Cuando la polémica se convierte en lo habitual: así comunica Trump para desactivar a sus adversarios

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rodeado de jóvenes atletas femeninas, firma una orden ejecutiva que prohíbe a las atletas transgénero participar en deportes femeninos.

De un McDonald’s al Despacho Oval y de allí a un pabellón de baloncesto con capacidad para más de 20.000 personas. Ese ha sido el viaje de un Trump que revolucionó la que parecía la campaña electoral más igualada de este siglo sirviendo patatas fritas en un establecimiento de la popular cadena de comida rápida, y que ha iniciado su nueva andadura en la Casa Blanca justo donde lo dejó hace 4 años: en medio de la polémica y de la hipérbole más absoluta. Desde declaraciones incendiarias y ataques a los medios de comunicación hasta amenazas abiertas a países aliados e incluso llegando a pedir una limpieza étnica en Gaza, Trump ha logrado, en menos de un mes, inquietar absolutamente a todo el orden internacional con sus afirmaciones. Un trayecto de ida y vuelta que, finalmente, le ha dejado en el mismo punto en el que estaba cuando abandonó el Despacho Oval en 2021.

El nombramiento de Susie Wiles, la cabeza pensante y estratega absoluta de toda la campaña electoral de Trump, como jefa de gabinete de la Casa Blanca fue toda una declaración de intenciones por parte de Trump: quería una campaña electoral permanente. Todo lo que le funcionó para que su figura, que parecía enterrada definitivamente tras las elecciones de mitad de mandato de 2022, renaciera hasta el punto de alcanzar la presidencia, continúa siendo la fórmula para que, en este inicio de Administración, el mundo esté expectante ante el último movimiento del magnate. Todo gira a su alrededor, un sello característico de Trump y que está más vivo que nunca.

“El presidente no ha hecho ningún cambio en su comunicación desde que ganara la presidencia, sigue exactamente en la misma línea que en campaña electoral, aunque ahora lo hace dentro de la Casa Blanca”, defiende Ana Salazar, politóloga experta en comunicación política. Un análisis que comparte Alex Comes, consultor de comunicación institucional, el cual destaca que el presidente ha transformado en habitual lo que hace unos años era prácticamente impensable: “A día de hoy, las estridencias de Trump, si lo vemos con un prisma ‘políticamente correcto’ o un prisma ‘europeo’ son la normalidad en su comunicación, por lo que su estrategia sigue siendo ser el que más chilla de la clase para captar la atención de la ciudadanía”.

Sin embargo, para el experto, existe un reto para Trump si continúa en esta línea: si todo lo que dice es tan disruptivo, cada vez tendrá que subir más el nivel para que esas declaraciones sigan sorprendiendo. “Sin duda va a llegar un momento en el que, con esta dinámica, la sociedad estará completamente anestesiada porque, en cierta forma, se habrá acostumbrado a las estridencias de Trump. Y esa también es parte de su estrategia, someter a la ciudadanía a un shock permanente que les adormezca y que, finalmente, no muestre contestación y le deje vía libre para hacer lo que él quiera”, coincide Ainara Villaño,  politóloga especializada en comunicación política.

Sin respiro

Esta forma de actuar de Trump no es, pese a todo, ni mucho menos nueva. Xavier Peytibi, consultor de comunicación política, explica que en estos primeros días el presidente se está guiando más que nunca por la llamada “estrategia de la velocidad”. Esta técnica, ideada por el gurú de Trump durante su primera estancia en la Casa Blanca, Steve Bannon, consiste en abrumar a la opinión pública a base de información, sometiéndola a un bombardeo de medidas y declaraciones que deben cumplir una característica: cada una debe ser más radical y polémica que la anterior. Lo de menos es cumplir o no, lo que verdaderamente importa es intentar anunciar el mayor número de medidas en el menor tiempo posible. “Tiene prisa porque, de esa forma, la oposición puede atacarle constantemente, pero no puede discutir las medidas porque, simplemente, no le da tiempo. Si tú ocupas toda la comunicación, el adversario no puede hacerlo”, especifica Peytibi.

Una situación a la que también se refiere Villaño, que igualmente señala lo efectiva que es la estrategia de Trump para incapacitar a cualquier tipo de oposición. “Es lo que se llama la dispersión de la voluntad. Cada votante suele estar preocupado por un tema, ya sea la guerra en Gaza, los derechos LGTB o la migración. En el caso de Trump, aprueba un torrente de medidas y hace declaraciones incendiarias sobre tantos temas que, simplemente, a la oposición le resulta imposible organizarse. No saben a qué replicar”, explica la experta en relación a todas las medidas aprobadas por Trump en el poco tiempo que lleva en el cargo.

A ese torrente de órdenes (42 en 10 días, tantas como Biden en sus primeros 100) y de declaraciones se le suma otro tipo de estrategia que Peytibi llama hipocracia: “Consiste en tener un discurso con un mensaje puramente emocional y nutrir constantemente a tu público de emociones, emociones y emociones para agradarle y así desviar la atención de tu propia gestión. Si unes a esto el tema de la velocidad, tienes el caldo de cultivo perfecto para que Trump sea el centro de todo”. Así, el experto recuerda que, en el momento álgido de las campañas electorales, los políticos suelen hacer promesas extravagantes y radicales, pero que nadie espera, tal y como hace Trump, que eso continúe durante la presidencia. “En 2016 ya lo hizo, pero la diferencia con esta ocasión es que esta vez lo ha hecho de forma aún más exagerada, probablemente porque se siente más fuerte y con más poder que entonces”, zanja el experto.

Y es que que el Trump en campaña y el Trump presidente apenas se diferencien habla a las claras del tipo de estrategia disruptiva que quiere seguir el magnate. “Simplemente viendo su foto presidencial queda claro cuáles son sus intenciones a nivel comunicativo y, desde luego, no pasan por ser menos agresivo. Trump nunca va a tener un perfil institucional porque sería una contradicción con la figura que él se ha creado a lo largo de los años. Él es un antipolítico y, por tanto, tiene que actuar, y comunicar, como tal”, explica Comes.

Negociar a golpe de polémica

Sin embargo, lo más relevante es quizás no tanto sus formas sino lo que ha logrado con este tipo de comunicación. “Su mensaje es siempre muy virulento, cada vez que habla quiere dar un golpe sobre la mesa. Pero todo responde a una estrategia. No es algo inocente o que haga tan solo para causar polémica, le sirve para lograr sus fines políticos”, señala Salazar. Por ejemplo, la experta recuerda la polémica con los aranceles y como Trump amenazó a México y Canadá con gravar sus productos al 25% para luego retirarlos momentáneamente a cambio de concesiones. Un órdago inicial que hizo que la negociación entre esos países comenzara con Estados Unidos en una posición de fuerza y con una capacidad mayor de lograr un pacto beneficioso. “También se puede ver en su política respecto al Canal de Panamá, ya ha conseguido cesiones y todo ello sin tener que hacer nada político, solo dando declaraciones amenazantes”, señala Peytibi.

“Al final no podemos olvidar que Trump tiene una faceta de empresario y es un gran negociador”, continúa el consultor. En este sentido, los expertos piensan que es probable que el presidente esté haciendo el mismo juego con respecto a Gaza, colocando una situación extrema (la de una deportación masiva de palestinos, una cesión de la Franja a Estados Unidos por parte de Israel y la posible construcción de complejos turísticos en la región) para comenzar una futura negociación desde una posición de fuerza. Que ese extremo se lleve a cabo o no, como puede ser el caso del Canal de Panamá o de la anexión de Groenlandia o Canadá, es complicado de predecir, pero sin duda comenzar en esa posición condiciona ya la forma de negociar de todos los actores implicados. “Al final, la cuestión es que nadie sabe que está pensando en realidad. Eso hace a Trump completamente imprevisible, lo cual también es un valor en sí mismo”, describe Salazar.

Los medios, invitados al show

En esa estrategia bravucona, tienen un peso fundamental las redes sociales. Ya desde su anterior presidencia, Trump se caracterizó por anunciar decisiones trascendentales por su cuenta de X, una costumbre que ha recuperado en esta segunda Administración, adelantando por redes, entre otros acontecimientos, la tregua entre Israel y Hamás antes incluso de que lo hicieran las propias partes implicadas. “Trump ha logrado cambiar el sentido común de la época. Si antes los políticos sentían que había cierto prestigio en los medios tradicionales para dar a conocer noticias importantes, eso ha desaparecido completamente con él”, describe Villaño. Ahora, además, con Elon Musk a su lado, todo hace indicar que esta lógica se hará aún más patente.

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Quizás uno de los pocos guiños que el presidente hizo a los medios durante estas primeras semanas de mandato fue el acceso total al Despacho Oval mientras firmaba órdenes ejecutivas para que le pudieran preguntar lo que quisieran. Fue en ese contexto en el que se produjo la comentada declaración del magnate sobre España, donde lo calificó como un país de los BRICS. Tras unos meses donde Biden redujo al máximo sus apariciones públicas, Trump respondía permitiendo que los periodistas hablaran con él directamente en el centro del poder de Estados Unidos, pero, según Comes y Salazar, esta maniobra tenía mucho más de estrategia que de transparencia. “Es una muestra más de la importancia que le da al show comunicativo tanto Trump como su equipo”, comenta el experto, que califica ese acceso más como una "escenificación" que como un guiño a la prensa.

De hecho, si por algo se ha caracterizado el magnate es por sus ataques constantes a los medios tradicionales, una lógica que ha continuado con una medida sin precedentes llevada a cabo en estos primeros días de presidencia. La sala de prensa de la Casa Blanca, antes reservada para los más importantes periódicos, televisiones y agencias de noticias, ahora tiene nuevos inquilinos: los influencers y podcasters. Una inclusión que es toda una declaración de intenciones por parte del presidente que, si bien no quitará asientos a los medios tradicionales (se trata más de una ampliación de lugares que de una sustitución) sí introduce a unos nuevos actores que fueron claves en la exitosa campaña electoral de Trump. “El presidente fue a muchos de estos podcasts con grandes audiencias, algunos frecuentados por gymbros y criptobros, es decir, aficionados al fitness y a las criptomonedas, que son en su mayoría hombres jóvenes y con ideas conservadoras o libertarias. Dos colectivos donde Trump es muy popular y que ahora podrán acceder a la Casa Blanca”, explica Peytibi. 

Además, en otro acto simbólico, la primera pregunta de las ruedas de prensa no será ya para la agencia Associated Press, como ha sido tradicionalmente, sino que será para Axios y para el medio de extrema derecha Breitbart News, el antiguo digital del que fue una de sus figuras más destacadas Steve Bannon. Otro cambio que deja a las claras las intenciones de Trump en esta Administración 2.0.

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