Cambio climático

Consenso en el objetivo y distinta "velocidad" en el primer debate electoral del 28A sobre cambio climático

El debate sobre cambio climático organizado por la Fundación Alternativas.

La campaña electoral está a punto de dar comienzo, y el cambio climático, probablemente, esté más presente que nunca en las propuestas y en el debate de las distintas formaciones que se disputan el control del Gobierno del país. El pistoletazo de salida a la discusión sobre acción climática lo ha dado la Fundación Alternativas, que junto a la Fundación Iberdrola han organizado este martes el debate El cambio climático y las elecciones generales, en el que los responsables de los principales partidos en materia de lucha contra el calentamiento global han presentado y confrontado los ejes de acción que llevarán en sus programas. Se ha hecho evidente que, si bien existe un consenso de mínimos básico en la materia, las divergencias y la confrontación sobre el clima también harán acto de presencia en la campaña. El objetivo es claro: evitar el caos climático. El camino hasta llegar allí es diferente.

Por el PSOE participó el secretario de Estado de Medio Ambiente y miembro de la Ejecutiva socialista Hugo Morán. Representando a Unidos Podemos, el diputado y portavoz de Equo, Juantxo López de Uralde. Desde el PP, su diputado encargado de temas de Energía en el Congreso, Guillermo Mariscal, y por parte de Ciudadanos, el diputado en la Asamblea de Madrid Enrique Veloso. La responsable de Medio Ambiente de la formación naranja, Melisa Rodríguez, no pudo asistir. Y se notó.

Veloso fue el primero de los políticos en exponer sus posiciones en el debate. Leyó de sus papeles las propuestas de Ciudadanos en la materia: un “pacto de Estado” para consensuar una ley de Cambio Climático, un rediseño de la subasta de renovables, un nuevo sistema para la renovación de los miembros del Consejo de Seguridad Nuclear (la formación se ha opuesto desde el principio a que sean elegidos por el Congreso y/o el Gobierno) y la creación de una autoridad reguladora independiente en temas de agua. Al ser preguntado por la moderadora sobre políticas concretas acerca de las centrales de carbón y su cierre, el representante naranja estuvo casi 30 segundos titubeando, para concluir que dichas clausuras deben estar “basadas en un estudio riguroso” y en un “esfuerzo de análisis”, sin concretar nada más.

El diputado madrileño de Ciudadanos tuvo que marcharse antes de lo previsto. Y ante su ausencia se celebró el verdadero debate. Morán fue el encargado de defender la postura de su partido y del Gobierno, que presentó el pasado mes un paquete de acción climática que se ha quedado en el aire ante el adelanto electoral. En su primera intervención, Morán llamó a asumir que la lucha contra el cambio climático requiere un “cambio sistémico” de todos los niveles de la sociedad “que lleva a mucha incertidumbre” y que pueden generar tensiones y reacciones en contra de medidas en principio ambientales, como la de los chalecos amarillos en Francia contra la subida del precio de los carburantes.

Por su parte, López de Uralde cargó duramente contra el Gobierno por sus retrasos en la materia, asegurando que “no hay sido capaces de registrar una ley en el Congreso porque los grandes lobbies industriales lo han impedido”. Puso de ejemplo la equiparación de los impuestos del diésel y la gasolina, que fue desapareciendo del argumentario del Gobierno antes de su muerte total con la muerte del proyecto de Presupuestos. “La patronal se levanta y esa propuesta desaparece. Y esa es la historia de la lucha contra el cambio climático”, afirmó el diputado ecologista.

Mariscal, en su turno, criticó la intención, a su juicio, de la izquierda de “apropiarse” de la acción climática. “Hablando de ‘nuestra ley’, ‘mi ley’, perderemos apoyos y socios en este proyecto”, aseguró el diputado del PP, para posteriormente reconocer que “todos tenemos claro cómo luchar contra el cambio climático; nos diferenciamos en la velocidad”.

La primera pregunta de la moderadora fue destinada a conocer las posturas de las distintas formaciones con respecto al cierre de las centrales de carbón. El PSOE, representado por el Secretario de Estado del Gobierno, defendió la Estrategia de Transición Justa ante la clausura de las instalaciones antes de junio de 2020 si no hacen las inversiones que exige Bruselas: y que terminará con el fin de más de la mitad de las térmicas que a día de hoy operan en nuestro país.

La discusión se agrió en este punto cuando Mariscal acusó al Gobierno de Zapatero de, en 2010, permitir que este ultimátum de Bruselas se efectuara: Morán contraatacó recordando que, en 2013, la prórroga hasta 2020 se hizo realidad con el visto bueno del Ejecutivo de Rajoy. En todo caso, el PP dejó clara su postura: oponerse a cualquier cierre programado de cualquier tecnología, tampoco del carbón, a pesar de su tremendo impacto contaminante, aludiendo a su potencial generador de electricidad en el mix. El PSOE, por su parte, insistió en no calendarizar el fin del carbón en España y dejar que la iniciativa privada caiga por su propio peso al optar por opciones menos contaminantes.

'Impuesto al sol' y calidad del aire

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El autoconsumo eléctrico y el llamado impuesto al sol, derogado por el Ejecutivo en octubre, ha generado poco debate. López de Uralde pidió al Gobierno que publique el decreto sobre autoconsumo, una vez finalizada su tramitación, y presente en la mesa del Consejo de Ministros a la espera de su publicación en el BOE: Morán se comprometió a ello y Mariscal recordó que el PP no se ha opuesto a dicha norma, por lo que ha dejado entrever que aceptarán en la próxima legislatura que la generación compartida e individual seguirá avanzando hacia la ausencia de trabas burocráticas y legales.

Más tensión ha habido en cuanto a las restricciones en el centro de las ciudades al transporte privado, para mejorar la calidad del aire. “El desplazamiento del vehículo privado del centro de las ciudades es imparable”, dijo Mariscal, a pesar de la oposición de su partido a medidas en ese sentido como Madrid Central. Puso una condición: siempre a través del fomento del “transporte público”, lo que utilizó para criticar las trabas a las licencias VTC. López de Uralde contraatacó recordándole al político conservador que Madrid Central “ha conseguido reducir de manera importante” la polución en la capital, y Morán afeó “la ausencia de compromiso por parte de la Comunidad de Madrid”, gobernada por el PP, para mejorar el transporte público en la ciudad ante la zona de bajas emisiones impuesta por Carmena.

El diésel, principal enemigo de la calidad del aire en las grandes concentraciones urbanas, también fue protagonista: mientras que PSOE y Unidos Podemos defendieron la equiparación de impuestos de este combustible y la gasolina, el PP afirmó que “demonizando tecnologías no conseguimos nada” y que los cambios “deben hacerse con incentivos y no con prohibiciones”. Aunque aseguraron compartir el fondo de los objetivos, se hizo evidente que la “velocidad” a la que hizo referencia el PP, los métodos, la ambición y las prioridades con respecto al cambio climático no coincidirán durante estas semanas de precampaña y campaña antes del 28 de abril.

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