LA OFENSIVA DE ISRAEL EN GAZA
Sin la palabra “genocidio” pero con exigencias a Netanyahu: Felipe VI marca distancias con las derechas
El mundo ha cambiado. Cuando se subió la última vez el rey Felipe a la tribuna de oradores en la Asamblea General de la ONU, en Estados Unidos gobernaba Barack Obama y en España estaba Mariano Rajoy al frente del Palacio de La Moncloa. Y Europa vivía todavía los coletazos de una brutal crisis económica que hizo tambalear a los países del sur por las estrictas medidas de austeridad impuestas por Bruselas. Era la geopolítica de 2016.
El monarca intervino, en cambio, este miércoles, nueve años después, en una cita anual marcada por el genocidio perpetrado por Israel en Gaza. En la Casa Blanca ahora está Donald Trump, el líder mundial de la ola de ultraderecha y populista que desprecia a la propia ONU y al sistema multilateral que se fue construyendo después de la II Guerra Mundial con la paz como uno de sus principales valores. Con una Europa además sumergida en el desafío de Rusia con la invasión de Ucrania.
El rey también pronunciaba por primera vez un discurso de esta envergadura ante Naciones Unidas en Nueva York desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, convertido durante estos días en una de las voces que representa la visión antagónica al líder estadounidense. Con la oposición, a casi mil kilómetros allende el Atlántico, utilizando siempre la imagen del monarca para desgastar al socialista y con posiciones cercanas a Israel.
Esos dos mundos de 2016 y de 2015 se han visto reflejados precisamente en el discurso del rey en esta edición respecto a hace nueve años. Felipe VI fue mucho más allá de lo que fue entonces en su pronunciamiento respecto a la situación en Gaza, en línea con la postura del Ejecutivo y con las palabras que el propio monarca trasladó la semana pasada en el viaje oficial a Egipto.
Contra la "masacre"
Felipe VI no verbalizó concretamente la palabra genocidio, pero sí apeló directamente al Gobierno de Israel con la exigencia de parar ya “la masacre”: “No podemos guardar silencio, ni mirar hacia otro lado, ante la devastación, los bombardeos, incluso de hospitales, escuelas o lugares de refugio; ante tantas muertes entre la población civil; o ante la hambruna y el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas... ¿Con qué destino? Son actos aberrantes que están en las antípodas de todo lo que este foro representa. Repugnan a la conciencia humana y avergüenzan al conjunto de la comunidad internacional".
“España es un pueblo profundamente orgulloso de sus raíces sefardíes. Cuando hablamos al pueblo de Israel, estamos hablando a un pueblo de hermanos, un pueblo que, cuando regresa a España –a Córdoba, a Toledo, a Sevilla, a Barcelona– regresa a su casa. Fue ese el principio inspirador de la ley por la que, en 2015 y con amplio consenso, se concedió la nacionalidad española a los descendientes de los judíos sefardíes originarios de España”, contextualizó el monarca. Momento en el que pronunció: “Por eso nos duele tanto, nos cuesta tanto comprender lo que el Gobierno israelí está haciendo en la Franja de Gaza. Por eso clamamos, imploramos, exigimos: detengan ya esta masacre. No más muertes en nombre de un pueblo tan sabio y tan antiguo, que tanto ha sufrido a lo largo de la historia”.
Y con esta idea continuaba: “Seamos claros, condenamos rotundamente el execrable terrorismo de Hamás y especialmente aquella matanza brutal del 7 de octubre de 2023 contra la población israelí y reconocemos el derecho de Israel a defenderse. Pero, con la misma firmeza, demandamos que el Gobierno de Israel aplique sin reservas el derecho internacional humanitario en toda Gaza y Cisjordania. Exigimos que la ayuda humanitaria llegue sin dilaciones, un alto el fuego con garantías y la liberación inmediata de todos los rehenes que aún retiene Hamas con tanta crueldad”.
Sobre los dos Estados
El monarca quiso incidir en la solución de los dos Estados: “La comunidad internacional debe asumir su responsabilidad para hacer realidad cuanto antes una solución viable que contemple la existencia de los dos Estados. El reconocimiento del Estado de Palestina por parte de un número creciente de miembros de nuestra organización, al que España se sumó el pasado mes de mayo, debe ayudar a conseguir una paz regional justa y definitiva, basada en la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas y también en el reconocimiento universal del Estado de Israel”.
Felipe VI dedicó mucho más tiempo a Palestina que hace nueve años, cuando sólo hilvanó un párrafo de su discurso para defender la solución de los dos Estados: “Pocas noticias serían más esperanzadoras que la reanudación de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos. En este año en que se cumplen los 25 desde la Conferencia de Madrid, España apoya la celebración de una conferencia internacional que ayude a impulsar la negociación de las partes. La solución de dos Estados con fronteras seguras mutuamente acordadas es la única fórmula para una paz justa y duradera; la negación y el enfrentamiento entre comunidades deben dar paso a una coexistencia pacífica. En este contexto, España promoverá iniciativas para impulsar la concordia de las sociedades civiles de ambas partes”.
Las palabras del rey tienen un eco directo en la política nacional. Su posición suena más rotunda que la del PP, el partido que trata de instrumentalizar constantemente la figura del monarca. En las últimas semanas incluso la casa real tuvo que salir a desmentir la información que trasladaba Alberto Núñez Feijóo de que Felipe VI comprendía el plantón a la apertura del Año Judicial.
Las palabras del rey van mucho más allá de los posicionamientos de José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso, dos políticos que tratan también de acercarse constantemente al monarca. De hecho, existen estrechos vínculos de amistad entre familias con el alcalde de Madrid, a cuya boda acudieron los reyes eméritos y las infantas Elena y Cristina. Los dos políticos populares son hoy por hoy dos de los más firmes defensores del Gobierno de Netanyahu en España. El discurso del rey también va en una dirección contraria a Vox, que incluso se negó el martes a participar en el minuto de silencio en el Congreso y su líder, Santiago Abascal, ha defendido abiertamente la ofensiva del Gobierno de Netanyahu.
El "multilateralismo" en los tiempos de Trump
Otro de los grandes mensajes por los que ha apostado el rey en su discurso, que suele ser consultado con el Gobierno, ha sido precisamente la defensa del multilateralismo y de la propia ONU en un momento en el que Trump cuestiona esta organización, algo que le imita en España Vox, que ha convertido la Agenda 2030 en una de sus grandes obsesiones.
El monarca hizo una defensa cerrada del orden multilateral y la cooperación bajo el paraguas de Naciones Unidas: “Es este un mundo trepidante y desbocado, que en demasiadas ocasiones nos sitúa ante el vértigo del precipicio, no faltan voces que preconizan el fin del multilateralismo y la obsolescencia e ineficacia de las Naciones Unidas. Es el efecto –se nos dice- de la sustitución de una lógica de diálogo y cooperación por una lógica de competencia, rivalidad y tensiones extremas”. Para apoyar a la ONU de esta forma: "La memoria es la herramienta más útil de cualquier generación para afrontar sus desafíos. La memoria del siglo XX nos interpela cada vez que nos reunimos en esta Asamblea General, nos recuerda para qué se creó esta casa de la comunidad internacional, en qué circunstancias nació; qué oscuros capítulos de la historia procuró cerrar definitivamente”.
El rey defendió también este miércoles la Agenda 2030 de la ONU: “También son causa y consecuencia de tantos conflictos, como sabemos, la falta de recursos, la fragilidad de los estados, las desigualdades. La distancia que nos separa del cumplimiento de los objetivos incluidos en la Agenda 2030 sigue siendo enorme. Y el déficit actual de financiación para el desarrollo sostenible supera los 4 billones de dólares anuales”.
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La defensa de la Agenda ya la hizo hace nueve años, cuando dijo ante los líderes internacionales: "España ha hecho precisamente de la Agenda 2030 fuente de inspiración de nuestra acción interior y exterior. Debemos combatir la desigualdad y trabajar por un modelo económico que favorezca la prosperidad compartida y proporcione oportunidades de empleo a los jóvenes y, en general, a quienes más han sufrido los efectos de la crisis durante estos años. Nadie debe quedar atrás por nuestra acción o por nuestra omisión”.
Marruecos y migración
Los discursos de 2025 y 2016 han tenido una diferencia, en cambio, de peso en la política de vecindad de España. Hace nueve años, el rey sólo nombró a Marruecos como sede de una futura cumbre para luchar contra el cambio climático, mientras que en esta ocasión hizo una referencia explícita a la nación del sur: “En clave estrictamente bilateral, no puedo olvidar la especial relación de vecindad y cooperación que nos une con el Reino de Marruecos, a la que, en los últimos años, hemos dado un nuevo impulso en beneficio de nuestros pueblos”.
Asimismo, resultó significativo que, frente a hace nueve años, el rey hizo una defensa de la migración a través de esta referencia: “Creemos que la inmigración, adecuadamente gestionada, es un vector de desarrollo mutuo para las sociedades de origen, tránsito y destino, y que los derechos humanos de los migrantes deben ser, en consecuencia, la referencia principal de nuestra acción. Por eso apoyamos con convicción plena la aplicación del Pacto Mundial Migratorio y el Pacto Mundial de Refugiados”. Estas palabras también alejan la intervención del monarca de los postulados de Vox, que en estas semanas ha llamado incluso a hundir el Open Arms y que está condicionando la política del PP, que se está subiendo al tren de las deportaciones que impulsa la extrema derecha en Europa.