Coronavirus

¿Provincias o áreas sanitarias? Los expertos defienden una actuación coordinada y flexibilidad en las respuestas

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, comparece este jueves ante la Comisión de Sanidad y Consumo.

El plan de desescalada trazado por el Gobierno de Pedro Sánchez está a punto, pero el debate en torno a su puesta en marcha sigue vivo. La decisión de señalar a las provincias –e islas, en su caso– como zona geográfica de referencia ha despertado el rechazo de diversos líderes autonómicos, quienes se inclinan por criterios alternativos como las áreas sanitarias para iniciar las fases hacia la "nueva normalidad".

El Ejecutivo ha garantizado flexibilidad al respecto: "Hemos dejado a las comunidades autónomas que nos presenten propuestas alternativas motivadas", dijo epresidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En caso de que la opción sugerida por un territorio concreto esté lo suficientemente argumentada, existe la posibilidad de "controlar la evolución de la epidemia en unidades territoriales más desagregadas". Así lo aseguró Sánchez este martes y así lo confirmó Salvador Illa, al frente del Ministerio de Sanidad, la mañana del jueves: "El Gobierno es flexible a cualquier otra propuesta que en los diferentes territorios se considere más factible". En rueda de prensa, el ministro recordó que la provincia o isla "tiene entidad económica por sí misma, permite conocer los datos epidemiológicos y los distintos indicadores", además de "aislar la movilidad en su interior". No obstante, el plan prevé la provincia como unidad de referencia "sin perjuicio de que se puedan evaluar otras opciones".

También el mismo jueves, José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, recalcó la flexibilidad en el plan de desescalada, aunque advirtió del riesgo que suponen las áreas más pequeñas: "En la medida que reduzcas el tamaño de área, reduces la movilidad y la actividad económica también".

En Galicia, Alberto Núñez Feijóo se apresuró a tachar la división por provincias como un criterio anclado en el siglo XIX. Una división basada en la figura provincial fue calificada de "error flagrante" por el Govern de Cataluña, que también se ha volcado en las áreas sanitarias como elemento clave para la desescalada. Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana, ha subrayado igualmente que la división por provincias no es "la más acorde a lo que representa la comunidad" porque "la vida no discurre dentro de una provincia", sino que se rige por "unidades económicas y sanitarias". Un paso más allá ha ido el lehendakari Iñigo Urkullu, quien ha criticado el "retroceso centralizador y la anomalía incomprensible" que supone el modelo provincial.

Áreas de salud

Las áreas de salud, según la Ley General de Sanidad, son las "estructuras fundamentales del sistema sanitario, responsabilizadas de la gestión unitaria de los centros y establecimientos del servicio de salud de la comunidad autónoma en su demarcación territorial y de las prestaciones sanitarias y programas sanitarios a desarrollar por ellos". La misma norma establece que las áreas de salud estarán delimitadas teniendo en cuenta "factores geográficos, socioeconómicos, demográficos, laborales, epidemiológicos, culturales, climatológicos y de dotación de vías y medios de comunicación, así como las instalaciones sanitarias del área". Asimismo, cada área "extenderá su acción a una población no inferior a 200.000 habitantes ni superior a 250.000", con excepciones, e igualmente cada provincia contará con un área como mínimo.

De esta manera, el número de áreas sanitarias pueden no equivaler al número de provincias. En la Comunitat Valenciana, por ejemplo, estas zonas suman un total de veinticuatro, mientras que en Castilla y León se instalan en once. En Murcia y Asturias, pese a ser uniprovinciales, las áreas sanitarias son nueve y ocho, respectivamente. También ocho son en Extremadura. En Cataluña y Galicia, por su parte, se contabilizan siete. Madrid unificó, hace una década y de la mano de Esperanza Aguirre, sus once áreas sanitarias en una única, decisión que despertó el malestar de vecinos y organizaciones sociales. La supresión de áreas sanitarias levantó también controversia en suelo gallego hace dos años, cuando plataformas por la sanidad pública se echaron a la calle contra el cierre de cuatro demarcaciones.

Estas particularidades son las que abren interrogantes respecto a la manera de organizar la desescalada. Ocurre, por ejemplo, que un determinado territorio puede pertenecer al área sanitaria de la provincia limítrofe. Es decir, puede ocurrir que los habitantes de una zona concreta, para acudir a su hospital de referencia, deban salir de su provincia.

Flexibilidad y acción local

¿Cuál es el criterio ideal para una desescalada efectiva? Las respuestas no son concluyentes y el análisis difiere en función de las circunstancias y particularidades de cada territorio. Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández (Alicante), recalca a infoLibre que el plan previsto por las autoridades "no obliga a hacerlo por áreas", sino que proporciona alternativas "en función de que cada territorio tenga características que hagan beneficioso hacerlo" de una u otra manera. En ese sentido, Hernández, cree importante una "motivación adecuada" de la decisión.

Para Hernández, es fundamental que las decisiones de las comunidades cuenten con una base argumental sólida, que esencialmente trate de "garantizar la vida y también los medios de vida: si avanzamos mucho en una parte, sin garantizar la otra, podemos ir marcha atrás". En cuanto a cada caso particular, el catedrático explica que las dinámicas son diferentes. "Donde se respetan las áreas y los datos se recogen a ese nivel, como en la Comunitat Valenciana, será más fácil". Otras comunidades, en cambio, "lo tienen muy difícil", como por ejemplo Madrid, cita, que unificó sus zonas sanitarias.

Uno de los beneficios de organizar la desescalada por áreas sanitarias, estima, tiene que ver con la autonomía de la zona. "Se puede dar, aunque sería muy anecdótico, que una provincia se anclara en una fase porque hay áreas que no están preparadas y perjudican al conjunto", sugiere el catedrático. Desarrollar la desescalada por áreas, en un caso así, permitiría a unas avanzar a un ritmo acorde con su realidad sin estar supeditadas a otras.

En todo caso, el experto estima que la opción más adecuada es precisamente aquella que atiende a la flexibilidad. Esta forma de actuar "obliga a estudiar los beneficios, fundamentar esos beneficios, analizar cómo hay que hacerlo y decidir sin perjudicar al conjunto".

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Salvador Macip, investigador y profesor de Ciencias de la Salud en la Univerdidat Oberta de Catalunya (UOC), defiende dos estrategias: una planificación centralizada pero adaptada a las particularidades de cada territorio. "La coordinación tiene que estar centralizada y ser lo más global posible", explica en conversación con este diario. No obstante, matiza, "cuanto más local es la acción, mejor, porque cada territorio conoce mejor su realidad", de manera que podrá con mayor facilidad "solucionar sus problemas y adaptar las normas". Alemania, recuerda, "lo ha hecho así y parece que le ha ido bien".

En ese sentido, el investigador subraya que "dentro de una misma provincia hay realidades demográficas y sociales diferentes". Macip habla de las áreas de salud como "zonas más pequeñas definidas dentro de las provincias, más basadas en realidades que en una división artificial". Espacios que "ya están definidos en términos de salud", por tanto áreas "preparadas para atender a su gente".

Macip menciona también la palabra flexibilidad: "La respuesta tiene que ser flexible y rápida". La realidad es cambiante, detalla, por lo que las medidas habrán de adaptarse a las nuevas circunstancias. "Tiene que haber flexibilidad para poder aplicar normas en función de lo que esté pasando en cada momento" y, en ese sentido, "definir los territorios en función de la realidad sanitaria para poder identificar muy rápido los posibles rebrotes y cortarlos de raíz". La decisión que se tome, recalca, debe ir en cualquier caso acompañada de "información adecuada y completa para que la gente pueda responder". 

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