"No es un acuerdo de paz": Trump vende como "histórico" un alto el fuego de mínimos en Gaza

Destrucción y humo tras ataques de Israel en Ciudad de Gaza.

Israel debe detener los bombardeos sobre la Franja de Gaza a partir de este viernes. Esta es una de las pocas certezas que deja el principio de acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tachado el pacto de "histórico" y ha precisado que incluye "todos los mecanismos" para el intercambio de los rehenes israelíes por la excarcelación de unos 2.000 presos palestinos, la retirada parcial de las tropas y la entrada de ayuda humanitaria al enclave.

El pacto ha sido celebrado por numerosos mandatarios europeos e internacionales, que lo han calificado como una "esperanza" para Gaza. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha agradecido la mediación al presidente estadounidense y ha reclamado que se abra "una vía política creíble que conduzca al fin de la ocupación". El acuerdo llega después del ultimátum lanzado a finales de septiembre por Trump y Netanyahu desde la Casa Blanca, cuando presentaron su plan para Gaza.

Las circunstancias recuerdan al alto el fuego de enero de 2025 alcanzado bajo la mediación de la administración Biden. Entonces, se pactaron condiciones similares (tregua, retirada y promesas de reconstrucción), pero el proceso fracasó cuando Netanyahu reanudó los bombardeos el 19 de marzo y no han cesado hasta asesinar 66.000 gazatíes y dejar arrasado el enclave.

Prioridad a los rehenes y vacíos del acuerdo

El núcleo del pacto gira en torno a la liberación de los israelíes secuestrados por Hamás. Está previsto que regresen entre el sábado y el próximo lunes, mientras que Israel se compromete a replegar sus fuerzas hacia unas líneas acordadas para facilitar el alto el fuego. Sin embargo, no se han hecho públicos ni el alcance territorial del repliegue ni los criterios de supervisión que garanticen el cumplimiento del intercambio.

Para Haizam Amirah Fernández, director del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC), lo sellado "no puede considerarse un acuerdo de paz" porque "carece de elementos esenciales como la justicia, la reparación y mecanismos seguros de cumplimiento". "Faltan muchos detalles cruciales y garantías y, conociendo el historial del Gobierno israelí, es plausible que utilice esas imprecisiones para reanudar la ofensiva", advierte.

Carlota García Encina, investigadora principal para EE. UU. y Relaciones Trasatlánticas del Real Instituto Elcano, subraya que la prioridad para Israel es la recuperación de los secuestrados. "Una liberación masiva de rehenes le permite mostrar a Netanyahu una victoria simbólica al estar jugándosela políticamente, ya que tiene su popularidad por los suelos con unas posibles elecciones en 2026", añade.

"Los incidentes armados no están descartados"

Tras el anuncio del plan en la Casa Blanca, tanto Trump como Netanyahu han lanzado advertencias explícitas contra Hamás. Desde que "todo el infierno se desatará" si no aceptaban a que podrían ser "aniquilados" si se negaban al acuerdo. Un tono coercitivo que marca el escenario inicial del pacto, según Haizam, en el que se impone la expectativa de que el grupo islamista cargue con la culpa si algo sale mal.

"Israel puede alegar que Hamás incumplió los imprecisos puntos del acuerdo y así justificar un retorno bélico. Esa estrategia de colocar la responsabilidad del fracaso sobre el adversario ya se ha utilizado antes por parte de otros gobernantes israelíes y del propio Netanyahu, por ejemplo, con el apoyo de Trump en marzo de 2025", detalla.

A esta lógica se suma la condición del desarme de Hamás, una exigencia incluida en el plan de Washington y Tel Aviv, pero sin mecanismos claros de ejecución y con el rechazo de los islamistas. No se ha detallado quién supervisará ese proceso, en qué plazos ni bajo qué condiciones, lo que deja abierta la posibilidad de que dicho incumplimiento, según Amirah, sirva como "detonante para reanudar los ataques".

La investigadora del Real Instituto Elcano coincide en que la fragilidad del pacto radica en la falta de confianza entre las partes. "Aunque el acuerdo se haya mediado en Egipto, ellos no se han visto las caras. Queda demasiado por definir y la posibilidad de pequeños incidentes armados no está descartada para los próximos días", incide.

Esta incertidumbre y falta de garantías, señala García, sitúan toda la responsabilidad sobre Estados Unidos. "Washington debe asegurar que Israel cumpla sus compromisos y sin esa vigilancia sostenida el equilibrio se romperá con facilidad", aclara la investigadora. Pese a las declaraciones grandilocuentes del presidente estadounidense, las dudas, según la experta, se centran en si su administración tendrá la capacidad y la paciencia para ese seguimiento.

"Trump se autoexcluye del Nobel de la Paz"

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El anuncio del acuerdo ha coincidido con la víspera del Premio Nobel de la Paz y en la Casa Blanca no han ocultado su intención de presentarlo como un logro personal de Trump. Desde hace meses, su entorno promueve la candidatura del expresidente con el falso argumento de que "ha puesto fin a ocho guerras", incluso en escenarios donde no había un conflicto declarado.

La aspiración al premio parece más una operación de imagen que un reconocimiento real. "Trump se autoexcluye del Nobel de la Paz cuando cambia el nombre del Departamento de Defensa a Departamento de Guerra. Siempre acaba recurriendo a la retórica del castigo o al uso de la fuerza, por lo que no hay coherencia entre su discurso bélico y la idea de mediación internacional", añade García. La analista también recuerda que su política migratoria lo "sitúa lejos de los valores" que premian en Oslo.

Mientras el presidente estadounidense busca proyectarse como artífice de la paz global, Netanyahu se concentra en la supervivencia de su Gobierno. La liberación de los rehenes le sirve para amortiguar la presión de sus socios ultraderechistas, que han rechazado el acuerdo y amenazan con abandonar el Ejecutivo si no se mantiene la ofensiva contra Hamás. "Su principal objetivo es mantenerse en el poder y conservar la impunidad lo máximo posible, incluso, si hace falta retomará la masacre en Gaza", concluye Amirah.

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