El Gobierno defiende que el apagón superó la capacidad de los cortafuegos

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, este miércoles en el palacio de la Moncloa de Madrid.

El Ministerio de Transición Ecológica afirmó este miércoles que los cortafuegos que debían frenar un apagón en la red "funcionaron y se activaron" con normalidad, y habrían podido soportar una caída de la generación de gran tamaño. Pero la magnitud del apagón fue tan rápida y de tal envergadura, que los sistemas de protección de la red no dieron abasto. En concreto, el sistema español tenía el lunes capacidad para cubrir un desplome imprevisto de 15 gigavatios (GW) de producción, el equivalente a 15 reactores nucleares, pero la desconexión imprevista fue incluso superior a esta cantidad.

Fuentes de alto nivel del ministerio explican que la capacidad de "deslastre" de la red era inmensa en ese momento, equivalente al 60% de la demanda eléctrica de España. Como la producción y la demanda de energía deben casar siempre a la perfección para que funcione el sistema, el deslastre permite que una caída sorpresa de la producción —por ejemplo, el apagón de una central nuclear, que ocurre varias veces al año— se pueda compensar con una reducción del consumo para equilibrar la balanza. Técnicamente, consiste en forzar a que grandes industrias se desconecten de inmediato.

La red española podía deslastrar en los instantes previos al apagón 10 GW de electricidad, además de cesar la exportación de 5 GW de luz a Francia, para cubrir un hundimiento de la generación. Todo esto se activó, según los técnicos, "pero el efecto contagio [unas centrales se apagan y el resto las siguen en cadena] fue más grande y rápido", y el sistema cayó al completo. Fuentes de este ministerio reconocen que todavía no saben cómo de grande fue el agujero de la generación, solo que fue superior a 15 GW. Tampoco saben en qué lugar exacto, solo que fue en el suroeste.

Todo esto ocurrió en el famoso periodo de cinco segundos que duró el incidente. Como había explicado antes Red Eléctrica, todo iba bien hasta que a las 12 horas, 33 minutos y 16 segundos hubo una oscilación de la frecuencia de la red provocada por lo que parece una caída de la producción. Cuando una planta de generación eléctrica importante se desconecta de la red de manera imprevista, ese desajuste de oferta y demanda de energía provoca una variación de la frecuencia que se corrige rápidamente y que si es pequeña no tiene consecuencias. Ese incidente se superó con normalidad.

Pero 1,5 segundos después hubo otro evento similar que con una variación de la frecuencia mucho mayor provocó un cese de generación de luz en el suroeste de la península, probablemente de centrales solares de Extremadura. La frecuencia de la red eléctrica europea es de 50 Hz, pero si esa cifra se desvía bruscamente, las plantas de producción eléctrica se apagan automáticamente por seguridad, según marca la normativa del operador, Red Eléctrica. Según lo poco que se conoce sobre esos instantes, ese apagón localizado "generó un efecto cadena" que apagó el resto de las centrales. Al mismo tiempo, Francia se desconectó de España para no contagiar a Europa.

La duda ahora, según Transición Ecológica, es qué provocó unas oscilaciones tan fuertes en la frecuencia. Y para ello todavía tienen que analizar toneladas de datos, milisegundo a milisegundo, que van a recibir de Red Eléctrica y de las grandes compañías en las próximas horas.

La posibilidad de que un ciberataque sea el origen no está todavía descartada por el Gobierno y expertos en ciberseguridad del Ministerio de Defensa investigan estos días la sede de Red Eléctrica y de otras compañías para buscar una respuesta. Esta brecha habría podido mandar una orden a un gran número de centrales de apagarse, comenzando así un apagón en cadena.

Sin embargo, José Luis Domínguez, experto en la red eléctrica del Instituto de Investigación en Energía de Catalunya (IREC), descarta este escenario. "Lo veo inviable porque haría falta un conocimiento al detalle de la red para desconectar tantas centrales a la vez". Recuerda que Rusia, para apagar una única central en Ucrania en 2022, hackeó su sistema y tardó dos meses en entender cómo podía tumbarla. 

Las renovables no están detrás

Los funcionarios de Transición Ecológica también defendieron que el exceso de renovables no fue la causa del apagón, aunque sí reconocieron que a partir de ahora habrá que estudiar cambios regulatorios para hacer esta energía más segura. Posiblemente, instalando en las plantas solares y eólicas de España sistemas de inercia sintética, una especie de amortiguador para regular la frecuencia de la red.

Desde el apagón, se ha discutido mucho sobre la inestabilidad que aportan las renovables al sistema eléctrico, un asunto discutido por expertos y operadores de redes desde hace años. La producción tradicional de energía (nuclear, ciclo combinado de gas, hidráulica, geotermia…) utiliza motores rotatorios que aportan al sistema una inercia que ayuda a regular los pequeños desajustes entre oferta y demanda. A estas tecnologías se las conoce como síncronas y sus motores giran todos a la misma velocidad, 50 rotaciones por segundo, o 50 hercios (Hz).

Si se entiende el sistema eléctrico como una bañera, el grifo (generación) y el desagüe (consumo) deben llevar la misma agua para mantener el nivel de la bañera estable. Ese nivel es la frecuencia de la red, que no puede variar para evitar averías. Si el grifo de la bañera reduce su presión, pero el tapón sigue abierto, el nivel del agua baja. Eso es lo que ocurrió en la red eléctrica española el lunes: cayó la generación, pero no la demanda, hundiendo la frecuencia y haciendo saltar las protecciones de todas las plantas.

A este sistema hay que añadir un factor más, los motores rotativos, como los de las centrales de ciclo combinado. Si la frecuencia de la red baja —los motores de estas plantas giran más despacio de 50 rotaciones por segundo— sus turbinas liberan la energía cinética en forma de energía eléctrica y la inyectan al sistema, compensando la pérdida de suministro y elevando de nuevo la frecuencia. Cuanto más peso tiene la generación síncrona en el mix eléctrico, más difícil es que caiga la frecuencia de la red, y por tanto, más difícil es que colapse porque se autorregula.

El problema es que las plantas fotovoltaicas no cuentan con motores rotatorios y no pueden frenar una bajada o una subida de frecuencia de la red. Los molinos de viento sí tienen rotación, pero no están conectadas a la sincronía del sistema. En el momento del apagón del lunes, estas dos tecnologías representaban más del 60% del mix eléctrico y algunos expertos plantean que si hubiese habido más fuentes síncronas se podría haber evitado el cero energético porque se habrían controlado mejor los picos de frecuencia.

Preguntados por ese asunto, los técnicos del ministerio recordaron que uno de cada siete días del año, el mix de producción en España es similar al de este lunes y que nunca se ha producido algo así, por lo que "no tiene sentido" culpar a estas tecnologías. De hecho, resaltaron que este incidente no cambia el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta de instalación de renovables para 2030. Sin embargo, sí creen que habrá que proponer cambios regulatorios a futuro. En el mercado existen diferentes sistemas para añadir sincronía a la fotovoltaica y la solar mediante baterías o programas informáticos, pero todavía no son obligatorios en España. 

De hecho, la única tecnología a la que señalaron, por suponer un problema, fue la nuclear, que se apagó por seguridad durante el cero energético y no lograron encenderse hasta este miércoles. Los funcionarios subrayaron que no solo no aportó energía en la recuperación de la normalidad, sino que además necesitó energía extra durante el apagón para evitar daños en el núcleo de las cinco centrales.

También añadieron que una mejor interconexión con Francia habría aportado "robustez" al sistema antes del apagón y será otra de las tareas urgentes. En este punto, Francia lleva dos décadas frenando esta expansión de los cables, ya que pretende ser la central nuclear de Europa y España es una competencia por su abundante energía renovable.

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