Extrema derecha

El impacto político del terremoto de Vox abre nuevas incertidumbres sobre sus efectos en las próximas citas electorales

Militantes y simpatizantes de Vox celebran los resultados en las elecciones andaluzas.

Los análisis que trataban de acertar el resultado de los comicios andaluces fracasaron. Así quedó constatado el pasado domingo, tras conocerse el desenlace definitivo. Lo que comenzó con encuestas vaticinando entre uno y tres escaños para Vox –el CIS le otorgaba un solo diputado– terminó con una encuesta publicada el mismo domingo por el diario Abc que sugería entre ocho y diez actas para los ultraderechistas. Finalmente, fueron doce los representantes del partido que entraron en San Telmo. Los resultados finales dinamitaron los pronósticos previos y apresuraron las lecturas sobre las causas y efectos de la que es considerada una victoria electoral sin paliativos para la ultraderecha. El torbellino político que sacudió Andalucía obliga ahora a repensar las posibilidades que tiene la extrema derecha de irrumpir en otros escenarios. En mayo del próximo año están fijadas tres citas electorales: europeas, autonómicas y municipales. Si bien los comicios generales no tienen fecha concreta, la posibilidad de acudir a las urnas en otoño está sobre la mesa y es la opción más probable. ¿Cuáles serán los efectos de la irrupción de Vox en la política parlamentaria?

Politólogos y expertos en la materia hablan con mucha prudencia. Expresan la cautela obligada tras la sorpresa del terremoto andaluz. Aun así, comentan en conversación con infoLibre cuáles pueden ser los movimientos de Vox en el año que se abre. "Estos primeros comicios son el punto de partida de un ciclo electoral que terminará con las generales", dice Lluís Orriols, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. En este contexto, las andaluzas "están generando un efecto inicial que va a contagiar las dinámicas del resto de comicios", un efecto que difiere de aquel fraguado hace cuatro años. Una mirada al marco anterior muestra que el éxito inicial de los nuevos partidos, que "demoscópicamente eran fuertes", no se tradujo en un ascenso paulatino. Entonces "las andaluzas fortalecieron el bipartidismo" y las formaciones emergentes "estuvieron particularmente debilitadas", lo que generó un "cambio de expectativas". En esencia, "estaban preparados para la carrera y se encontraron con un camino arduo".

Explicar la situación actual pasa por tomar aquella foto fija e invertir los colores. "Ahora es todo lo contrario", relata Orriols. Esta vez, las andaluzas han quebrado el bipartidismo, "el porcentaje de votos del PSOE y el PP en Andalucía ya está por debajo de la media del resto de comunidades", lo que se conjuga con un ascenso de los nuevos, "particularmente Ciudadanos y Vox". Esto, reitera, "va a generar dinámicas de contagio"Andalucía ha "confirmado la tormenta política" y el PP tendrá "serias dificultades", porque se encuentra a "competidores como jamás había tenido en su historia", observa el profesor y politólogo. A Vox "le urgía entrar en las instituciones para mantener la llama viva" que se había prendido gracias a las encuestas y al éxito de Vistalegre, pero "no sólo ha entrado, sino que lo ha hecho por encima de lo esperado y tiene la llave del cambio de Gobierno".

Las preguntas en este escenario tienen que ver con las causas que explican la caída del PSOE –¿una cuestión doméstica de Andalucía?, ¿se acaba la excepcionalidad en la comunidad?, ¿es un síntoma general del socialismo?, sugiere Orriols– y los efectos que va a tener –¿producirá una movilización en la izquierda?, ¿entrará Vox en la segunda fase de expansión, en la que coqueteará con los votos de la izquierda, como en otros países donde prima la extrema derecha populista?–. Todos los interrogantes son de difícil respuesta porque "las cosas se están precipitando", reconoce Orriols.

Ernesto M. Pascual, doctor en Ciencia Política, Políticas Públicas y Relaciones Internacionales, recuerda que "a partir de ahora Vox ya está consolidado" y por tanto "deja de ser una posibilidad". Hasta ahora, repara, el mensaje del PP ante la amenaza de la ultraderecha consistía en "robar esos votos, pero ahora esos votos tienen un dueño". La pregunta, añade, es saber si los conservadores quieren "competir con la extrema derecha o recentran su posición y compiten con Ciudadanos". Por ello, señala el también profesor en la Universitat Oberta de Catalunya, un primer efecto tendrá que ver con la posición que adopten los de Pablo Casado. Ciudadanos, por su parte, "ha tenido éxito, por tanto se siente más cómodo en su posición". Los movimientos que realicen los partidos serán, a su juicio, "fundamentales para las elecciones", en un contexto en el que "el sistema se ha modificado, ya están aquí y no se van a marchar".

En cuanto al ciclo electoral que marca la hoja de ruta a partir de ahora, Orriols observa que el inicio en Andalucía a priori "beneficiaba a los partidos grandes por su mayor arraigo". Sin embargo, matiza, "lo que ocurre es que en el primer fotograma los resultados han sido muy anti-intuitivos". El politólogo reconoce no fiarse "de que este ciclo acabe siendo tan parecido al anterior".

Elecciones europeas: la gran oportunidad

Las elecciones europeas marcadas para el próximo 26 de mayo se presentaban, hasta ahora, como la gran puerta de entrada a la política parlamentaria para Vox. De forma similar a lo que ocurrió con Podemos en 2014, los comicios europeos presentan una serie de características que facilitan la irrupción de partidos pequeños o nuevos. La menor movilización del voto puede ser también favorable para ellos. Un ejemplo fue la entrada del partido del empresario José María Ruiz-Mateos en la Eurocámara con dos escaños en el año 1989.

"La circunscripción única y el hecho de que las europeas sean selecciones de segunda orden, genera un espacio de oportunidad para Vox, que ahora está en una buena posición para aprovecharlo". Son palabras del sociólogo Jorge Galindo, quien acude de nuevo al ejemplo de Podemos. "Empezar por las europeas es una estrategia muy lógica para los partidos nuevos", opina. Aunque "las andaluzas se colaron antes por una cuestión de política interna", los resultados "refuerzan ese espacio de oportunidad que suponen las europeas".

Ernesto M. Pascual repara también en que "las minorías muy movilizadas podrían obtener un resultado bueno". Sin embargo, matiza, Vox "ha roto ya esa barrera y es una opción política". Pascual advierte del efecto internacional de la entrada de Vox en el Parlamento Europeo. "Puede haber una unidad de partidos de extrema derecha en Europa y si es así Vox tendrá una plataforma más grande que la nacional", observa. En este supuesto, lamenta, "el Parlamento Europeo quedará en una situación crítica", de manera que "no hay que despreciar esta vez las elecciones europeas" ya que "se está jugando gran parte de lo que es la construcción de Europa".

Coincide con él Ana Sofía Cardenal, profesora de Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya, al apuntar que el escenario más probable es que Vox irrumpa en las europeas gracias a la circunscripción única o el voto de protesta, lo que genera una atmósfera más favorable para "votar a un partido extremo". Cardenal advierte también que las europeas "ya no son de segundo orden". En 2019 está en juego que "los partidos tradicionales ya no tengan la mayoría y los euroescépticos ganen peso". En este sentido, sitúa la responsabilidad en la reacción de los partidos ante el avance de la extrema derecha: "Si los partidos se comportan de forma responsable, esto podría tener el efecto colateral positivo de no aumentar el voto".

Las particularidades de las autonómicas

Los resultados de las elecciones autonómicas estarán necesariamente ligados a las particularidades de cada territorio y la gestión de cada comunidad. Por el momento, las previsiones apuntan a que "a medio plazo, Vox puede irrumpir con éxito en cualquier parte". Así lo entiende Orriols, quien puntualiza que, si bien el caso de Cataluña es especialmente particular desde el punto de vista territorial, Vox maneja otros elementos "transversales, como la anti-inmigración". Recuerda que en Cataluña, de hecho, existe el precedente de la ultraderechista Plataforma per Catalunya (PxC), nacida en Vic (Barcelona), "el corazón de la Cataluña interior". Hasta ahora, "no hay nada que nos prevenga de pensar que en Cataluña están al margen de este fenómeno".

Para Pascual, con la previsible "desaparición del PP" en territorio catalán, lo que puede llegar a pasar es "la sustitución por un voto más radical". En este sentido, todo parece apuntar que el partido de Santiago Abascal vaya a "acaparar votos antiguos del PP y, por qué no, de Ciudadanos". También Cardenal cree que en Cataluña persiste "una reacción muy importante al independentismo" y con la "desaparición del PP" parte del voto conservador y de Ciudadanos puede irse a Vox.

¿Qué ocurre con Euskadi? Pascual reflexiona que "al final Abascal sale de allí, de ese entorno político, y lo hace con una dureza extrema", aunque vaticina que no tendrá tanto éxito como en otros territorios. Si bien Galindo recuerda que todavía no se manejan datos lo suficientemente representativos, sí cree que existirán "ciertas diferencias, pero no muchas, tanto en Euskadi como en Cataluña, donde le costará entrar". No sólo por sus especificidades territoriales e identitarias, sino también "porque en ambos sitios PP y Ciudadanos tienen características que les permiten captar votos más a la derecha, sobre todo porque hay más partidos de derechas y por tanto la derecha está más dividida en ambos lugares".

En Galicia ocurre, por otro lado, que el PP cuenta con la hegemonía en las urnas. En las elecciones de 2016, el partido de Alberto Núñez Feijóo no sólo logró la única mayoría absoluta del Estado, sino que su competidor por la derecha, Ciudadanos, no consiguió representación. "En Galicia ocurre lo contrario que en Andalucía; quien tiene montada la red clientelar es el PP", sostiene Pascual, que reconoce albergar dudas sobre si "el mensaje contra el PP va a calar". Quizá, observa, Vox alcance representación, "pero que consiga un vuelco no lo tengo claro".

Si bien la gestión de los partidos puede, a juicio de los expertos, resultar clave, ocurre también que las diferencias discursivas del PSOE añaden otra complejidad a los resultados autonómicos. Este mismo jueves, el presidente socialista de Castilla-La Mancha aseguraba que el independentismo catalán era una amenaza para la soberanía nacional y añadía que "la xenofobia del independentismo catalán" es "todavía más peligrosa" que la extrema derecha.

Jorge Galindo recuerda que "las diferencias de discurso según las comunidades siempre han sido un problema para el socialismo, que al fin y al cabo es un partido con una estructura federal". En este caso, afirma, "sin duda lo serán, por el simple hecho de que las posturas en cuestión nacional se han extremado más de lo que estaban en las últimas autonómicas". En función de "cómo maride esto el PSOE" y de qué manera se desarrolle el juicio hacia los líderes independentistas, "esa tensión puede volverse más fuerte".

Comicios municipales: el terreno más difícil

Las elecciones municipales se presentan como el terreno más árido para los nuevos partidos. "A priori las locales no son los comicios más amables, particularmente para Ciudadanos y para Vox, que no tienen arraigo", comenta Orriols, y Cardenal agrega que "es más difícil que penetre" la ultraderecha. Añade la politóloga, que hace cuatro años, "Podemos, un partido nuevo y poco conocido, caló más en las grandes ciudades, con circunscripciones más grandes", pero Ciudadanos "tampoco obtuvo grandes resultados" precisamente porque es más difícil. De hecho, recuerda, en Andalucía la ultraderecha entró por "las grandes ciudades", de manera que "seguramente donde tenga más posibilidades sea en las grandes, aunque el impacto va a ser menor".

A día de hoy, "Vox lo que está haciendo es crear una marca a nivel estatal que va a funcionarle muy bien", repara Galindo, lo que equivale a "una estrategia paralela a la de Ciudadanos y distinta a la de Podemos, que estableció asociaciones en los grandes municipios con plataformas que les incluían a ellos pero también otras sensibilidades". Vox, igual que Ciudadanos, continúa el sociólogo, persigue una estrategia más vertical. Esa jugada "le puede funcionar en ciertos municipios", especialmente los de tamaño mediano o ciudades pequeñas, entre los 50.000 y los 150.000 habitantes. "Pero sin estructura territorial uno no puede aguantar mucho tiempo", opina Galindo, algo que "Ciudadanos también percibió".

No obstante, en esta ocasión "para Vox no hay tiempo, por tanto tendrá que fiarse de la marca nacional", lo cual "puede tener sus ventajas en el corto plazo, pero también inconvenientes indudables a largo".

Esa necesidad de arraigo tiene que ver con que las municipales "son unas elecciones muy personalistas, donde la marca del partido pesa, pero lo que prima es la personalidad de quien se presenta". Así lo entiende Pascual, quien recuerda que el mayor índice de tránsfugas se da en los ayuntamientos. "Ciudadanos tuvo una serie de candidatos no muy aptos", precisamente porque "es necesario crear unas élites del partido que puedan presentarse en cada una de las listas". En este escenario, los ultraderechistas pueden arriesgarse, pero quizá tengan que afrontar problemas porque "no se puede crear una estructura de cargos intermedios de la nada, se necesita tiempo para formarles". Lo cierto es que los miembros de Vox, estima el experto, "no esperaban esa representación" y en Andalucía "veremos quién de esa lista de doce está formado para representar al partido en el Parlamento andaluz".

La incógnita de las generales

Con unos presupuestos aún por determinar y con la escena política más convulsa que nunca, la fecha de las elecciones generales pierde estabilidad. Si bien marzo y mayo –el superdomingo electoral– son posibilidades sobre la mesa, la apuesta de Pedro Sánchez sigue apuntando a otoño. Más allá de las vueltas que pueda dar el calendario, aunque sin obviar que los tiempos serán clave, "las generales son un terreno más complejo, no tanto por la mayor movilización, que no debería ser problema para Vox puesto que está absorbiendo votos, sino por el hecho de que en principio en las generales es más difícil que un partido pequeño alcance una cuota lo suficientemente grande para entrar al Congreso". Así lo percibe Galindo, quien recuerda que, en base al sistema electoral, "hay un reparto de escaños desigual en función del territorio".

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Por otro lado, el peso del llamado voto útil puede también condicionar los resultados, aunque lo cierto es que si los de Abascal salen victoriosos de las europeas, "eso querrá decir que Vox puede mostrarse a sí mismo como un partido de voto con sentido estratégico para quien quiera una opción de extrema derecha".

Ya en las generales, relata Cardenal, el tamaño de las circunscripciones tiene importancia y por ello "es probable que el mismo resultado obtenido en las andaluzas", con una izquierda que no suma y la derecha con mayoría holgada, "a nivel nacional habría dejado a bloques prácticamente empatados". En todo caso, comenta Cardenal, "la tendencia es que los dos grandes partidos, de elección en elección, vayan perdiendo apoyos". Ante ese fenómeno será importante también su discurso y la estrategia que sigan. "Sánchez ahora trata de presentar al PSOE como partido capaz de modernizar a España, pero cuesta mucho tumbar la resistencia y en Andalucía se ha dado un buen batacazo". Además, agrega, "aunque no es lo mismo el PSOE de Susana Díaz que el de Pedro Sánchez, hay cierto cansancio de los votantes de los dos grandes partidos".

Lo que sí aciertan a subrayar los expertos es que el contexto actual es extremadamente atípico y eso dibuja un camino imprevisible. "Estamos ante un ciclo electoral muy extraño", opina la politóloga, de manera que "las estrategias de los partidos en el pos-escenario, lo que decidan hacer con los pactos, tendrá sus efectos" y lanzará mensajes al electorado "respecto a cuán deseable o indeseable será el voto a Vox".

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