El extraño 7M de la coalición: del "día más triste" a "lo que pasa es que hay elecciones"

"Que acabe ya". "El día más triste". "Lo que pasa es que hay elecciones". "¡¿Decirnos que no somos feministas!?". "Podemos está despistado". "El PSOE ha votado con el PP y nunca ha querido el acuerdo". "Nadie puede estar hoy feliz en el Gobierno". "Ya estamos acostumbrados"...

El martes fue un auténtico vendaval de sensaciones entre los miembros de la coalición. El momento de apretar el botón con la reforma del sí es sí. Nunca se habían diferenciado de tal manera en el Congreso. A pocas horas del 8M.

La jornada fue larga, pesada para muchos. Y eso que llegaban casi todos asumiendo lo que iba a pasar. Pero, según varios de los implicados, todos estaban convencidos realmente del paso que estaban dando: el PSOE con su a tramitar su cambio legal y UP con su no a tocar la norma. Las caras expresaban los ánimos.

Todos sabían que no iba a ser un día fácil. El clima estaba enrarecido, aunque todos descartaban que haya una ruptura de la coalición. Todos se veían las caras desde bien temprano con la reunión del Consejo de Ministros. A esas horas ya no había contactos para intentar un acuerdo final, las cartas estaban sobre la mesa.

Sin ministras de Podemos en la rueda de prensa de Moncloa

El ambiente, a pesar de la tensión, era normal mientras se despachaba, según fuentes conocedoras. Y es que la coalición trabaja de forma muy ejecutiva y las diferencias no se echan en cara dentro de la sala. Sobre la mesa una ley histórica: la imposición por norma de la paridad en el Consejo de Ministros y en los consejos de administración de las grandes empresas.

El morado feminista estaba presente: desde el traje de Isabel Rodríguez hasta detalles en el vestuario de Nadia Calviño. La portavoz llevaba hasta una camiseta en homenaje a Clara Campoamor. La rueda de prensa la daban ellas dos más Diana Morant. No había ninguna ministra de Podemos. ¿La razón? Según La Moncloa, porque la ley suponía cambiar varias normas (como la LOREG, la de colegios profesionales y la de sociedades) que no son competencia de ningún Ministerio de Igualdad.

Durante el mediodía sobrevolaba ese aire denso previo al Congreso de los Diputados. La prensa aguardaba y llenaba los pasillos del hemiciclo, algo que no es muy habitual en la jornada de las tomas en consideración. La mayor parte del Gobierno se iba al Senado, en cambio, porque había sesión de control, pero las ministras de Igualdad, Irene Montero, y de Derechos Sociales, Ione Belarra, sí pusieron rumbo al Congreso para escuchar el debate en directo.

El intercambio no fue fácil. Todos miraban especialmente a las bancadas del PSOE y de Unidas Podemos, con dos figuras en el centro de todo: Andrea Fernández, por la parte socialista, y Lucía Muñoz, por el grupo morado.

Fernández llevaba un discurso preparado para defender la postura de su partido: "Se lo debemos a las víctimas y a los españoles". "Hay que ser consecuentes y responsables": el PSOE "lo lamenta profundamente". Al final lanzó el mensaje a sus socios de coalición: "Nos gustaría hablar de propuestas, estamos cansados de peroratas. Dejen las hipérboles". Aplausos de los suyos y un abrazo fundido con Patxi López.

El discurso de Podemos enciende a los socialistas

Minutos más tarde tocaba el turno de Lucía Muñoz: "Un día triste". Para la diputada, el PSOE está dando la espalda a las mujeres y se hace la foto de la "vergüenza" con las derechas. "Es volver al Código Penal de La Manada", resumía.

Muchos socialistas murmuraban en sus escaños. No sentó nada bien en la bancada del PSOE ni el tono ni el discurso. Una de las mujeres con mando en el partido lo explicaba así: "Que digan su propuesta, qué argumentos son esos que han dado. Salir para hablar de eslóganes no es lo adecuado. Pongamos argumentos sobre la mesa".

¿Y se puede llegar todavía a un acuerdo? Ironizaba esta fuente: "Ya no hay más puentes que dinamitar". Para señalar en los pasillos: "El movimiento feminista no tiene portavoces, quieren patrimonializarlo".

"Aquí lo importante es qué se aprieta en el botón"

En cambio en el círculo morado decían: "Aquí lo importante es lo que se aprieta en un botón. Votan con el PP, Cs y Vox. No han querido negociar. Miran las encuestas, pero ellos sabrán". En Podemos, comentaban también en el Congreso, defienden que, a pesar de lo que diga el PSOE, la reforma supone tocar el consentimiento. "Las mujeres no han luchado tantos años para volver al antiguo Código Penal", resumía un miembro de UP.

Las conversaciones se sucedían en privado. Eso sí, el fantasma de la ruptura no amenaza, a pesar del enfado de unos y otros. Un alto cargo de Ferraz daba esta idea: "Lo que pasa es que hay elecciones. Podemos está un poco despistado". "Son gajes del oficio", comentaba una ministra al salir.

Aunque tampoco se ponen de acuerdo en a quién le puede pasar esto más factura. Según decía una ministra socialista: "Sólo hay que salir a la calle y ver el dolor social de la ley". Otra compañera de las mismas siglas hacía esta reflexión: "La gente sabe distinguir". En cambio, una fuente gubernamental de Podemos confesaba: "El PSOE sabrá, en las encuestas se ve que la gente dice que Podemos defiende más la igualdad".

La reunión a última hora entre Díaz y Montero

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A última hora de la tarde, poco antes de las votaciones, llegaba Yolanda Díaz al Congreso, después de meses intentando coser entre las dos partes. Visiblemente molesta, entraba en el hemiciclo: "Nunca deberíamos haber llegado hasta aquí".

Minutos antes de que arrancara la votación, Irene Montero y Yolanda Díaz salían del pleno y se reunían en una sala anexa a Pasos Perdidos, también con el diputado de IU Enrique Santiago. Se desataban todo tipo de rumores entre la prensa. Sonaban las campanas y volvían los tres al Pleno, no con buena cara. Ninguno quiso desvelar después qué dijeron allí, pero el voto al final fue el mismo.

Pasadas las 21 horas tocaba el momento de votar. Pedro Sánchez no aparecía a última hora. La proposición del PSOE salía adelante, con el voto mayoritario de las derechas, la abstención de Vox y el no de Podemos y los socios de investidura. "Un día muy largo", resumía un diputado mientras se ponía el abrigo y cruzaba la verja del Congreso.

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