La red de Black Jack colocaba 120.000 kilos de cocaína al año en puertos europeos
La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha dado cuenta este miércoles de todos los detalles alrededor de la investigación que acabó con la detención en una lujosa vivienda de Ibiza de Pablo Prada, alias Black Jack, hombre fuerte del Clan del Golfo en España, además de cuatro de sus personas de máxima confianza, dos de ellas en Madrid y dos más en Colombia.
La investigación se inició en el año 2022, cuando se logró identificar a varios narcos invisibles, también llamados de cuarta generación, responsables de coordinar y organizar la mayor parte de la cocaína que cada año inunda los puertos europeos. Se calcula que tenían capacidad para introducir 120.000 kilos al año. Junto a Prada, entre otros, se centraron pesquisas sobre Carlos Zuloaga, que también operaba desde España.
Los llamados narcos invisibles se caracterizan por evitar cualquier exposición pública y operan detrás de estructuras empresariales aparentemente legales. No aparecen en investigaciones tradicionales ni participan directamente en la infraestructura logística, utilizando intermediarios y testaferros para evitar ser detectados. Su perfil bajo y su movilidad internacional les ha permitido permanecer años sin ser identificados por las autoridades.
Se estima que esta red era responsable de transportar anualmente unas 120 toneladas de cocaína a Europa desde Colombia, utilizando los principales puertos de Holanda, Bélgica y España. Además, habían establecido alianzas estratégicas con organizaciones criminales locales en Panamá, Ecuador, Costa Rica y República Dominicana, empleando estos países como plataformas de tránsito para ofrecer envíos a la carta a sus clientes europeos.
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Tenían contacto directo, como se ha informado, con la cúpula del Clan del Golfo, considerado una de las mayores organizaciones criminales del mundo. De esta manera, se garantizaban el abastecimiento de cocaína en grandes cantidades.
Los principales líderes de la organización desempeñaban su actividad entre Dubái, España y Colombia, y habían constituido distintas empresas en territorio español con el objetivo de asentarse e impulsar sus operaciones logísticas y financieras desde el país ibérico.
La investigación se ha visto reforzada por las comunicaciones interceptadas en la aplicación encriptada conocida como Sky-ECC. Esto ha permitido acreditar la estructura de la organización criminal, sus capacidades operativas, además de atribuirles múltiples incautaciones de cocaína, todo ello con un nivel de detalle sin precedentes.