EL FUTURO DE LA LEGISLATURA
La 'vía Costa', la opción que hundió al socialismo portugués y que La Moncloa rechaza de plano
Pedro Sánchez está convencido de que puede resistir. Vive sus momentos más duros en el Palacio de La Moncloa. Sobre su mesa han estado todas las opciones durante estos días desde la irrupción del caso Cerdán. Pero en su entorno trasladan que ahora no tiene intención ni de convocar elecciones ni de presentar su dimisión. Y mientras termina la cumbre de la ONU en Sevilla, trabaja discretamente en la hoja de ruta que presentará ante su partido y la sociedad en la reunión del comité federal del próximo sábado.
Será un discurso clave no sólo para su futuro personal, sino para el propio Gobierno, el PSOE y el espacio de la izquierda en el país, según reconocen varias altas fuentes socialistas. Sus propios socios aprietan, mientras, para que el PSOE sea más ágil y responda de manera más rápida y contundente a la "desgarradora" imagen de la entrada en prisión de Santos Cerdán.
Durante las conversaciones que mantienen estos días los altos cargos del partido suele ser habitual hablar del escenario que se abrió en Portugal en noviembre de 2023 cuando el entonces primer ministro, António Costa, dimitió tras verse envuelto en un supuesto caso de corrupción relacionado con proyectos energéticos. El socialista luso era uno de los grandes referentes progresistas de Europa y amigo personal incluso de Sánchez.
Entonces decidió dejar su puesto, en el que estaba desde 2015 y que había revalidado con mayoría absoluta en 2022, al entender que la apertura de la investigación era incompatible con seguir al frente del Gobierno. Aquel fatídico día para la izquierda Costa presentó su renuncia por dignidad política: “Mi obligación es también preservar la dignidad de las instituciones democráticas”.
Una operación llena de errores que se llevó el socialismo por delante
La llamada operación Influencer fue un durísimo golpe que provocó registros hasta en la residencia oficial del primer ministro. Y políticamente llevó a Portugal a unas elecciones que dieron meses después el poder a la derecha y llevaron al hundimiento del socialismo. Con el paso del tiempo el caso se desinfló, porque incluso la Fiscalía reconoció que cometió errores en las transcripciones atribuyendo conversaciones a Costa en las que él no intervino: fue confundido con otro António Costa. El tribunal llegó a cuestionar al ministerio fiscal el uso que hizo de informaciones no contrastadas que habían sido publicadas en distintos medios. Una situación análoga a lo ocurrido en España cuando The Objective difundió que la mujer del presidente había sido beneficiaria de ciertas subvenciones al confundirla con otra Begoña Gómez.
Costa dejó su cargo en cuestión de horas. Políticamente él se ha repuesto al comprobarse que no tuvo ninguna implicación en el caso, y hasta ha logrado ser elegido como presidente del Consejo Europeo. Pero las consecuencias políticas internas en Portugal las sigue pagando la izquierda. El país se sumió desde entonces en la inestabilidad política, cuando vivía en una plácida mayoría absoluta por parte de los socialistas, y las derechas llegaron al poder. Además, en menos de dos años, el Partido Socialista ha pasado a ser tercera fuerza en las pasadas elecciones al Parlamento Portugués, que ganó con 91 escaños la opción conservadora de AD. Quedó en segunda posición la extrema derecha de Chega con 60 diputados. Los socialistas arañaron 58, todavía lastrados por un caso lleno de errores y posiciones endebles de la Fiscalía y el shock interno que todavía sufren.
"El presidente tiene muy presente lo que le pasó a Costa"
Diversas fuentes cercanas a Sánchez recuerdan que el presidente español no sale en ninguna conversación del informe de la UCO: “No es un corrupto”, señalan en La Moncloa. El partido, indican, está actuando con total contundencia y el caso sigue circunscrito a tres personas “tóxicas”, como definen en el Gobierno a José Luis Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán.
Fuentes cercanas al presidente diseccionan así la vía portuguesa: “Lo que se pone como un ejemplo de ética política pasará a la historia como un caso en el que un error judicial se llevó por delante un Gobierno progresista. Fue una oportunidad para las derechas, para los ultras. Es muy doloroso lo que ocurrió en Portugal, y hoy el país lo paga con una ultraderecha echada al monte con un resultado electoral enorme”.
“Por tanto, cuidado con los ejemplos que ponemos en nuestros países vecinos, porque en el caso de Portugal no es lo que parece. Sánchez es el líder indiscutible del PSOE y de los progresistas españoles, y las pocas voces que piden cosas como dimisiones no tienen comparación con el apoyo interno y popular que tiene el presidente del Gobierno”, agregan las fuentes.
Un colaborador directo de Sánchez señala también: “El presidente tiene muy presente lo que le pasó a Costa. Fue un error lo que hizo. Para Sánchez, el ex primer ministro es casi un padre político, un gran referente. Le apoyó mucho luego para que fuera al Consejo Europeo. La derecha se aprovechó de su gesto. Él creía que jugaba una partida de esgrima y los otros estaban en clave de lucha libre. El presidente no va a caer en esa trampa”.
Los socios se desesperan
El PSOE aguarda con ansias la reunión que celebrará el comité federal —máximo órgano entre congresos— el próximo sábado. Sánchez tendrá entonces que concretar sus planes y anunciar qué persona tomará las riendas de la Secretaría de Organización. La reunión será larga y marcará la hora de la verdad para aquellos que barajan opciones como ir a elecciones. No obstante, en La Moncloa sostienen que el presidente cuenta con la mayoría de cuadros dirigentes y de militantes para resistir. Una opción que puede salir de esa cita es un congreso extraordinario, que llevaría a ratificar el apoyo al presidente.
Pero la falta de propuestas concretas en estos momentos está llevando a la desesperación a los socios de investidura. La moción de censura encubierta que tanteó Miguel Tellado (PP) el martes ha sido un fracaso porque los socios no quieren apoyar ahora mismo una opción que pase por Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Pero, a la vez, la preocupación de los partidos de la investidura respecto a los socialistas crece.
Esta sensación se palpó en la reunión que mantuvieron el PSOE y sus socios de Sumar en el Congreso de los Diputados. En un lado de la mesa se sentaron Félix Bolaños, María Jesús Montero y Rafael Simancas, mientras que en el otro estaban Ernest Urtasun, Enrique Santiago, Jorge Pueyo, Javier Padilla y Candela López. El espacio de Yolanda Díaz salió muy insatisfecho y denuncia que el PSOE sigue en estado de shock y no entiende la “gravedad de la situación”.
Los socios de Gobierno han marcado un tope al PSOE: el presidente debe presentar medidas contundentes en su comparecencia el 9 de julio ante el Pleno del Congreso de los Diputados. Sobre la mesa han puesto una hoja de ruta que pasa por iniciativas como una ley anticorrupción y el endurecimiento del delito de cohecho, además de prohibir los indultos para condenados por corrupción y aumentar los años en los que no puede trabajar una empresa con las administraciones públicas si ha estado implicada en casos de corrupción.
Fuentes presentes en la reunión sostienen que vieron a los socialistas “lentos”, algo que les preocupa al entender que hay que dar una respuesta de urgencia ante los votantes progresistas para que quieran seguir apoyando el proyecto actual. Asimismo, las dos partes se conjuraron para intentar aguantar hasta 2027. Eso sí, desde Sumar ponen una línea roja: que se demuestre que ha habido financiación irregular en el PSOE.