Alana S. Portero: "En España nunca hubo mayores corruptelas que durante el franquismo"

Alana S. Portero en un acto en Madrid

Está Alana S. Portero inmersa este verano en el proceso de documentación de su próxima novela, de la que por ahora no anticiparemos nada. "Está siendo muy agradable. Estudiar algo con detenimiento me conduce a una calma inigualable", asegura a infoLibre, eso sí, la escritora, poeta, dramaturga y directora escénica, que continúa así su trayectoria literaria después del gran éxito de La mala costumbre (Seix Barral, 2023), novela traducida ya a una quincena larga de idiomas. 

Una ocupación que la mantiene a cubierto en esta temporada estival en la que siempre sufre "muchísimo el calor". Es para ella también esta una época de "frustración", pues en el pasado nunca tuvo demasiada "capacidad económica para viajar", y ahora que sí la tiene, admite que no sabe organizarse. "No sé prever que llega el verano, me encuentro con él porque empiezo a sentirme físicamente mal y porque mis amigas de repente se marchan un mes. Ojalá aprender a disfrutarlo y a planearlo", lamenta, señalando de paso "el mar, los ríos y las fuentes de agua natural" como los lugares en los que disfruta evadiéndose aunque, en realidad, lo hace "poquísimo".

Más allá de estos sofocos calurosos compartidos por casi todos, sigue la autora al tanto de la actualidad en este verano que pareciera especialmente convulso por la corrupción política, la insistencia de los discursos de odio o el interminable ataque de Israel contra Palestina. "Creo que la desafección hacia la democracia es una pasión que quien sabe hacerlo puede alimentar muy fácilmente", advierte, señalando que nota una "enorme inclinación a ser gobernados por modos totalitarios" que en realidad no sabe explicar y no entiende: "Supongo que la búsqueda eterna del padre o la madre". 

La corrupción es un desastre, pero los gobiernos totalitarios son, con mucha diferencia, los más corruptos, porque no tienen ninguno de los mecanismos de defensa

Y todavía continúa: "Una forma de no crecer del todo nunca y ceder la responsabilidad a otro. Es muy fácil que hables con un familiar o un vecino, buenas gentes, que acaben diciendo que 'hace falta una mano de hierro', gente que admira a Bukele, por ejemplo. Es como si democracia y debilidad estuviesen relacionadas en un ideario general. La corrupción es un desastre, pero los gobiernos totalitarios son, con mucha diferencia, los más corruptos, porque no tienen ninguno de los mecanismos de defensa que sí tienen las democracias, aunque a veces en estas no funcionen. En España nunca hubo mayores corruptelas que durante el franquismo. El país se repartía como una subasta entre grandes familias cercanas al poder. Familias que siguen siendo dueñas de media España".

En este contexto, apunta que los bulos y la desinformación que tanto nos obsesionan ahora en realidad "existen desde siempre", solo que "han refinado sus estrategias y herramientas". Conviene por ello, a su juicio, "observar con detenimiento la información y formarse", pues "una parte del bulo requiere la ignorancia de quien lo recibe". "También existen los acólitos del bulo, personas que están deseando creer en ellos porque coinciden con sus sesgos de confirmación y con sus fantasías políticas y sociales de dominación", apostilla, aprovechando de paso para denunciar que los pseudomedios "están consiguiendo que haya mucha gente confundida, enfadada y asustada". "Ese es un caldo de cultivo terrible", puntualiza, aún añadiendo que hace por todo ello ahora más falta que nunca un periodismo "libre y, sobre todo, responsable", ya que "los medios que propagan bulos son bastante libres".

Más que una memoria corta, lo que tenemos es una capacidad inmensa para pasar páginas de la historia sin leerlas

Desde esta perspectiva, Portero se suma a la opinión de que estamos en este siglo repitiendo peligrosamente lo que ya aconteció en las primeras décadas del XX y que nos llevaron a las dos grandes guerras mundiales. "Lo estamos repitiendo, pero con las coordenadas propias de nuestro siglo", plantea. "Creo que más que una memoria corta lo que tenemos es una capacidad inmensa para pasar páginas de la historia sin leerlas", remarca. "Voy entendiendo que el ser humano lleva huyendo de su propia conciencia colectiva desde que fundamos la civilización. Nunca hacemos una observación real de los horrores cometidos, y en ese estado de negación y huida, aparecen espacios por los que se cuelan los grandes manipuladores", alerta.

Entre esos grandes manipuladores ocupa una posición destacada el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cuyo peligro asegura la autora ser plenamente consciente. "Muchas personas que conozco también lo son. Claro que hay consciencia de ese peligro, pero en lugar de afrontarlo, se tiende a ignorarlo, como si no mirando se fuese a conjurar y desaparecer", previene, antes de llegar a una conclusión que resume de un modo bastante amplio el actual signo de los tiempos: "La ignorancia y la cobardía son hermanas gemelas".

El de Gaza es un genocidio que está suponiendo la demostración absoluta de la brecha que hay entre poder y pueblo

Fija también Alana su mirada en Gaza, pues se trata de un "genocidio que está suponiendo la demostración absoluta de la brecha que hay entre poder y pueblo". "Nos ha demostrado que el poder popular ahora mismo es un ejercicio de impotencia que debe hallar otros modos de volver a ser una fuerza real. En cualquier caso es una vergüenza universal cada ser humano que muere en Gaza", denuncia, recordando a su vez que ni mucho menos este y el de Ucrania son los únicos lugares del mundo donde la muerte se impone sobre la vida por decisiones de políticos sin escrúpulos. "En el Congo hay en marcha un auténtico desastre humano y nadie mira hacia allí. Y hay más", subraya.

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¿Hay forma de sobrevivir en este mundo tan hostil donde las noticias negativas siempre son mayoría frente a las positivas? Así lo cree la autora, que aboga por "salir a la calle y observar el mundo con mejores ojos" ya que, según destaca, "nos cuentan y nos pintan peores de lo que somos". "Siempre hay esperanza, la llevamos dentro. Hay que convertirla en seducción", defiende, antes de lanzar una reflexión moderadamente optimista acerca de la condición humana: "La mayoría de las personas que nos rodean son buenas, aunque estén acercando sus cuerpos a prácticas políticas terribles. Es bueno recordárselo".

También apuesta Portero por hablar con nuestros amigos y nuestras amigas, "disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida" y, en su caso particular, aferrarse a la lectura: "Hay una lejanía que la práctica de la intelectualidad me proporciona, por pedante que suene esto, que me reconforta y me ayuda a descansar del ruido. Por ejemplo, leer los libros de María Belmonte, que son una maravilla". 

La cultura como refugio, "absolutamente sí", tal y como resalta, antes de enumerar entre sus recomendaciones podcasts como Las hijas de Felipe, Arsénico caviar, Almas del medievo o Deforme semanal. Y termina con más propuestas culturales interesantes: "Últimamente estoy volviendo a escuchar las entrevistas de Joaquín Soler Serrano en A fondo, que me encantan. Como mis series favoritas podría mencionar Sense 8, La Mesías, Penny Dreadful, True Blood... También disfruto mucho de ficciones históricas sin que me importe demasiado la exactitud de los hechos: The Tudors, Isabel o The last kingdom, por ejemplo. Sensorialmente me sientan muy bien. Son como comer dulces vistosos".

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