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La gran paradoja del 21A: un Parlamento más soberanista, una ciudadanía menos independentista

Doble atentado yihadista en Cataluña

¿Desapareció el Estado en Cataluña tras el 17-A o cumplió el Gobierno de Rajoy con su papel?

La alcaldesa Ada Colau preside la reunión de la Junta Local de Seguridad junto al delegado del Gobierno, Enric Millo, y el conseller de Interior, Joaquim Forn.

El terrorismo yihadista golpeó Cataluña en un momento crucial para su historia por la cuestión soberanista. En los primeros momentos, tanto el Gobierno central como la Generalitat de Cataluña, enfrentados por sus visiones antagónicas respecto al referéndum independentista, intentaron dar la imagen de que compartían una causa común y de que trabajaban de forma coordinada. El viernes, los líderes de ambos ejecutivos, Mariano Rajoy y Carles P uigdemont, comparecieron juntos en rueda de prensa y juntos participaron también en el minuto de silencio en la céntrica Plaza de Cataluña, donde se situaron uno a cada lado del rey Felipe VI. 

Rajoy había llegado a Barcelona en la noche del jueves, sólo horas después del atropello de La Rambla. Según informó su equipo, se trasladó a la capital catalana para asumir la coordinación de la respuesta al atentado terrorista. Allí hizo una primera declaración institucional sin preguntas en la que, entre otras cuestiones, dijo que había reiterado a Puigdemont que cuenta "con todo el apoyo del Gobierno y del Estado para ayudar a las víctimas, restablecer cuanto antes la normalidad ciudadana y poner ante la justicia a los responsables de esta barbaridad". 

No obstante, el análisis de los hechos evidencia que han sido las autoridades catalanas las que han llevado el peso de la gestión de los atentados: tanto de la investigación policial –los Mossos tienen competencia en materia de terrorismo en Cataluña, aunque no de forma exclusiva ni excluyente– como de la comunicación de lo ocurrido. A pesar del rápido traslado a Barcelona de Rajoy y de su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, las cabezas más visibles han sido el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, y el propio president P uigdemont. Ambos han copado todo el protagonismo mediático. 

Los Mossos contradijeron incluso al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que el sábado, en su primera comparecencia pública tras los atentados, dio por "desarticulada" la célula yihadista autora del ataque cuando la investigación aún seguía abierta y el autor material del atropello de las Ramblas estaba huido. "No vamos a desmentir ni a confirmar al Gobierno. Pero Mossos lidera esta investigación, en coordinación con la Policía Nacional y la Guardia Civil. Nosotros informaremos cuando consideremos que la célula ha sido desactivada”, replicó Albert Oliva, portavoz de la policía catalana, a preguntas de los periodistas.

De hecho, Trapero yP uigdemont hicieron el anuncio, transmitido en directo por todas las televisiones, de que la policía catalana había disparado y matado al último terrorista de la célula, Younes Abouyaaqoub, tal y como recuerda The Wall Street Journal en un artículo publicado en su edición de este martes. El periódico estadounidense mantiene la tesis de que la gestión de los atentados por parte del Govern y de los cuerpos de seguridad y emergencias "acabó eclipsando el papel del Estado" y de que estos hechos han dado la "oportunidad de demostrar" que Cataluña puede gobernarse "independientemente de Madrid". 

Es cierto que tras los atentados tanto el Gobierno central como la Generalitat de Cataluña evitaron valorar los efectos del doble ataque sobre el procés. No obstante, en una entrevista en RNE este miércoles, el consejero de Presidencia y portavoz del Govern, Jordi Turull, aseguró que Cataluña "está preparada y quiere gobernarse a sí misma", si bien dijo que era "miserable" vincular esta cuestión con los atentados. El viernes, P uigdemont ya había calificado de "miserable" mezclar ambas cuestiones. También reiteró que desde el Govern no se entra en "politiquería" y sí "en la profesionalidad, en compartir información y en colaborar".

Reconocimiento del Parlament  

La manera de proceder del Govern y de la policía catalana ha soliviantado a la Asociación Unificada de los Guardias Civiles (AUGC) y al Sindicato Unificado de Policía (SUP), las organizaciones mayoritarias en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que un comunicado hecho público este martes aseguraban que se había puesto en riesgo la seguridad pública por una cuestión política.

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Aunque elogiaron el trabajo de los Mossos, sí denunciaron el "aislamiento" sufrido durante la investigación con el objetivo de transmitir una imagen al exterior (...) de un estado catalán “autosuficiente”, instrumentalizando para ello sin ningún tipo de reparo la seguridad pública, asumiendo por ende los errores y consecuencias que de esta praxis pudieran derivarse". El portavoz del sindicato de la policía catalana respondió calificando de "extraño" e incluso "miserable" el comunicado del SUP y de la AUGC y manifestó que generar una "polémica artificial" que "no ha existido" es de una "gran irresponsabilidad". 

A este respecto, Turull dijo este martes en citada entrevista en RNE que desde el momento en el que se comprobó que uno de los heridos en la explosión de la vivienda de Alcanar (Tarragona) había alquilado una de las furgonetas relacionadas con el atentado de Barcelona, se compartió toda la información en una reunión en la que estaban presentes Mossos d'Esquadra, Guardia Civil y Policía Nacional.

También se refirió Turull a la condecoración que otorgará el Parlamento catalán a los Mossos, los servicios de emergencias, la Guardia Urbana de Barcelona y la Policía Local de Cambrils por su labor en los atentados del jueves y que no se hará extensible ni a Guardia Civil ni a Policía Nacional, tal y como han reclamado Ciudadanos, el PSC y el PP. Según el portavoz del Govern "parece que sabe mal" la actuación "tan brillante" de los Mossos y que hayan desarticulado la célula terrorista en cinco días. "Una medalla se da cuando alguien sobresale respecto a la actuación normal", sentenció.

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