Europeas 2024

Los partidos encaran las europeas como una segunda vuelta de las generales y se olvidan del futuro de la UE

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habla durante la conferencia de prensa final del Consejo Europeo en Bruselas.

Todos los partidos coinciden en lo mismo: las europeas de 2024 serán unas elecciones importantes, de las que dependerá el futuro de la UE y también el de España. Sin embargo es la política nacional la que acapara la mayor parte de los debates e incluso hay formaciones como el Partido Popular que quieren convertirlas en el preludio de unas generales —pese a que el Gobierno de coalición se acaba de constituir y no tendrían por qué celebrarse hasta 2027—. El objetivo no parece ser tanto ganar la Presidencia de la Comisión Europea o la del Parlamento, tampoco tener voz en debates como la ampliación de la UE o los retos medioambientales, sino obtener mejor resultado que el oponente.

Podemos busca medir sus fuerzas con Sumar y los de Díaz quieren reeditar la alianza del 23J

Podemos quiere que la candidatura de la exministra Irene Montero para las europeas sirva para medir sus fuerzas con Sumar. Con el anuncio del pasado sábado, la número dos de la formación tiene medio año de margen para construir una buena candidatura y hacer una campaña potente a través de los medios de comunicación y las diferentes iniciativas del partido. Los morados creen que la coalición liderada por Yolanda Díaz les ha dado por muertos antes de tiempo y ha minusvalorado su fuerza. Su supervivencia nacional dependerá, en gran medida, de su resultado en Bruselas.

El sistema de elección de las europeas, de circunscripción única y sin barrera electoral, facilita las opciones de los morados, que por el momento evitan hacer cábalas sobre el resultado, pero se muestran convencidos de que con una buena campaña se puede dar la sorpresa . Sin embargo, algunas voces de Sumar no dan por hecho que Podemos vaya a obtener ningún eurodiputado y, aunque conceden que Montero es una "buena candidata", subrayan que la exministra de Igualdad arrastra una "mochila" muy grande, con polémicas como la del sí es sí a sus espaldas.

Aun así, los de Díaz admiten que necesitarán un revulsivo electoral ya que las próximas europeas van a ser "muy políticas" y deberán tratar de activar al votante progresista para advertirle de los peligros que supone el auge de la extrema derecha en Europa. Sumar deberá realizar, a su vez, complejos equilibrios dentro de la coalición, ya que quiere reeditar la alianza del 23J —a excepción de Podemos— pero son varias las formaciones que integran actualmente la coalición y todas ellas, desde Compromís a Más Madrid, los comunes o Izquierda Unida querrán garantizarse, al menos, un acta.

El PP quiere convertir las europeas en un plebiscito contra Sánchez y su 'familia' explora una alianza con la ultraderecha

El PP las está planteando como un primer plebiscito contra Pedro Sánchez para calibrar el coste de la ley de amnistía entre el electorado socialista. La formación liderada por Alberto Núñez Feijóo está utilizando la vía europea para darle más protagonismo: no solo a través de la Comisión Europea, también con el debate que se celebró en la Eurocámara el pasado mes de noviembre. Los populares consiguieron meter de lleno a su familia política en la bronca por la ley de amnistía al contar con el apoyo de su jefe de filas, el bávaro Manfred Weber.

El presidente del PPE lleva al menos dos años moviendo hilos para que tras las próximas elecciones europeas la derecha tradicional que dirige en el Parlamento Europeo pacte con la extrema derecha que lideraría la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Una apuesta arriesgada que, sin embargo, podría permitirles gobernar en todas las instituciones. El papel del PP puede ser crucial, ya que España es uno de los países que más actas reparte solo por detrás de Alemania, Francia e Italia, por lo que un buen resultado facilitaría esa alianza.

Los partidos ultras notan que ya ha decaído ese cordón sanitario, pese a que en la última legislatura ha funcionado una especie de triángulo principal para dominar las instituciones a través de los grupos popular, socialista y liberal (Renew). Pero la extrema derecha puja fuerte en el continente y aspira a partir de junio del año que viene a ser el tercer grupo más poderoso en los círculos continentales. El líder de Vox, Santiago Abascal, es consciente de que las elecciones de junio se juegan en Roma y este fin de semana acompañó a Meloni en un acto para afianzar su alianza. Los ultras quieren ser influyentes en el próximo ciclo político en Bruselas y, en el caso de Vox, tratar de ganar terreno tras su mal resultado en los comicios del pasado 23J.

El PSOE tratará de capitalizar los éxitos de la Presidencia Europea

El PSOE quiere aprovechar los éxitos de la presidencia española de turno del Consejo de la Unión Europea de cara al próximo junio. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pasa el testigo orgulloso de haber logrado cerrar varios hitos: la reforma del mercado eléctrico, la aprobación de una ley pionera para regular la inteligencia artificial, la ley de restauración de la naturaleza y la que regula las materias primas críticas para garantizar el abastecimiento del continente.

Además, la presidencia de Sánchez también acordó un acuerdo de los 26 —todos los países menos Hungría— para abrir formalmente las negociaciones para el ingreso de Ucrania en la Unión. Aunque el éxito no ha sido completo: la oposición de Viktor Orbán, contrario a que la UE siga ayudando a los ucranianos a repeler la invasión rusa, ha hecho imposible aprobar el nuevo marco financiero plurianual. Tampoco ha conseguido cerrar el semestre con un plan claro y compartido para resolver la crisis abierta entre Israel y Palestina, pero Sánchez sí ha mostrado una posición clara en favor de la solución de los dos Estados.

El presidente del Gobierno goza de buena fama a nivel comunitario y, de hecho, es uno de los principales referentes de la familia socialdemócratas junto con el alemán Olaf Scholz, una baza que la formación también prevé jugar. Sánchez ha hecho de la política internacional uno de sus principales ejes y ha jugado un papel clave en debates centrales en Bruselas como la puesta en marcha de los Fondos Next Generation para afrontar la crisis del covid o el establecimiento del mecanismo ibérico para rebajar los precios de la factura eléctrica.

La ampliación de la UE o los grandes acuerdos 'verdes': los retos de la UE del futuro

En las elecciones europeas se elegirán a 720 miembros de la Eurocámara, que es el centro del debate político en la UE, que funciona sobre todo en pleno y en comisiones con tres tipos de funciones: legislativa, presupuestaria y supervisora. El número de diputados por país se corresponde con su población, aunque no es un reparto perfecto. España elegirá a 61 representantes. Los diputados no se agrupan por nacionalidades, sino por grupos de afinidad ideológica más plurales que los partidos políticos al uso. Se forman tras las elecciones, con un mínimo de 25 diputados de siete países.

En la actualidad hay siete grupos: el Partido Popular Europeo (PPE) —democristianos y conservadores— , la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) —los socialdemócratas—, los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) —conservadores euroescépticos, con elementos de ultraderecha—, Renew Europe—los liberales—, la Izquierda Unitaria Europea / Izquierda Verde Nórdica (The Left) —la izquierda radical—, los Verdes / Alianza Libre Europea (Verdes/ALE) —los ecologistas, independentistas...— e Identidad y Democracia (ID) —la extrema derecha—. Además, también hay eurodiputados no adscritos

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La legislatura que expira ha sido complicada para la política europea, que arrancó con la negociación final del Brexit y que, principalmente, ha estado marcada por la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, dos fenómenos que en las instituciones europeas no se podían imaginar cuando echó a andar este periodo en 2019.

En el próximo lustro se tendrá que abordar la ampliación de la UE, un tema que se ha ralentizado por estos complicados años. Las miradas están puestas en Moldavia, Georgia y Ucrania. Esos tres países –sumados a Albania, Montenegro, Macedonia del Norte, Kosovo, Serbia y Bosnia-Herzegovina– esperan, desde hace meses o más de una década y con más o menos avances, ser algún día miembros de la Unión Europea.

La legislatura que viene también será crucial en temas medioambientales ya que en este último periodo no se ha producido ningún gran acuerdo en materia verde. Y es que principalmente la derecha europea ha entrado en contradicción, ya que parte del PP continental quiere dar también un giro al ver el avance de la extrema derecha en el mundo agrícola y rural en muchos países.

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