IGUALDAD
El debate sobre el aborto se convierte en un arma arrojadiza entre partidos y da alas a los grupos ultra
El movimiento feminista sabe bien lo que es batallar por introducir su agenda entre las prioridades políticas. Las victorias en el plano institucional han venido casi siempre precedidas por la organización en las calles. Por eso, cuando asuntos como el aborto se cuelan de forma aparentemente espontánea en el debate, las feministas lo observan con recelo. En las últimas semanas, la derecha se ha entregado sin miramientos al ataque directo, alimentando la desinformación y mandando a las mujeres a abortar a otro lado. Mientras, la izquierda se arriesga a hacer brindis al sol, incluso asumiendo que difícilmente se dan las condiciones de posibilidad para cumplir sus promesas.
"Se está utilizando como arma arrojadiza entre un partido y otro", asiente al otro lado del teléfono Francisca García, presidenta de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI). La ginecóloga no acierta a ver una conversación sana, funcional y estimulante, ni siquiera una intencionalidad real de introducir políticas públicas para mejorar la vida de las mujeres: al debate sólo le atraviesa el ruido. El único fin que persiguen los partidos es "ganar votos" y quienes salen perdiendo "son las mujeres y los profesionales", lamenta.
Coincide la activista feminista Alicia Miyares: "Son falsas polémicas", asegura decidida, para enseguida preguntarse "por qué la extrema derecha nunca habla de la realidad: la violencia contra las mujeres". Una violencia que, afirma, "tiene dos vertientes: la sexual y la reproductiva". Esta "polémica ficticia lo que realmente revela" es el "choque de trenes" entre conservadores y extrema derecha.
Pero no sólo: los socialistas han decidido tomar parte en el debate y confrontar directamente con el principal partido de la oposición. ¿Con qué objetivo? "Están utilizando esto políticamente para retratar al Partido Popular", analiza la feminista navarra Teresa Sáez. Las expertas y activistas no están de acuerdo en la estrategia: si el aborto es un asunto de consenso, no hay debate posible. Políticamente, el objetivo debería estar claro: cumplir la ley sin matices.
¿Reforma constitucional?
Pero el Gobierno ha decidido responder a la ofensiva de la derecha mediante una táctica de impacto: comprometiéndose a blindar el aborto en la Constitución. El Ejecutivo ha apostado por introducir la interrupción voluntaria del embarazo a través de una reforma del artículo 43. Es decir, descarta la posibilidad de insertarlo como derecho fundamental garantizado. Fuentes del Ministerio de Igualdad explican los motivos. En primer lugar, la deriva de los conservadores ha "traspasado todas las fronteras de lo razonable", por eso han decidido que "es el momento por lo menos de intentarlo y poner el debate sobre la mesa". "Nos obligan a mover ficha", señalan las mismas voces.
Igualdad no cree necesario incorporarlo en el título primero, como derecho fundamental, porque asegura que de facto ya está reconocido como tal jurisprudencialmente. Sí estima importante blindar su "dimensión prestacional", porque lanza un mensaje a los poderes públicos: la obligación de poner los medios necesarios para garantizar la libre interrupción del embarazo. Pero hay letra pequeña. Una reforma ordinaria como la planteada, no implica disolver las Cortes Generales. En cambio, poner el foco en el aborto como derecho fundamental, sí conllevaría su disolución y la convocatoria posterior de elecciones. Un riesgo que no quiere correr el Gobierno de Pedro Sánchez.
Sáez se reconoce partidaria de una reforma constitucional, pero critica la falta de ambición de los socialistas. "Hay que hacerlo bien y no sólo con el fin de retratar al Partido Popular", exclama. "Las mujeres ya no nos creemos cualquier cosa", añade.
"Sentimos preocupación por la manera en que se está planteando la reforma. No se está contando con el movimiento feminista y se están ignorando nuestras demandas", observa Gemma Candela, miembro de la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid. "Nos preocupa el debate legal porque nos hace dudar de las garantías que representa para el derecho al aborto", un asunto que, exclama, "no puede estar sujeto a política de titulares".
Distorsión del debate
Si las expertas y militantes feministas creen que los principales partidos están instrumentalizando el aborto con fines electoralistas, es también porque detectan una sobredimensión del debate que no se corresponde con la realidad de las calles. "Hay un consenso social", introduce Candela. "El aborto está normalizado en este país", cincela García.
La ginecóloga pone sobre la mesa los datos que sostienen su afirmación. "Más de cien mil mujeres abortan al año y la mayoría antes de las ocho semanas, por lo que la accesibilidad es buena", defiende. Por lo tanto, prosigue, existe una "distorsión entre lo que es la realidad y las invenciones ideológicas". Teme que el clima político refuerce el mito de que se trata de una "práctica ideologizada", una noción que enmienda en su totalidad: "Tenemos una buena ley y una buena realidad".
En ese último punto introduce matices Candela. "Nuestra prioridad es que el derecho sea real", asevera. Enumera las trabas para acceder al aborto por parte de las mujeres migrantes, muchas sin tarjeta sanitaria, las diferencias regionales y el problema de la objeción de conciencia en los hospitales. La Comisión por el Derecho al Aborto ha convocado el jueves una concentración en la madrileña Puerta del Sol, precisamente con el fin de visibilizar esa realidad.
Tampoco Sáez cree que el debate político esté "respondiendo a la realidad social", un hecho especialmente frustrante para las feministas que han "trabajado sin descanso para conseguir cierto consenso con el derecho a las mujeres a decidir sobre su cuerpo". La polarización de los últimos días, en cambio, puede "volver a dar alas a argumentos de hace treinta años", adivierte la activista navarra.
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Porque si alguien aplaude el ruido político en torno al aborto, ese alguien es el entramado ultra que con más ahínco ha cargado contra la libre interrupción del embarazo. Se trata no sólo de las organizaciones que diariamente se agolpan frente a las clínicas, sino también las que de manera organizada y con el beneplácito de los poderes públicos se cuelan en las instituciones para difundir su discurso de odio. Ellos son precisamente los artífices de los falsos síndromes como el que a principios de octubre salió victorioso del Pleno del Ayuntamiento de Madrid.
Son estas entidades quienes pueden presumir de estar anotándose un tanto, logrando que sus postulados tengan cada vez más impacto y visibilidad. "Todo esto puede darle alas a los grupos antiderechos, organizados y financiados", opina la doctora García, "les hace crecerse". Las organizaciones ultra observan satisfechas cómo parte de su discurso es asumido por la derecha y la ultraderecha: "Las declaraciones diciendo 'váyanse a abortar a otro sitio' son un claro ejemplo", completa Candela. La activista, no obstante, considera que "las asociaciones antielección no necesitan más gasolina" porque ya están constantemente "intentando limitar el acceso al aborto". "Parece que nos damos cuenta ahora porque está en la palestra", cierra la feminista, "pero la iglesia y los fundamentalismos" no han dejado de estar presentes.
Miyares recuerda que a partir de "las polémicas que nada tienen que ver con la ciudadanía siempre salen reforzados los extremos", una dinámica que demuestra cómo "los derechos de las mujeres sólo interesan cuando pueden ser utilizados como objeto de polémica". En un reciente artículo, la investigadora feminista Nuria Alabao enfatiza en la idea de que el escenario actual "no debe generar alarmismo", pero sí cree que es preciso "estar alerta" porque "los próximos años serán críticos". Y recuerda que la red de grupos antielección "se pone a disposición de los partidos conservadores siempre que adopten una posición antiaborto", una postura que se articula "con otras dentro de una gramática política antigénero" y que puede ser una "herramienta poderosa en la búsqueda de poder".