Sin liderazgo ni unidad: Palestina arrastra su "colapso político" a las negociaciones sobre Gaza

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, posan durante la Cumbre de Paz de Gaza en Sharm El-Sheikh, Egipto, el 13 de octubre de 2025.

La kufiya, emblema de la identidad palestina y símbolo de resistencia, sigue presente en las calles en cada movilización contra el genocidio en Gaza. Pero desde la muerte de Yasir Arafat en 2004, nadie ha sabido volver a llevar dicha prenda con el mismo peso político en Palestina ni alcanzar el nivel de apoyo de quien la convirtió en bandera. Esta ausencia de un liderazgo claro en el territorio ha provocado que los representantes palestinos se enfrenten a unas negociaciones con Estados Unidos e Israel de manera dividida y sin posiciones compartidas.

La fragmentación ha quedado patente en la firma para el alto el fuego en Gaza. Por un lado, el grupo islamista radical que gobierna en la Franja, Hamás, firmó la primera fase del plan en el que se selló el cese de los bombardeos, la entrada de ayuda humanitaria y el intercambio de rehenes. Por otro, el presidente del partido Fatah y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, estuvo presente en la firma del pacto en Egipto y se prepara para recuperar el control de Gaza si se lleva a cabo el desarme del grupo islamista que exigen Israel y Estados Unidos. El plan de Trump propone que el territorio sea gobernado temporalmente por un "comité palestino tecnocrático y apolítico", antes de ser entregado a la Autoridad Palestina tras realizar una serie de reformas.

La división entre ambos actores es total desde hace años, pero las últimas declaraciones han agudizado aún más la fractura. Hamás ha acusado a Abbas de "identificarse con la falsa narrativa sionista" y de "violar el derecho a la autodeterminación" del pueblo palestino, tras reclamar ante la Asamblea General de la ONU el desarme del grupo islamista y su exclusión de la política. El líder de la Autoridad Palestina, por su parte, ha reiterado que Hamás "no tendrá ningún papel en el futuro gobierno de Gaza", mientras acusa al movimiento islamista de haber arrastrado a la población a un "callejón político y humanitario sin salida".

Mahmoud Abbas continúa en el poder sin apoyo popular

Tras la muerte de Yasir Arafat el 11 de noviembre de 2004, muchos expertos apuntaban a que se abría una ventana de oportunidad para solucionar el conflicto con Israel. Sin embargo, la realidad derivó en una política palestina sin líderes y marcada por el enfrentamiento interno a raíz de las elecciones legislativas de 2006.

La victoria de Hamás en las urnas puso fin a la hegemonía histórica de Fatah en la Autoridad Nacional Palestina, pero el resultado fue rechazado por el propio partido secular y por buena parte de la comunidad internacional, incluidos Israel y Estados Unidos. La tensión derivó en enfrentamientos armados y en el colapso del frágil gobierno entre ambas fuerzas, hasta que en 2007 Hamás tomó el control de la Franja de Gaza por la fuerza y Fatah consolidó su dominio en Cisjordania.

Teresa Aranguren, periodista especializada en Oriente Medio, subraya que "la falta notable de liderazgo" y el "desprestigio de sus líderes" ha reducido la presencia de Palestina a nivel regional e internacional. "Este enfrentamiento es uno de los grandes problemas que arrastra la resistencia de dicho pueblo desde la muerte de Arafat, e incluso diría que es lo más grave que les puede ocurrir como sociedad", añade.

Una encuesta del Palestinian Center for Policy and Survey Research (PSR), publicada en mayo, revela que el apoyo a Hamás ha caído al 32%, cuatro puntos menos que siete meses antes, mientras que Fatah se mantiene como segunda opción en el 21%. En Cisjordania, el respaldo al grupo islamista desciende al 29%, frente al 37% que tiene en Gaza, lo que evidencia que su fuerza política sigue concentrada en la Franja.

"Después del 7 de octubre, Hamás sí logró un apoyo mayoritario que incluso se extendía al resto de países árabes. Además, creo que aún se mantiene algo de veneración hacia sus dirigentes, pero los palestinos saben que no tiene ninguna viabilidad a futuro", incide Álvaro de Argüelles, analista de El Orden Mundial y doctorando en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid.

La esperanza de Marwan Barghouti como próximo líder

A pesar de que los datos apuntan a una posible victoria de Hamás, la promesa de celebrar nuevas elecciones cuando "las condiciones sean posibles" ha permitido a Abbas seguir presidiendo la Autoridad Palestina, aunque su mandato concluyó en 2009. Además, ha promulgado más de 400 decretos-ley para poder continuar legislando.

Un líder al que varios informes de ONG acusan de prácticas sistemáticas de nepotismo, desvío de fondos públicos y falta de transparencia. De Argüelles añade que "ha llenado todos los órganos judiciales, incluso la Corte Constitucional Suprema, un organismo creado por él, con figuras de Fatah".

Ante este contexto de descrédito, muchos palestinos han exigido la liberación de Marwan Barghouti en el último intercambio de rehenes para que encabece el Gobierno. Barghouti fue un líder de Fatah encarcelado por Israel y condenado a cadena perpetua en 2002 tras liderar la Segunda Intifada, acusado de ser el "estratega" de los atentados terroristas.

Los expertos lo describen como "un hombre muy vinculado a la gente de la calle y no encerrado en su despacho, a diferencia de Abbas". Además, De Argüelles subraya que "proviene de una familia con varios miembros muy relevantes en la vida política palestina". "Se veía que tenía la misma capacidad que tuvo Arafat de unir a las diferentes sensibilidades, pero la pregunta ahora está en si, 22 años de cárcel después, seguirá teniendo esa capacidad", amplía Aranguren.

En esa última encuesta del PSR, el 50% de los encuestados afirmaron que votarían a Barghouti por delante de Abbas y del líder de Hamás, Jalid Mishal. Pese a su encarcelamiento, el político de Fatah mantiene cierta relevancia en la opinión pública debido a su activismo. En 2017 consiguió que más de 1.000 presos palestinos en Israel secundaran la huelga de hambre que inició. Además, la Oficina de Información sobre Presos Palestinos ha denunciado esta semana que fue "brutalmente" agredido por los guardias de seguridad israelíes hasta perder el conocimiento durante su traslado a otra prisión.

"Incansablemente sigue apostando por desafiar a Israel de una manera pacífica, a pesar de todas las consecuencias que él mismo experimenta en su propio cuerpo, pero es lo que le ha dado esa popularidad continuada entre los palestinos", incide el analista de El Orden Mundial.

"Este deterioro provoca que el proceso de paz vaya hacia atrás"

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Ante este enfrentamiento entre los actores políticos palestinos, los expertos apuntan a que uno de los causantes y mayores beneficiados de la situación es Israel. "No hay que olvidar que el fundador histórico de Hamás estuvo en dos ocasiones detenido por Israel y fue liberado por las autoridades israelíes siendo plenamente conscientes de que era una figura peligrosa. Además, meses antes del 7 de octubre, había constancia de que Qatar estaba entregando dinero en efectivo a Hamás a través de la frontera, por supuesto con el conocimiento de las autoridades israelíes", recuerda De Argüelles.

Esta división, según Aranguren, también ha provocado que Palestina afronte las negociaciones para el tercer alto el fuego en una de las "posiciones más débiles" de los últimos años. La periodista añade que "todo este deterioro provoca que el proceso de paz haya ido hacia atrás y que el territorio del futuro Estado palestino esté cada vez más en manos de colonos israelíes".

La población de Gaza y Cisjordania sigue soportando las consecuencias de un bloqueo y una ocupación que no cesan con unos representantes que no logran ofrecer un horizonte político común. "La oposición a Israel es parcial porque no pone el acento en las cosas que verdaderamente preocupan a los palestinos. La gente se ha cansado de los dos bandos y quiere una tercera opción, ya sea Barghouti o cualquier otra", concluye el analista de El Orden Mundial.

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