Bruselas propone sanciones mínimas a Israel pese a reconocer que viola los derechos humanos en Gaza

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al inicio de la reunión semanal del Colegio de Comisarios de la Comisión Europea.

Acuciada por la dramática situación humanitaria de Gaza, por las acusaciones a Israel de cometer delitos de genocidio contra la población palestina recogidas en el informe de los expertos de Naciones Unidas y por una creciente presión política que llega desde varios Estados Miembros, incluida España donde el Gobierno plantea un embargo de armas contra Tel Aviv, la Comisión Europea se atrevió este miércoles a proponer sus primeras sanciones contra Israel.

El Colegio de Comisarios que preside Úrsula von der Leyen, aprobó no sin dificultades la suspensión de ciertos beneficios comerciales a las exportaciones de Israel exporta al mercado único europeo, además de sanciones contra dos ministros calificados de “extremistas” y diversos colonos “violentos” de ese país. En un movimiento medido, metió también en el cajón de las sanciones a diez miembros del buró político de Hamas.

Estas medidas punitivas retirarían en teoría a Israel la condición de socio preferencial de la UE. En la práctica, su impacto es mínimo. Las sanciones comerciales afectarán a sólo una pequeña parte de los importantes intercambios que mantiene con los 27, valorados en 42.600 millones de anuales. Porque la Comisión Europea recomienda elevar los aranceles a sólo un tercio de las exportaciones israelís hacia territorio comunitario. Frutas y verduras además de maquinaria industrial o bienes farmacéuticos dejarían de pagar un arancel cero. Sin embargo, el impacto económico calculado en los propios servicios del ejecutivo comunitario es mínimo, de unos 230 millones.

Pese a su limitado efecto, en caso de aprobación, la respuesta desde Tel Aviv no se hizo esperar y el ministro de Exteriores hebreo, Gideon Sa'ar descalificó “las recomendaciones del Colegio de Comisarios liderado por la presidenta Von der Leyen” asegurando que “están moral y políticamente distorsionadas” y que van en contra de los “propios intereses europeos”. El Gobierno Netanyahu no afloja su lucha política por garantizarse la inmunidad para sus ofensivas militares que desarrolla en paralelo en la Franja al creerse “en medio de una guerra existencial”, en palabras del jefe de su diplomacia.

El giro político de la Comisión llegó con el informe muy caliente realizado por los expertos del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que identifica cerca de 16.000 violaciones de los derechos humanos por parte de Israel sobre los palestinos y concluye que se dan cuatro de los cinco supuestos para calificar de genocidio la actuación de su Gobierno y sus Fuerzas Armadas en la Franja de Gaza. En ese informe se señala al presidente israelí, Isaac Herzog, al primer ministro Benjamin Netanyahu, o al exministro de Defensa, Yoav Gallant, como responsables que “incitaron a cometer genocidio” con el objetivo de “destruir a los palestinos en la Franja”.

Hace una semana, en Estrasburgo, la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, anunció que “la Comisión hará todo lo que pueda” y que pondría “en suspenso el apoyo bilateral a Israel” porque “lo que está ocurriendo en Gaza es inaceptable”. Tras dos años de invasión a la Franja, fue la primera vez que Von der Leyen endurecía el tono llegando a hablar de “imágenes simplemente catastróficas” y denunciando que “la hambruna provocada por el hombre nunca puede ser un arma de guerra”.

Este miércoles, la Alta Representante exterior de la UE, Kaja Kallas, justificó las sanciones con las palabras de Von der Leyen. De ahí también la petición para sancionar a dos ministros israelíes y a colonos involucrados en la expansión de asentamientos ilegales y la toma de propiedades palestinas. Serían el titular de Seguridad Nacional y el ministro de Finanzas, calificados como “extremistas” por Bruselas. Es una medida que difícilmente aprobará el Consejo, al requerir de unanimidad entre los 27 y con Hungría aplicando su veto desde hace meses a medidas semejantes. Es uno de los gobiernos que Gideon Sa'ar considera “nuestros amigos” en Europa y a los que invocó “frente a los intentos de dañar” a Israel mientras amenazaba a Bruselas y a las capitales que apoyen las sanciones con “recibir la respuesta correspondiente”.

Bruselas argumenta que para adoptar esta medida ahora, y no hace meses, en la Franja existe un bloqueo total a la entrada de ayuda humanitaria, que las operaciones militares provocan desplazamientos masivos repetidos y que, según Naciones Unidas, se vive una hambruna en Fase 5. Y se cubre las espaldas legalmente con su informe del 23 de junio, cuando el Servicio Exterior que dirige Kallas expuso, tras repetidas demandas de España o Irlanda, que Israel habría violado el respeto de los derechos humanos y los principios democráticos, como le exige el artículo 2 del Acuerdo de Asociación bilateral.

Sanciones mínimas

El impacto económico de la propuesta realizada por la Comisión Europea este miércoles contra Israel es mínimo. Sólo un 37% de las exportaciones de ese país a los 27 disfrutan de aranceles cero, principalmente frutas y verduras, maquinaria industrial y productos químicos o farmacéuticos. Un total de apenas 5.800 millones de euros. Bienes que pasarían a pagar tarifas aduaneras según las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Y en la OMC los farmacéuticos se benefician también de un arancel cero.

Por eso, el aumento en los aranceles tendría un coste raquítico, de unos 230 millones de euros sobre unas ventas totales de Israel a la UE de 16.000 millones. Un golpe timorato de Bruselas que reconoce una alta fuente comunitaria al explicar que “sólo hay un efecto si se pasa de una tarifa del 0% a otra más alta, no si se pasa del 0 al 0%”.

La Comisión no apuesta por ejecutar un verdadero golpe comercial al Gobierno de Netanyahu pese a las denuncias sobre un comportamiento genocida que llegan desde la ONU. De ahí que este funcionario del equipo del comisario de Comercio reconozca que “las provisiones no van a suspenderse para los movimientos de capital por una razón muy simple, porque no vamos a sancionar ningún comercio, simplemente vamos a imponer nuevas tarifas. Esperamos que el comercio continúe y cuando se comercia, se espera que el dinero fluya”.

La cautela con la que se está moviendo la Comisión frente a Israel es más que evidente, consciente de que varios Estados Miembros no comparten siquiera este pequeño rapapolvo. Así lo confirma este funcionario europeo. “ Lo que estamos proponiendo significa que no estamos suspendiendo el comercio con Israel. Estamos convencidos en el diálogo a través de este proceso”.

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Estas medidas serán enviadas en procedimiento de urgencia a los ministros de Comercio de los 27, para que en reunión del Consejo las aprueben. Requieren de mayoría cualificada, así que Alemania e Italia, hasta ahora renuentes a cualquier sanción económica sobre Israel, deberán levantar su veto. Hace sólo una semana, 20 eurodiputados populares, entre ellos una mayoría de la CDU alemana, partido gobernante, votaron contra una resolución crítica del Parlamento Europeo sobre las violaciones de derechos humanos por Israel. Al equipo de Von der Leyen, Kallas y a países como España, Irlanda o Luxemburgo les queda por delante mucha diplomacia.

La ayuda que sí quedará en suspenso son los fondos europeos que ejecuta la Comisión hacia Israel dentro de los presupuestos de la Unión, una pequeña partida de 20 millones de euros que no necesitan de la autorización de los Estados Miembros en el Consejo.

La tercera pata de las sanciones es contra dos ministros de Israel calificados como “extremistas” y a colonos “violentos” a los que una segunda fuente comunitaria denuncia por la “continuada expansión de los planes de asentamientos”, sus “amenazas de anexión de partes de Cisjordania” o “el fuerte incremento de las llamadas a la violencia y al odio” contra los palestinos. No podrían acceder al territorio comunitario y sus cuentas bancarias o activos financieros en la UE serían congelados, como sucede a las autoridades rusas sancionadas por la invasión de Ucrania. La Comisión insiste en que “ahora es el momento” de endurecer estas medidas, las más difíciles de salir adelante de todo el paquete anunciado este miércoles. Requieren de unanimidad entre los 27, Hungría lleva meses bloqueando cualquier castigo a los colonos y su primer ministro, Viktor Orbán, no da muestras de levantar su veto.

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