AltozanoIsrael participará en Eurovisión y varios países, entre ellos España, anuncian que no acudirán
infoLibreYolanda Díaz avisa en plena cumbre con Marruecos de que "no habrá cesión de tierra saharaui"
infoLibreTu cita diaria con el periodismo que importa. Un avance exclusivo de las informaciones y opiniones que marcarán la agenda del día, seleccionado por la dirección de infoLibre.
Quiero recibirlaDoña María Moliner: 'Hasta que empieza a brillar'
Ana María Shua y su 'Cuerpo roto'
Cartas de Maruja Mallo
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.