Revuelta, la marca juvenil que permite a Vox activar protestas en Ferraz y en la dana sin asumir sus costes
Aprovechando el acto convocado por el Partido Popular contra el Gobierno de Sánchez, la ultraderecha trató de reactivar el espíritu de las protestas de hace unos meses frente a la sede madrileña del PSOE. En la esquina de la calle Ferraz con Marqués de Urquijo volvieron a verse banderas españolas sin la corona, ataques a periodistas de Televisión Española y cánticos de "Pedro Sánchez a prisión". Aunque la concentración se saldó con un detenido, quedó muy lejos de las de noviembre de 2023, ya que la Delegación del Gobierno la cifró en 400 asistentes.
De nuevo, Revuelta, la organización juvenil ultra vinculada a Vox, estuvo detrás de la convocatoria. Junto a Hazte Oír, llamaron desde el viernes a la manifestación una hora después de la organizada por los populares y lo hicieron bajo el lema Todos a una contra la organización criminal. También se desplegaron carteles con mensajes como "Consumado el golpe, estalla la revuelta" o "Revuelta frente a la organización criminal".
Pese a la presencia del exdirigente de Vox Iván Espinosa de los Monteros, la dirección del partido se desmarcó públicamente de cualquier movilización celebrada este domingo. Sin embargo, los vínculos entre Vox y Revuelta son anteriores y explícitos. Líderes regionales como Ignacio Garriga o Manuel Mariscal se fotografiaron con ellos en la manifestación de Colón del 29 de octubre de 2023. Además, su líder, Jesús de Blas, declaró en La Gaceta de la Iberosfera —el medio oficial de Vox y de la Fundación Disenso— que "el único partido que ha apostado por dar voz a este proyecto ha sido Vox".
Del 'merchandising' a la ayuda tras la dana
Aunque no existe legalmente como asociación, Revuelta opera de forma similar. Ofrece afiliaciones desde tres euros al mes y solicita donaciones de hasta 200 euros. Su origen se vincula a Plataforma 711, un colectivo estudiantil vetado por la Universidad Complutense en 2022 por "desprecio a los valores democráticos". Anna López, doctora en Ciencia Política y autora de La extrema derecha en Europa (Tirant, 2025), sostiene que se nutre de "cuadros y activistas veteranos del espacio conservador-ultra que buscan canalizar a la juventud bajo una marca propia". Esto explicaría su apuesta temprana por una estética identitaria y por el merchandising como vía de financiación. Camisetas, sudaderas y otros productos fueron su carta de presentación en la carpa que instalaron durante la manifestación contra la amnistía en Colón en octubre de 2023.
Además de su papel protagonista en las protestas violentas de noviembre de ese año frente a Ferraz, la organización volvió a ganar presencia tras la dana en Valencia. Difundieron una campaña en redes en la que presumían de haber movilizado a "miles de chavales" y ridiculizaban a quienes los señalaban como "peligrosos neonazis". Su mensaje, centrado en que los puntos de recogida eran para "ayudar a los españoles afectados", reproduce —según López— un patrón discursivo característico de la extrema derecha. "Buscan emociones simples, agravios culturales y llamamientos directos a la acción que remiten a la prioridad nacional popularizada por la ultraderecha francesa", explica.
Otro episodio que contribuyó a su proyección fueron los incendios en la provincia de León, donde Revuelta se presentó como "juventud patriótica" ante un Estado supuestamente ausente. Aunque su papel se limitó a tareas básicas de apoyo, convirtieron esa presencia en una operación comunicativa centrada en la idea del "pueblo que se salva a sí mismo". Para Antonio Maestre, periodista especializado en extrema derecha, este despliegue confirma que dicha organización forma parte de un engranaje diseñado para reforzar la narrativa de Vox. "Hasta la tipografía de Revuelta es la misma que la del sindicato de Vox, Solidaridad. Funcionan como marcas satélite del partido, aunque se presenten como iniciativas autónomas", apunta.
"Revuelta explota la calle mientras Vox mantiene el relato"
Los analistas coinciden en que Revuelta cumple para Vox la función de actuar como intermediario en la calle, permitiendo al partido capitalizar la protesta sin asumir directamente sus costes. López la define como un "instrumento de movilización" que reporta a Vox dos beneficios inmediatos. Por un lado, captura la visibilidad y la narrativa de 'movilización espontánea'. Por otro, cuando la protesta escala, puede marcar distancia formal y presentarse como un actor moderado en el ámbito institucional", señala.
Esa maniobra, explica, no sería posible sin la estructura híbrida que sostiene a Revuelta: vínculos orgánicos con cuadros afines, apoyo logístico desde fundaciones y sindicatos próximos, y presencia de dirigentes en actos públicos. "Es una relación simbiótica. Revuelta explota la calle y la viralidad, mientras Vox mantiene el control del relato desde las instituciones", resume.
El periodista Antonio Maestre coincide en que la organización funciona como una extensión operativa del partido, creada precisamente para evitar que Vox asuma la responsabilidad de las protestas más duras. "Revuelta es, en la práctica, la marca juvenil de Vox. La utilizan para acciones que el partido no quiere firmar directamente", sostiene. Esa distancia calculada permite a Vox activar movilización sin exponerse a imágenes de disturbios o a la mezcla con grupos extremistas. "Es una forma de no mancharse las manos mientras dan apariencia de transversalidad al presentar iniciativas que dicen venir de la sociedad civil cuando en realidad son puro Vox", concluye.
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Revuelta ha reforzado su presencia entre los más jóvenes apoyándose en figuras virales que actúan como puente con las redes sociales. Durante la dana de Valencia, una de sus aliadas más visibles fue la influencer Rocío Bueno, más conocida como Roro —4,8 millones de seguidores en Instagram—, que difundió vídeos amplificando su relato y asegurando que gracias a ellos se pudieron cocinar más de 15.000 platos al día en Valencia. Ese tipo de colaboraciones, señala Ana López, responde a una estrategia en la que "las organizaciones ultras se apoyan en perfiles virales para dotarse de legitimidad emocional y acceder a audiencias que no consumirían contenido político de forma directa".
A este entramado digital se suman perfiles de amplio alcance como el agitador Vito Quiles, que combina retransmisiones en directo, confrontaciones con dirigentes políticos y un estilo combativo contra la izquierda que encaja con el tono juvenil que quiere proyectar Revuelta. Su actividad constante en X y TikTok convierte cualquier disputa en contenido viral. Para López, estos actores funcionan como "aceleradores del conflicto", capaces de multiplicar el impacto de la organización más allá de su capacidad real.
En paralelo, el pseudomedio Herqles actúa como altavoz estructurado del mismo ecosistema, difundiendo discursos de dirigentes de Vox, acciones de organizaciones ultras y vídeos con mensajes identitarios que circulan con rapidez entre perfiles de ultraderecha. Maestre subraya que estos actores digitales operan de forma coordinada. "No solo comparten discurso, comparten estética y códigos internos que permiten identificar a todos como parte del universo Vox, aunque se presenten como iniciativas independientes", concluye.