Juan Torres López, economista: “Las nuevas formas de capital necesitan mucha servidumbre social"
Juan Torres López (Granada, 71 años) acaba de escribir un libro titulado Cómo sobrevivir al trumpismo y a la economía de la motosierra. Es un manual oportuno que este catedrático de Economía Aplicada lanza contra lo que él denomina una “oleada de autoritarismo global en el plano económico”. Sostiene Torres que esta dinámica que puede parecer nueva en sus formas, ya que la encarnan personajes del perfil mediático de Donald Trump o Javier Milei, busca más de lo mismo: “desmantelar todos los contrapesos que pueden limitar el poder adquirido por los grandes capitales” y recortar prestaciones sociales a golpe de motosierra, para compensarlo.
Charla con infoLibre por teléfono, en una conversación que avanza por las grandes corrientes de la teoría económica —que para él dista mucho de ser una ciencia exacta— y retrocede hacia el descontento de una ciudadanía que, en su opinión, es presa (y será también víctima) de los discursos de extrema derecha y los intereses que defienden.
“Lo que hace Donald Trump es lo mismo que se hacía antes, pero expresado de una manera descarnada, exagerada, grosera, insultante e incluso violenta”, señala. Defiende que a pesar de sus formas, la “partitura” que interpreta no es extraordinaria ni en lo político, ni en lo económico: “El ejercicio imperial del poder de Estados Unidos sobre otras naciones no es, ni muchísimo menos, nuevo. Tampoco el chantaje militar o las políticas de proteccionismo económico y arancelario”, concluye.
Y este paisaje, apunta, pone en riesgo la democracia. “Es algo que está haciéndose evidente en los últimos tiempos, incluso desde antes de Trump y de su primer mandato. Las nuevas formas de capital que se están haciendo hegemónicas en torno a los nuevos desarrollos tecnológicos —sobre todo a la economía de las plataformas y a la economía de la nube— necesitan mucha servidumbre social, una utilización directa de los aparatos del Estado y una concentración de riqueza que es incompatible con el equilibrio de poderes y con la existencia de contrapesos”. Dos elementos, estos últimos, “consustanciales a la democracia” y que, señala, están amenazados.
Una de las advertencias que vertebra el libro es cómo la fe en un capitalismo legitimado bajo una “falsa” apariencia de ciencia y la confianza en el modelo económico neoliberal —basado en la no intervención y en la ley de oferta y demanda— como única alternativa, han resistido a lo largo del tiempo cualquier refutación y han expulsado concepciones de la economía más “humanas”.
Torres insiste en que hay ejemplos de cómo es posible gobernar los mercados bajo principios diferentes y que, además, son exitosos: “la sanidad, la educación pública, el cooperativismo, las pensiones…”, enumera. Aunque, entre risas, muestra cierto escepticismo sobre un cambio de mentalidad y cita al filósofo de la ciencia Thomas Kuhn, cuando afirmaba que los paradigmas solo cambian realmente cuando se mueren sus viejos defensores.
Sistemas fiscales que dejan escapar la riqueza
El economista mira hacia la extrema derecha y sus discursos elevados como uno de los mayores riesgos, pero también hacia un reparto de la riqueza que no funciona como debería. “La concentración de la riqueza tan brutal, tan extraordinaria y en tan pocas manos que se está produciendo hoy día es incompatible con la libertad de las mayorías”. Explica que los debates sobre la riqueza desmesurada de unos pocos están ganando peso en el mundo, pero con eso no basta.
Hay un error de enfoque en la política tributaria y sería fundamental que los gobiernos progresistas se plantearan un cambio
“Creo que los movimientos progresistas se están equivocando, porque no basta con poner el acento en que los ricos contribuyan a combatir la desigualdad. Sin duda eso es algo obligatorio, pero el problema es que hay que actuar sobre los orígenes y sobre las causas que producen la desigualdad. Si hay una inundación no basta con sacar el agua, hay que actuar sobre la fuga”, explica. “El problema hoy en día es que donde se genera la productividad, en el seno de las empresas, hay una asimetría de derechos que permite, por ejemplo, que se obtengan beneficios como no se habían obtenido nunca a cambio de retribuciones al trabajo que son ínfimas”, concluye.
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Además de esta asimetría inicial en el reparto de los beneficios, Torres pone el acento en unos sistemas fiscales que no gravan adecuadamente los nuevos modelos productivos. “Hay un error de enfoque en la política tributaria y sería fundamental que los gobiernos progresistas se plantearan un cambio”, explica. Su propuesta es poner más presión sobre los patrimonios y sobre las transacciones financieras. Estos dos puntos son, en su opinión, “el origen de las mayores diferencias de riqueza” en las sociedades modernas.
“La concentración de patrimonio es tan grande que debería ser objeto prioritario de la tributación, junto a las transacciones financieras”. Y pone un ejemplo: “Con una simple tasa de 20 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera en el mundo, se podrían financiar todos los gastos públicos de todos los gobiernos del planeta sin necesidad de utilizar otro impuesto”, remata.
La entrevista concluye con un recordatorio de que hay alternativas a los sistemas que solo responden al cálculo de beneficios y productividad, pero también con un reconocimiento explícito de las dificultades que rodean a un cambio de paradigma económico “que no puede esperar”.