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moción de censura de Vox

“El virus chino”, “dios bendiga a España” y “la Europa soñada por Hitler”

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en su escaño del Congreso.

Fernando Varela

Santiago Abascal quiere ser como Donald Trump. En su discurso de este miércoles en el Congreso en defensa de la moción de censura contra Pedro Sánchez, que previsiblemente este jueves rechazará la Cámara baja por amplísima mayoría, el líder ultra hizo suyos buena parte de los argumentos del presidente norteamericano y que componen el ideario de la derecha alternativa en Estados Unidos. Un modelo que Abascal se propone extender desde España a toda América Latina apoyándose en los gobiernos reaccionarios de lo que la derecha extrema española define como la “iberosfera” e impulsar en Europa con la ayuda de los partidos ultras del continente.

En su imitación del discurso trumpista, Abascal se refirió insistentemente al “virus chino”, en vez de al SARS-CoV-2 o a la enfermedad del covid-19, que es como se conoce la dolencia extendida por todo el planeta. Y, como el presidente norteamericano, jugó a la ambigüedad con la posibilidad de que el Gobierno chino crease o al menos exportase deliberadamente el virus para dañar la economía mundial. “No se puede culpar al Gobierno de la fabricación del virus chino, pero desde luego sí se le puede acusar de no haber pedido responsabilidades al país que, o bien lo produjo artificialmente, o bien permitió que se propagara por todo el mundo entre ocultaciones y engaños”, aseguró. “Mientras en el resto del mundo se hunden las economías, especialmente la de España, China ya despega, después de haber ocultado la información a todo el mundo. Por eso decimos que China tiene que pagar”, sentenció en medio de los aplausos de los suyos.

También habló de la Unión Europea en términos muy parecidos a los utilizados por Trump para alentar el Brexit. “A España”, dijo, “la está desvalijando la maquinaria despótica de Bruselas”, “convertida en una región de una réplica moderada de la República Popular China”. Una “tiranía progre y globalista” a la que Abascal quiere hacer frente con la ayuda de los partidos y gobiernos de derecha extrema de toda Europa, a los que definió como “un despertar que gana terreno en defensa de la soberanía y la identidad occidental, que reclama el Estado-nación como unidad irremplazable y espacio supremo de la democracia y que rechaza un mega Estado federal que se parece demasiado a la República Popular China, a la Unión Soviética o, incluso, a la Europa soñada por Hitler”.

Y alineó al magnate norteamericano George Soros, enfrentado al líder húngaro Viktor Orban y enemigo declarado de Trump, con el presidente Pedro Sánchez. La “libertad y la prosperidad” en España “sucumben bajo las presiones de potencias de grupos hegemónicos o grandes lobistas del globalismo, como ese especulador financiero y conspirador antinacional que es George Soros”.

No por casualidad, Abascal, como el presidente norteamericano, está en contra del multilateralismo en las relaciones internacionales. “Nosotros vemos muchas razones para recuperar un bilateralismo en el que el respeto mutuo sea una parte fundamental de la relación entre las naciones”. Una estrategia que incluye abandonar, también en la estela del trumpismo, organizaciones globales que considera “instrumentos del globalismo para imponer por coacción, por chantaje o por soborno, criterios de conducta y de ideología”. Se han convertido, afirmó, “en organizaciones totalitarias en las que tiene el mismo peso una nación democrática que un Estado totalitario”.

Y citó expresamente el caso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que según él “la República Popular China ha convertido en un instrumento más de su poder expansionista” y a la que considera responsable de una “operación de encubrimiento de la epidemia de coronavirus en Wuhan”. Por eso, remarcó, considera “que el presidente de Estados Unidos hizo lo correcto al cancelar su participación en la Organización Mundial de la Salud. Ya había hecho antes lo mismo con la Unesco, una organización entregada al servicio del adoctrinamiento izquierdista antioccidental y antisemita”.

La amenaza china

China, subrayó en su primera intervención desde la tribuna emulando de nuevo al presidente norteamericano, “se ha convertido en la mayor amenaza para el mundo libre. Su rearme es colosal”. Y mientras los medios no informan sobre China, según Abascal, se dedican a criticar a Trump. “Todos, en sospechosa unanimidad, no dicen más que barbaridades del presidente de un país, Estados Unidos, en el que quisieran entrar a vivir millones de personas de todo el mundo buscando libertad y prosperidad. Han creado una imagen totalmente distorsionada del presidente de Estados Unidos y de todo lo que sucede en ese país”, acusó.

En Estados Unidos “unas fuerzas constitucionales se enfrentan al rodillo totalitario de una izquierda cada vez más violenta y más embrutecida, que cuenta con los inauditos apoyos de grandes capitales, de élites académicas y de cierta plutocracia tecnológica”. La única diferencia con España, añadió, es que, “ese rodillo totalitario y violento en Estados Unidos está en la oposición, incendiando la calle, y en España su reflejo está en el Gobierno, gracias al temblor de rodillas del señor Rajoy y gracias al apoyo de los golpistas y de los filoterroristas”.

En su afán por dotar de resonancias internacionales a su proyecto, el líder de Vox se refirió a lo que denominan la Carta de Madrid, “en defensa de la libertad y de la democracia” en América Latina, que han decidido rebautizar como “iberosfera” para subrayar la centralidad de la península. Y de ahí saltó a lo que calificó de “mafia del narcosocialismo”, “aliada del Gobierno”.

Lo que le llevó a continuación a otros dos de los temas favoritos de Trump: la amenaza de la inmigración y la negación del cambio climático. En primer lugar, “la mafia de los traficantes de seres humanos” con la que, según Abascal, colabora el Gobierno de Sánchez para provocar “un efecto llamada cuyas consecuencias sufren los españoles corrientes con el beneplácito de grandes oligarcas de Bruselas y de algunos ejecutivos de grandes multinacionales”. Un “hampa migratoria” que “apoya y promueve la invasión de nuestras costas”.

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Y, en segundo lugar, la crisis climática, que Trump se empeña también en negar contra toda evidencia científica. “Ustedes, que se ríen de los creyentes y que les acosan, están en la superstición de cada tormenta, de cada huracán, de cada volcán y de cada sequía”. Han “comprado una religión supersticiosa muy parecida a la de los chamanes y los brujos, con la que engañaban a las tribus para incrementar su poder. Y cuando digo ustedes no me refiero sólo a los que están aquí, sino que en el concierto de las naciones se ha producido un consenso progre bastante amplio en este sentido”, acusó.

Chamanes y brujos entre los que incluyó al exvicepresidente norteamericano Al Gore, uno de los más destacados divulgadores del cambio climático, al que acusó de haberse “hecho multimillonario con predicciones apocalípticas”. Y eso que después aseguró que el cambio climático “es innegable”, aunque no, según él, que su origen esté “en las emisiones de CO₂ provocadas por el hombre”.

Un discurso, por último, salpicado también de constantes referencias a las creencias religiosas, a las que también apela a menudo Trump. “Que Dios les bendiga y que Dios bendiga a nuestra patria”, cerró su discurso el portavoz de Vox, Ignacio Garriga.

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